Desazón, cansancio. Quizás desilusión. Son meramente algunas de las emociones que despiertan en mí la Electronic Entertainment Expo de esta edición 2012. La feria internacional del videojuego por excelencia, que es el E3, ha pasado con poca pena, pero desde luego con escasa gloria, en esta ocasión.
Todas las casas parecían querer centrarse en un objetivo en común: la funcionalidad social de sus aparatos. Admitir que los tiempos que corren son ajenos a este movimiento global, sería mentir con negligencia. Además de la mala.
No tenemos más que introducirnos en la red de redes para contemplar tal corriente: Facebook, Twitter, o las aplicaciones móviles como WhatsApp. No obstante, hablamos de una feria de videojuegos, no perdamos el norte. Incluir todo tipo de artilugios a las consolas debería ser digno de alabanza, pero no el principal motor de una feria.
Microsoft derrochó gran parte de su tiempo en explicar y/o comentar lo que supondría Xbox Smartglass, programa que nos permitirá conectar la consola a múltiples utensilios a través de Internet.
Por otra parte, mostró el nuevo reconocimiento de voz de su Eye Toy, perdón, Kinect, para seleccionar archivos de la consola. Dejando lo social, pero sin abandonar al jugador casual, presentaron Kinect Training y Dance Central 3, juegos que tendrán su éxito y calidad, no se cuestiona, pero que ni atraen al público o target que acude a esta conferencia, ni supone algo innovador.
En esta conferencia a la americana hubo, pese a todo, lugar para grandilocuentes lanzamientos. Una gratificante demostración directa de Halo 4 que promete ambientaciones selváticas de profundo follaje, junto a un breve pero intenso tráiler sobre el nuevo Gears of War: Judgment fueron los encargados de abrir el evento dirigido a Xbox 360.
No olvidar la inserción de un Resident Evil 6 con una acción tan directa como baja la inteligencia artificial de los zombies, acompañado por el siempre soez South Park: The Game. No faltó a la cita, igualmente, la malherida Lara Croft con el relanzamiento de la saga Tomb Raider, que mostró una interactividad con el entorno apabullante.
Sony. La atrasada al inicio de esta generación parece comenzar a hacer su agosto ahora. Claro que hay agostos más cálidos, y otros más gélidos. En el segundo estado dejó a más de uno tras su intervención, la menos espectacular y más aburrida de las tres grandes.
Su inicio fue más alentador que el de su competente directo, la blanca de Microsoft. Un vídeo a modo de resumen de algunas de las franquicias actuales y pasadas de mayor renombre. Jack Tretton, presidente de Sony América, abre el coloquio de forma inusualmente fantoche, pavoneándose del numeroso aforo presente y de todas las personas que le gustarían estar allí. Señor Tretton, por favor, céntrese en lo que importa.
Así prosigue el director de la desarrolladora Quantic Dreams con el místico tráiler del futurible Beyond. Two souls. Gráficos de alto nivel y una historia apasionante parecen darse la mano aquí. La charla explicativa continúa con una partida del ya citado en un artículo previo a este Playstation All-Stars Battle Royale, en el que ni muestran nuevos escenarios, ni nuevos personajes, ni nada que realmente no se haya visto ya.
Al final, a modo de recompensa y por haber sido buenos chicos, nos regalan la confirmación de Nathan Drake y Big Daddy, de las sagas Uncharted y Bioshock, respectivamente. Gracias.
Lo próximo roza el tedio, lo increíblemente anecdótico, hablándonos de títulos descargables pasados y futuros, una microconferencia de diez minutos para un juego de magia ambientado en el universo Harry Potter a través de aquel fraude titulado Move y apenas dos juegos para PS Vita.
Una ironía tildarla así: una portátil que llegó al mercado no hace ni un año y de la cual solo se ofrecen dos míseros juegos. Sin otorgar ninguna sorpresa ni paro cardíaco, PS3 impulsó el listón con grandes nombres como Assasin´s Creed III o The Last of us. Hubo más cosas como PS Mobile o el nuevo God of War pero, ¿acaso es eso relevante?
Nintendo comenzó su aportación mucho más anímicamente que sus antecesoras. Razón por la cual el testarazo fue aún mayor. Hay que otorgarle cierto cuartelillo: al igual que Sony, la compañía encabezada por Shigeru Miyamoto –sea o no el director, poco parece importarle eso a su cara bonita- debía dividir fuerzas entre dos consolas: la nueva Wii U y Nintendo 3DS. Y al igual que en la familia Playstation, la portátil salió perdiendo con una distancia abismal.
Apenas siete fue la cuantía de software que se presentó, del cual únicamente suponía una novedad la próxima entrega de Scribblenauts: Unlimited y el regreso del Castlevania español. Dejando a un lado a Wii, que anda muerta en vida hace en torno a dos años, de Wii U se mostró claramente su funcionamiento, suceso que entraba dentro de la lógica y lo razonable.
Contará pues con un más que útil mando formato tablet que incluye una pantalla. De este modo, el juego se puede trasladar al mando sin necesidad de hacer uso de una pantalla. Algo así como una consola de sobremesa “portátil”. Abundante y sobresaliente apoyo de diversas desarrolladoras traen a su catálogo pequeñas joyas como Batman Arkham Asylum o Rayman Legend.
La vertiente social, como ya se anunciaba al inicio, no podía faltar. La función la desarrolló Nintendo Land, repleto de minijuegos de las diversas franquicias continuando la estela de obras como Wii Party. La guinda del pastel: tres Marios, una suma excesiva en detrimento de otras IP´s como Metroid o Kirby, ausentes por completo.
La sensación que embarga este E3 es la de aquel cumpleaños donde te ponen aperitivos de manera copiosa, se acaban, y esperas el plato fuerte junto a la tarta. Pero jamás llegan.
Las grandes casas apenas han ofrecido productos que se conocían, o si eran nuevos, eran plenamente previsibles. Algún atisbo de novedad ha habido. Por citar uno de cada compañía tendríamos Zombie U de Nintendo, Book of Spells de Sony o Lococycle de Microsoft. Pero esto no es suficiente como para decir que la convención ha sido un éxito.
No han sabido ofrecer un menú variado, se han entretenido en ofrecer pequeñas tajadas, pequeños gajos de diversos platos, pero no han cocinado nada realmente relevante ni laborioso. Nada que nos deje boquiabiertos en el asiento. Nada que nos haga palpitar de verás.
Todo es más de lo mismo, aunque sea mejor. ¿Se estarán tomando en serio esta expo, o será otro protocolo más que superar? Porque los jugadores se merecen un mejor trato. De eso no cabe duda. ¿Quién lo ha hecho mejor? ¿Quién ha ganado este año? Hagan sus apuestas, por aquí la opinión está bien clara: los tres. Los tres han perdido.
Todas las casas parecían querer centrarse en un objetivo en común: la funcionalidad social de sus aparatos. Admitir que los tiempos que corren son ajenos a este movimiento global, sería mentir con negligencia. Además de la mala.
No tenemos más que introducirnos en la red de redes para contemplar tal corriente: Facebook, Twitter, o las aplicaciones móviles como WhatsApp. No obstante, hablamos de una feria de videojuegos, no perdamos el norte. Incluir todo tipo de artilugios a las consolas debería ser digno de alabanza, pero no el principal motor de una feria.
Microsoft derrochó gran parte de su tiempo en explicar y/o comentar lo que supondría Xbox Smartglass, programa que nos permitirá conectar la consola a múltiples utensilios a través de Internet.
Por otra parte, mostró el nuevo reconocimiento de voz de su Eye Toy, perdón, Kinect, para seleccionar archivos de la consola. Dejando lo social, pero sin abandonar al jugador casual, presentaron Kinect Training y Dance Central 3, juegos que tendrán su éxito y calidad, no se cuestiona, pero que ni atraen al público o target que acude a esta conferencia, ni supone algo innovador.
En esta conferencia a la americana hubo, pese a todo, lugar para grandilocuentes lanzamientos. Una gratificante demostración directa de Halo 4 que promete ambientaciones selváticas de profundo follaje, junto a un breve pero intenso tráiler sobre el nuevo Gears of War: Judgment fueron los encargados de abrir el evento dirigido a Xbox 360.
No olvidar la inserción de un Resident Evil 6 con una acción tan directa como baja la inteligencia artificial de los zombies, acompañado por el siempre soez South Park: The Game. No faltó a la cita, igualmente, la malherida Lara Croft con el relanzamiento de la saga Tomb Raider, que mostró una interactividad con el entorno apabullante.
Sony. La atrasada al inicio de esta generación parece comenzar a hacer su agosto ahora. Claro que hay agostos más cálidos, y otros más gélidos. En el segundo estado dejó a más de uno tras su intervención, la menos espectacular y más aburrida de las tres grandes.
Su inicio fue más alentador que el de su competente directo, la blanca de Microsoft. Un vídeo a modo de resumen de algunas de las franquicias actuales y pasadas de mayor renombre. Jack Tretton, presidente de Sony América, abre el coloquio de forma inusualmente fantoche, pavoneándose del numeroso aforo presente y de todas las personas que le gustarían estar allí. Señor Tretton, por favor, céntrese en lo que importa.
Así prosigue el director de la desarrolladora Quantic Dreams con el místico tráiler del futurible Beyond. Two souls. Gráficos de alto nivel y una historia apasionante parecen darse la mano aquí. La charla explicativa continúa con una partida del ya citado en un artículo previo a este Playstation All-Stars Battle Royale, en el que ni muestran nuevos escenarios, ni nuevos personajes, ni nada que realmente no se haya visto ya.
Al final, a modo de recompensa y por haber sido buenos chicos, nos regalan la confirmación de Nathan Drake y Big Daddy, de las sagas Uncharted y Bioshock, respectivamente. Gracias.
Lo próximo roza el tedio, lo increíblemente anecdótico, hablándonos de títulos descargables pasados y futuros, una microconferencia de diez minutos para un juego de magia ambientado en el universo Harry Potter a través de aquel fraude titulado Move y apenas dos juegos para PS Vita.
Una ironía tildarla así: una portátil que llegó al mercado no hace ni un año y de la cual solo se ofrecen dos míseros juegos. Sin otorgar ninguna sorpresa ni paro cardíaco, PS3 impulsó el listón con grandes nombres como Assasin´s Creed III o The Last of us. Hubo más cosas como PS Mobile o el nuevo God of War pero, ¿acaso es eso relevante?
Nintendo comenzó su aportación mucho más anímicamente que sus antecesoras. Razón por la cual el testarazo fue aún mayor. Hay que otorgarle cierto cuartelillo: al igual que Sony, la compañía encabezada por Shigeru Miyamoto –sea o no el director, poco parece importarle eso a su cara bonita- debía dividir fuerzas entre dos consolas: la nueva Wii U y Nintendo 3DS. Y al igual que en la familia Playstation, la portátil salió perdiendo con una distancia abismal.
Apenas siete fue la cuantía de software que se presentó, del cual únicamente suponía una novedad la próxima entrega de Scribblenauts: Unlimited y el regreso del Castlevania español. Dejando a un lado a Wii, que anda muerta en vida hace en torno a dos años, de Wii U se mostró claramente su funcionamiento, suceso que entraba dentro de la lógica y lo razonable.
Contará pues con un más que útil mando formato tablet que incluye una pantalla. De este modo, el juego se puede trasladar al mando sin necesidad de hacer uso de una pantalla. Algo así como una consola de sobremesa “portátil”. Abundante y sobresaliente apoyo de diversas desarrolladoras traen a su catálogo pequeñas joyas como Batman Arkham Asylum o Rayman Legend.
La vertiente social, como ya se anunciaba al inicio, no podía faltar. La función la desarrolló Nintendo Land, repleto de minijuegos de las diversas franquicias continuando la estela de obras como Wii Party. La guinda del pastel: tres Marios, una suma excesiva en detrimento de otras IP´s como Metroid o Kirby, ausentes por completo.
La sensación que embarga este E3 es la de aquel cumpleaños donde te ponen aperitivos de manera copiosa, se acaban, y esperas el plato fuerte junto a la tarta. Pero jamás llegan.
Las grandes casas apenas han ofrecido productos que se conocían, o si eran nuevos, eran plenamente previsibles. Algún atisbo de novedad ha habido. Por citar uno de cada compañía tendríamos Zombie U de Nintendo, Book of Spells de Sony o Lococycle de Microsoft. Pero esto no es suficiente como para decir que la convención ha sido un éxito.
No han sabido ofrecer un menú variado, se han entretenido en ofrecer pequeñas tajadas, pequeños gajos de diversos platos, pero no han cocinado nada realmente relevante ni laborioso. Nada que nos deje boquiabiertos en el asiento. Nada que nos haga palpitar de verás.
Todo es más de lo mismo, aunque sea mejor. ¿Se estarán tomando en serio esta expo, o será otro protocolo más que superar? Porque los jugadores se merecen un mejor trato. De eso no cabe duda. ¿Quién lo ha hecho mejor? ¿Quién ha ganado este año? Hagan sus apuestas, por aquí la opinión está bien clara: los tres. Los tres han perdido.
SALVADOR BELIZÓN / REDACCIÓN