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Eufemismos

España es un país de pelotas y sabemos tocarlas bien. Pelotas de tenis, pelotas de fútbol, de baloncesto o de voleibol. Y, para los más exclusivistas, pelotas de golf. ¿Me dejo algún tipo de pelotas? Sí, las bolas de jugar al guas, pero esas ni botan, ni votan. También tenemos “pelotas” y por eso proclamamos a los cuatro vientos, alto para que nos oigan: esto lo hago con “dos pelotas”; esto otro “por mis pelotas”; o lanzamos ese iracundo grito de “estoy hasta las pelotas”. En este último caso no sé si hay referencia de medida. Estamos ante un eufemismo de huevos.

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Otra variable de este artilugio esférico consiste en “hacer la pelota”, expresión que está muy extendida entre nosotros y a todos los niveles. Se le hace la pelota a la persona que supuestamente está por encima de nosotros y de la que queremos conseguir un favor, un trato especial; en una palabra, queremos "congraciarnos" con ella para salir favorecidos.

Se le hace la pelota al profesor; se pelotea al jefe para estar bien con él; hasta se pelotea al esposo o la esposa, compañero o compañera con un halago peloteril cuando queremos conseguir algo del otro o camuflar algún resbalón que no interesa que conozca. En estas circunstancias estaríamos hablando de "adulación".

En la naturaleza también abunda el peloteo. Animales que expurgan a otro manifestando una situación de sumisión y, a la par, se entretienen, caso de los simios; otros animales se benefician, caso de los pájaros que desparasitan zonas a las que el animal grandote no puede acceder.

El escarabajo pelotero, que arrastra su bola de excrementos camino de su guarida, es otro prototipo de peloteo. En la bola de excrementos la hembra depositará un huevo y de esa boñiga se alimentará la larva que nazca. Digamos que dicho coleóptero “tiene una vida de mierda”, que le da trabajo, sustento y le sirve de cuna. El volumen que arrastra es hasta de 200 veces su propio peso.

Volviendo al tema deportivo hay que decir que sobresalimos ante el resto de países por la valía de nuestros deportistas eminentemente peloteros: La Roja y Nadal son los dos ejemplos más significativos. En este caso, la palabra "pelotero" carece de sentido negativo.

Esta semana, el peloteo ha estado de plena actualidad con la semifinal española de Roland Garros. Nadal se enfrentaba a Djokovic en la final. ¿Ganará Nadal? Al cierre de este artículo, la lluvia mandaba y me he quedado con las ganas de saber qué pasará.

La tarde de ayer se presentó entretenida, deportivamente hablando. Nadal en París; debut en la Eurocopa –La Roja empató ante Italia- y Alonso terminaba quinto en el Gran Premio de Canadá de Fórmula 1.

Por aquello de hacer patria, aunque este deporte no esté de moda –el hacer patria, digo- y hasta sea denostado por determinados sectores –lo que favorece descaradamente la fobia contra España, por parte de los independentistas-, deportivamente estamos de plena actualidad. Todo no iba a ser sombrío.

Supongo que esta peloteril situación nos alegrará un poco a todos y nos endulzará la tarde frente a los susurros de "intervención sí, intervención no". Hablo de susurros porque “no ha habido pelotas” para darnos una información sencilla, escueta y suficiente de dicha intervención, ni por parte del Gobierno ni de la oposición.

Medias palabras y veladas insinuaciones, datos confusos y difusos nos han acompañado en estos últimos días. En el Telediario de ayer al mediodía hablaron de "ayuda" o "rescate blando", que parece ser la nueva modalidad propiciada por el Eurogrupo. ¿Ayuda?

Dicho sea de paso, no sé si es buena la opción de la intervención o si es mejor o más mala la de la no intervención. La verdad es que la rumorología –unos periódicos son más rumorosos que otros- está calentando motores y ánimos. Y no acabo de enterarme del fondo de la cuestión con tanto murmullo de por medio. No paso a hablar del tema porque mi ignorancia es manifiesta en este asunto.

¿Hay serios intereses por parte de determinados medios de prensa de mantenernos con los nervios a flor de piel? Si no los hay, tengo para mí que están consiguiendo que el sufrido ciudadano esté siempre al borde del infarto. Desde luego, tanto rumor negativo sí que está dejando una huella amarga en el cuerpo.

El otro espacio de pelotas es el ámbito de la Selección Nacional de Futbol. La Roja está en Polonia para conseguir la Eurocopa. Es la favorita, según dice la información y, por aquello de que levanta pasiones, tiene al personal con el corazón en un puño. Se habla de unos 10.000 seguidores desplazados a Polonia.

No he sido seguidor de ningún equipo de futbol ni, tan siquiera, de la Selección Nacional. Tengo que confesar que no me emboba el deporte en general y este en particular, menos. Pero, por una vez y sin que sirva de precedente, admito que este tipo de competiciones y dadas las circunstancias socio-económicas, puede inyectar una bocanada de aire fresco en nuestro enrarecido ambiente. Y si ganara España, pues a celebrarlo y a alegrarnos todos por una merecida victoria.

Panem et circenses. Mantener al personal alejado de la política a base de darle pan y juegos del circo no es nuevo ni tampoco tiene la exclusiva nuestro país. En la España del siglo XX, sobre todo con Franco, era traducido por “pan y toros” y en la posterior y democrática por “pan y futbol”.

Sea como sea la frase, que ha hecho historia desde que la escribiera Juvenal en su Sátira X, sigue teniendo plena actualidad. El refranero español, que no se queda a la zaga, dice que “las penas con pan son menos”. Pero, hoy por hoy, lo que está en tela de juicio es el pan mismo, dadas las estrechas circunstancias económicas.

¿Cuánto cuesta participar en este campeonato? La pregunta no tiene intención de actuar de gafe ni de fiscal. En televisión han dado una cifra que me ha parecido cuanto más, abultada. Supongo que el grueso de los gastos corre a cargo de las empresas patrocinadoras. Estos datos alguien debería haberse encargado de desmenuzarlos a la opinión pública.

De todas maneras, creo que con la que está cayendo, los gastos de la Selección de Fútbol son pecata minuta comparados con los chanchullos, derroches, abusos que de dineros públicos han hecho voraces políticos, avarientos banqueros y demás ralea diseminada por el sufrido ruedo ibérico. Y lo que es peor, seguirán erre que erre, cual testarudos escarabajos peloteros, si no lo remediamos.

PEPE CANTILLO
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