Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un análisis remitido a esta Redacción por el escritor navarro Fernando José Vaquero Oroquieta, autor del libro La ruta del odio y coautor de La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico a nuestra dirección montilladigital@gmail.com exponiendo su queja, comentario o sugerencia. Si lo desea, puede acompañarla también de alguna fotografía.
¿A quién beneficia la “Vía Nanclares 2”? Es necesario hacerse esa pregunta, dada la maraña informativa, los ánimos desatados y las explicaciones pueriles, que abruman a cualquier ciudadano interesado en el futuro de este desmoralizado país, desde que saltara la cuestión a los medios de comunicación.
La que se viene denominando “Vía Nanclares 2”, o Plan Integral de Reinserción de presos terroristas asumido por el Gobierno del Partido Popular, empezó mal. Primero se difundió por medio de una filtración periodística procedente de “medios penitenciarios”.
El titular de Interior, ante tan “inocente” iniciativa, no tuvo más remedio que tratar de explicarla en una rueda de prensa, lo que hizo de manera un tanto caótica e improvisada, generando no poca confusión en general… y mucha indignación especialmente entre las asociaciones más combativas de víctimas del terrorismo.
Con todo, el Gobierno ha insistido en que este rimbombante plan no implica nada nuevo respecto a la “Vía Nanclares” desarrollada por los socialistas, su “madre” antecedente. Entonces, ¿por qué un nuevo plan?
Pero si analizamos la cuestión detenidamente, deducimos que sí hay novedades. La principal: que los posibles interesados –cuyo ámbito de aplicación se amplía, además de a los procedentes de ETA, al GRAPO y a los presos islamistas- podrán acogerse inicialmente a la misma sin pedir perdón.
En segundo lugar, se visibilizan –normalizándose en el sentido administrativo del término- unas actuaciones que ya se venían produciendo, si bien con un resultado muy escaso y en retroceso. Entonces, ¿para qué impulsar una vía aparentemente muerta?
Para tratar de entenderlo, pongamos nuestra atención en una “casualidad”: el equipo autor del plan sería el mismo que venía desarrollando la “Vía Nanclares 1” bajo directrices socialistas. ¿Casualidad o causalidad? Por ello tememos que, tal vez, la “filtración” inicial no haya sido tan casual en tiempo y manera: de nuevo, un campo de minas sembrado en una administración socialista “convenientemente” accionado. Casualidades de la vida, faltaría más.
Y no sería la primera vez en que un “quiste” socialista genera no pocos dolores de cabeza a los siempre timoratos y un poquito ingenuos políticos populares. Y en ese mismo Ministerio...
Lo que es incuestionable es que si alguien ha salido beneficiado con la polémica es el PSOE y, en particular, el lehendakari Patxi López, muy mal situado en las quinielas que se vienen manejando cara a las próximas elecciones autonómicas vascas.
Recordemos que, suceda lo que suceda, se adelanten o no, se producirán "resultados históricos"; esos que tanto teme Jaime Mayor Oreja y que viene exponiendo en sus prédicas en el desierto en el que se encuentra.
El primero y seguro: un éxito sin paliativos de la izquierda abertzale y sus coaligados, convenientemente fagocitados y controlados. Acaso, otros dos: el sorpasso de esa izquierda abertzale sobre el anquilosado y envejecido PNV y, el que puede ser más dramático y trascendental, el lehendakari abertzale que nos viene anticipando, junto otras pocas voces, Rosa Díez.
Con este “nuevo” plan, y como muñidor en la sombra, el lehendakari Patxi López podrá sumarse algún mérito más en tan difícil carrera, presentando su papel como impulsor del “proceso de paz” que en su día inició el PSOE con ETA y del que el diario El País (generalmente, auténtico Boletín Oficial del Estado) nos viene informando a la opinión pública con oportunas y muy calculadas dosis.
En cualquier caso, si alguien no se beneficia con este plan es el Partido Popular. A nivel vasco, pierde credibilidad y combatividad; ninguneado y desconcertado. A nivel nacional, se extiende la impresión de que está “traicionando” a las víctimas del terrorismo y a sus electores más motivados al respecto.
Fatalmente así, se consolida poco a poco ese rumor, esa sospecha de que el “proceso de paz” perfilado por la anterior Administración socialista fue asumido, aunque ahora ejecutado con poco entusiasmo, por Mariano Rajoy y su Partido Popular, pues se trataría de una “política de Estado”.
Mientras que en los párrafos anteriores nos movíamos, en parte, en el terreno de las hipótesis, procede una afirmación objetiva, basada en hechos constatables y públicos: la más beneficiada es, ¡la propia ETA! Y no es algo gratuito, pues, con todo, es ETA y sus organizaciones satélites las que se han manifestado, a pesar de sus matices y remilgos, con el análisis más matizado y expectante. Veámoslo.
El autodenominado "Colectivo de Presas y Presos políticos Vascos" –en euskera, Euskal Preso Politikoen Kolektiboa (EPPK)– por medio de un comunicado publicado en el diario extremista Gara, ha analizado el plan concluyendo que, desde su perspectiva, le supone un avance.
Así, EPPK destaca como significativos esos avances, que a continuación concretamos, considerando que responden "a la demanda de movimientos trasladada a La Moncloa desde Euskal Herria, el ámbito internacional e incluso España".
¿Qué avances?, ¿qué reconocimientos? EPPK considera que el plan "nos reconoce como objetivo del sistema penitenciario y como sujeto de derechos globales". EPPK entiende que supone una admisión implícita de su esencia política, pues "acepta que se nos impone un tratamiento diferenciado (y colectivo), tanto al imponer condiciones y niveles de exigencia más altos para recibir derechos y beneficios penitenciarios como a través de la discrecionalidad de la clasificación penitenciaria y de la propia dispersión".
Por último, a su juicio, el Gobierno aceptaría "el fracaso político de la llamada 'vía Langraiz' de arrepentimiento-delación. Y es algo significativo en sí mismo, ya que hasta ahora esto había sido negado de modo irresponsable".
En definitiva, todo un triunfo en el terreno del lenguaje: se trataría, pues, de un conflicto estrictamente político; una reivindicación histórica del MLNV. Y concluye afirmando que el EPPK estaría dispuesto a dar pasos si se abandonan "todas las presiones y chantajes". Buenos chicos, en el fondo.
De esta manera, dado que la polémica se suma a la desatada por los manejos de la autodenominada Comisión Verificadora Internacional (¿no se les puede, llanamente, expulsar de España y punto?, ¿o es que no hay interés en ello?), la consecuencia de todo ello es que mientras que el Gobierno popular ha dado nuevas muestras de torpeza, o mala intención, al despreciar olímpicamente a sus electores y a demás ciudadanos al tratarlos como menores de edad políticamente hablando, ETA es la gran ganadora.
Así, ha alcanzado un tratamiento de “sujeto político”, en las personas de sus presos, acorralando de paso, dialéctica y mediáticamente al Gobierno español, desvelando sus contradicciones con este nuevo triunfo en materia de lenguaje y propaganda. Y con “tutela” internacional, nada menos. Y siempre, en la estela del proceso de paz norirlandés.
Por otra parte, este plan ha sido recibido con mucho escepticismo por lo que respecta a sus posibles resultados prácticos. Si en su día con la “Vía Nanclares” se intentó romper la organización y disciplina internas de ETA, fracasando, con este programa –en buena medida, más de lo mismo- difícilmente se conseguirá.
El áspero, pero tremendamente veraz y objetivo, Florencio Domínguez, aseguraba en La Vanguardia, el pasado 2 de mayo que "cada elogio a Otegi en un titular era un paso atrás de los etarras presos que estaban en el camino del desmarque de ETA. El principal obstáculo para una reinserción es el miedo a tener que romper con ETA y recorrer el camino en solitario, significándose ante sus ex compañeros y entorno social. Al crear expectativas de éxito para la izquierda abertzale aumentaron las esperanzas de los presos de salir en grupo y sin hacer renuncias. Así matamos entre todos la vía Nanclares".
En definitiva, "al crear expectativas de éxito político de la izquierda abertzale se mató la vía de la reinserción". Y, ya hemos visto, esa expresión política de ETA tiene muchas, muchísimas expectativas políticas.
Y no es el único que así opina. Nos remitimos a las interesantes reflexiones al respecto realizadas por Mikel Buesa en sus artículos Los presos de ETA y El “juego del gallina”, publicados en Libertad Digital.
De esta manera, una nueva versión de la “Vía Nanclares”, aunque maquillada y visibilizada, no rompe unas expectativas que exigen respuestas globales; por lo que está garantizado su fracaso.
Conclusiones: una “mina” mediática accionada por interesados en el avance del “proceso de paz” ha pillado al Gobierno a contrapelo. Los “presos” no se mueven. El PSE-PSOE y ETA, en sus respectivos ámbitos, se benefician con la noticia. Una indignante Comisión Verificadora Internacional continúa con sus manejos y andanzas. Y la opinión pública no entiende casi nada; salvo que los etarras ya serían “presos políticos” y que existe un “proceso de paz”. Rectificamos: percibe la problemática desde otros parámetros dialécticos. Están ganando.
En este contexto, mejor haría el Gobierno del Partido Popular en escuchar las voces que, como las anteriores, vienen denunciando la perversidad del proceso de referencia (el norirlandés), caso de Rogelio Alonso en el ámbito universitario, o de políticos expertos sobre el terreno, como Jaime Mayor Oreja.
De no rectificar tan torpes pasos –lo que únicamente puede hacerse manteniendo contra viento y marea una nítida posición de inteligencia y firmeza- confirmará estos desaguisados como males menores de un proceso perverso y oculto al que se habrían entregado.
¿A quién beneficia la “Vía Nanclares 2”? Es necesario hacerse esa pregunta, dada la maraña informativa, los ánimos desatados y las explicaciones pueriles, que abruman a cualquier ciudadano interesado en el futuro de este desmoralizado país, desde que saltara la cuestión a los medios de comunicación.
La que se viene denominando “Vía Nanclares 2”, o Plan Integral de Reinserción de presos terroristas asumido por el Gobierno del Partido Popular, empezó mal. Primero se difundió por medio de una filtración periodística procedente de “medios penitenciarios”.
El titular de Interior, ante tan “inocente” iniciativa, no tuvo más remedio que tratar de explicarla en una rueda de prensa, lo que hizo de manera un tanto caótica e improvisada, generando no poca confusión en general… y mucha indignación especialmente entre las asociaciones más combativas de víctimas del terrorismo.
Con todo, el Gobierno ha insistido en que este rimbombante plan no implica nada nuevo respecto a la “Vía Nanclares” desarrollada por los socialistas, su “madre” antecedente. Entonces, ¿por qué un nuevo plan?
Pero si analizamos la cuestión detenidamente, deducimos que sí hay novedades. La principal: que los posibles interesados –cuyo ámbito de aplicación se amplía, además de a los procedentes de ETA, al GRAPO y a los presos islamistas- podrán acogerse inicialmente a la misma sin pedir perdón.
En segundo lugar, se visibilizan –normalizándose en el sentido administrativo del término- unas actuaciones que ya se venían produciendo, si bien con un resultado muy escaso y en retroceso. Entonces, ¿para qué impulsar una vía aparentemente muerta?
Para tratar de entenderlo, pongamos nuestra atención en una “casualidad”: el equipo autor del plan sería el mismo que venía desarrollando la “Vía Nanclares 1” bajo directrices socialistas. ¿Casualidad o causalidad? Por ello tememos que, tal vez, la “filtración” inicial no haya sido tan casual en tiempo y manera: de nuevo, un campo de minas sembrado en una administración socialista “convenientemente” accionado. Casualidades de la vida, faltaría más.
Y no sería la primera vez en que un “quiste” socialista genera no pocos dolores de cabeza a los siempre timoratos y un poquito ingenuos políticos populares. Y en ese mismo Ministerio...
Lo que es incuestionable es que si alguien ha salido beneficiado con la polémica es el PSOE y, en particular, el lehendakari Patxi López, muy mal situado en las quinielas que se vienen manejando cara a las próximas elecciones autonómicas vascas.
Recordemos que, suceda lo que suceda, se adelanten o no, se producirán "resultados históricos"; esos que tanto teme Jaime Mayor Oreja y que viene exponiendo en sus prédicas en el desierto en el que se encuentra.
El primero y seguro: un éxito sin paliativos de la izquierda abertzale y sus coaligados, convenientemente fagocitados y controlados. Acaso, otros dos: el sorpasso de esa izquierda abertzale sobre el anquilosado y envejecido PNV y, el que puede ser más dramático y trascendental, el lehendakari abertzale que nos viene anticipando, junto otras pocas voces, Rosa Díez.
Con este “nuevo” plan, y como muñidor en la sombra, el lehendakari Patxi López podrá sumarse algún mérito más en tan difícil carrera, presentando su papel como impulsor del “proceso de paz” que en su día inició el PSOE con ETA y del que el diario El País (generalmente, auténtico Boletín Oficial del Estado) nos viene informando a la opinión pública con oportunas y muy calculadas dosis.
En cualquier caso, si alguien no se beneficia con este plan es el Partido Popular. A nivel vasco, pierde credibilidad y combatividad; ninguneado y desconcertado. A nivel nacional, se extiende la impresión de que está “traicionando” a las víctimas del terrorismo y a sus electores más motivados al respecto.
Fatalmente así, se consolida poco a poco ese rumor, esa sospecha de que el “proceso de paz” perfilado por la anterior Administración socialista fue asumido, aunque ahora ejecutado con poco entusiasmo, por Mariano Rajoy y su Partido Popular, pues se trataría de una “política de Estado”.
El análisis de la izquierda abertzale
Mientras que en los párrafos anteriores nos movíamos, en parte, en el terreno de las hipótesis, procede una afirmación objetiva, basada en hechos constatables y públicos: la más beneficiada es, ¡la propia ETA! Y no es algo gratuito, pues, con todo, es ETA y sus organizaciones satélites las que se han manifestado, a pesar de sus matices y remilgos, con el análisis más matizado y expectante. Veámoslo.
El autodenominado "Colectivo de Presas y Presos políticos Vascos" –en euskera, Euskal Preso Politikoen Kolektiboa (EPPK)– por medio de un comunicado publicado en el diario extremista Gara, ha analizado el plan concluyendo que, desde su perspectiva, le supone un avance.
Así, EPPK destaca como significativos esos avances, que a continuación concretamos, considerando que responden "a la demanda de movimientos trasladada a La Moncloa desde Euskal Herria, el ámbito internacional e incluso España".
¿Qué avances?, ¿qué reconocimientos? EPPK considera que el plan "nos reconoce como objetivo del sistema penitenciario y como sujeto de derechos globales". EPPK entiende que supone una admisión implícita de su esencia política, pues "acepta que se nos impone un tratamiento diferenciado (y colectivo), tanto al imponer condiciones y niveles de exigencia más altos para recibir derechos y beneficios penitenciarios como a través de la discrecionalidad de la clasificación penitenciaria y de la propia dispersión".
Por último, a su juicio, el Gobierno aceptaría "el fracaso político de la llamada 'vía Langraiz' de arrepentimiento-delación. Y es algo significativo en sí mismo, ya que hasta ahora esto había sido negado de modo irresponsable".
En definitiva, todo un triunfo en el terreno del lenguaje: se trataría, pues, de un conflicto estrictamente político; una reivindicación histórica del MLNV. Y concluye afirmando que el EPPK estaría dispuesto a dar pasos si se abandonan "todas las presiones y chantajes". Buenos chicos, en el fondo.
De esta manera, dado que la polémica se suma a la desatada por los manejos de la autodenominada Comisión Verificadora Internacional (¿no se les puede, llanamente, expulsar de España y punto?, ¿o es que no hay interés en ello?), la consecuencia de todo ello es que mientras que el Gobierno popular ha dado nuevas muestras de torpeza, o mala intención, al despreciar olímpicamente a sus electores y a demás ciudadanos al tratarlos como menores de edad políticamente hablando, ETA es la gran ganadora.
Así, ha alcanzado un tratamiento de “sujeto político”, en las personas de sus presos, acorralando de paso, dialéctica y mediáticamente al Gobierno español, desvelando sus contradicciones con este nuevo triunfo en materia de lenguaje y propaganda. Y con “tutela” internacional, nada menos. Y siempre, en la estela del proceso de paz norirlandés.
¿Puede tener éxito la “Vía Nanclares 2”?
Por otra parte, este plan ha sido recibido con mucho escepticismo por lo que respecta a sus posibles resultados prácticos. Si en su día con la “Vía Nanclares” se intentó romper la organización y disciplina internas de ETA, fracasando, con este programa –en buena medida, más de lo mismo- difícilmente se conseguirá.
El áspero, pero tremendamente veraz y objetivo, Florencio Domínguez, aseguraba en La Vanguardia, el pasado 2 de mayo que "cada elogio a Otegi en un titular era un paso atrás de los etarras presos que estaban en el camino del desmarque de ETA. El principal obstáculo para una reinserción es el miedo a tener que romper con ETA y recorrer el camino en solitario, significándose ante sus ex compañeros y entorno social. Al crear expectativas de éxito para la izquierda abertzale aumentaron las esperanzas de los presos de salir en grupo y sin hacer renuncias. Así matamos entre todos la vía Nanclares".
En definitiva, "al crear expectativas de éxito político de la izquierda abertzale se mató la vía de la reinserción". Y, ya hemos visto, esa expresión política de ETA tiene muchas, muchísimas expectativas políticas.
Y no es el único que así opina. Nos remitimos a las interesantes reflexiones al respecto realizadas por Mikel Buesa en sus artículos Los presos de ETA y El “juego del gallina”, publicados en Libertad Digital.
De esta manera, una nueva versión de la “Vía Nanclares”, aunque maquillada y visibilizada, no rompe unas expectativas que exigen respuestas globales; por lo que está garantizado su fracaso.
Conclusiones: una “mina” mediática accionada por interesados en el avance del “proceso de paz” ha pillado al Gobierno a contrapelo. Los “presos” no se mueven. El PSE-PSOE y ETA, en sus respectivos ámbitos, se benefician con la noticia. Una indignante Comisión Verificadora Internacional continúa con sus manejos y andanzas. Y la opinión pública no entiende casi nada; salvo que los etarras ya serían “presos políticos” y que existe un “proceso de paz”. Rectificamos: percibe la problemática desde otros parámetros dialécticos. Están ganando.
En este contexto, mejor haría el Gobierno del Partido Popular en escuchar las voces que, como las anteriores, vienen denunciando la perversidad del proceso de referencia (el norirlandés), caso de Rogelio Alonso en el ámbito universitario, o de políticos expertos sobre el terreno, como Jaime Mayor Oreja.
De no rectificar tan torpes pasos –lo que únicamente puede hacerse manteniendo contra viento y marea una nítida posición de inteligencia y firmeza- confirmará estos desaguisados como males menores de un proceso perverso y oculto al que se habrían entregado.
FERNANDO JOSÉ VAQUERO OROQUIETA