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Drogas sí, drogas no

En este tema hay demasiados intereses en juego. Me atrevería a decir –ciertamente no tengo datos para avalar esta tesitura- que existe gente en nuestro país ("familia" o "clan" se les suele llamar) de alto poder de influencia, que nunca permitirían que las drogas se legalizaran, pues perderían pingües ganancias que les reporta este tipo de negocio.

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Simplificando mucho, diría que es necesario que haya pobres para justificar la caridad y es necesario que existan sujetos drogodependientes para inflar cuentas bancarias. El siguiente titular es perturbador: “Sin duda, los estupefacientes han superado al alcohol en la lista de sustancias ilegales de las que abusan los conductores españoles”.

Drogas sí, drogas no. Es el eterno dilema mantenido en nuestra sociedad. Por más que nos empeñemos, cada día aumenta el consumo de sustancias perniciosas para la salud, llámense alcohol, drogas en general y la potencial mezcolanza de ambas sustancias.

La “basca” experimenta con lo que sea y, si es ilícito, pues mejor que mejor. Entre nuestros jóvenes está cada día más de moda ensayar con una serie de sustancias llamadas "drogas emergentes". ¿El consumo de tabaco ha descendido?

Hablamos de sustancias sintetizadas de forma clandestina en el laboratorio, con el único propósito de desencadenar sensaciones iguales o más potentes que las producidas por las drogas clásicas.

Este tipo de sustancias están en continuo aumento en nuestro país. En 1987 decomisaron 87 pastillas de esta clase en España, para pasar a 634.638 en 2010. ¡Vertiginoso ascenso!

Con asombrosa frecuencia aparecen nuevas pastillas –hasta cuarenta en 2010- que son rápidamente difundidas por Internet. La droga es uno de los grandes negocios del mundo junto con las armas y el tráfico de humanos, sobre todo de mujeres. El uso-abuso de las drogas sintéticas está asociado a los ambientes festeros, básicamente durante los fines de semana, a los que se suma el alto consumo de alcohol.

De lo que más abusan en este momento nuestros jóvenes, entre 14 y 18 años, es de las llamadas “setas mágicas” (hongos alucinógenos); seguido de la ketamina, analgésico que se usa como psicoestimulante; de una mezcla de hierbas llamada “spice” que imita el efecto de la mariguana; de las conocidas “anfetaminas” o “piperazinas”.

Se consume, además, una serie de sustancias de origen vegetal como la ayahuasca, el iboga, la salvia, el khat, el peyote, el kawa-kawa y otras plantas solanáceas; hasta la humilde nuez moscada está de moda como sustancia alucinógena –por cierto, está presente en la Coca-cola-.

En la actualidad, agrupadas bajo el nombre de legal highs o research chemicals, entran en Europa diversos compuestos procedentes de China e India, aprovechando el vacío legal existente al respecto.

Las legal highs se venden por Internet como productos con efectos similares a los de la cocaína o las metanfetaminas. La mefedrona es una de las más conocidas y ya ha sido ilegalizada en nuestro país.

La mayoría de estos nombres, raros todos ellos, me suenan a “chino” y he tenido que rastrearlos pacientemente. San Internet da información y mucha, pero como siempre, el problema es saber utilizarla y para qué. ¿El tema es no prohibir? Si prohíbes malo y si no lo haces, peor. Lamentablemente, creo que esa no es la tecla clave. ¡Educar, educar!

Una pieza esencial es una educación en la responsabilidad y en la autonomía personal, pero reconozco que esta aspiración es bastante utópica. La realidad es más palmaria y se mueve a ras de suelo. Dicha educación es una partida de ajedrez que se debe jugar básicamente en la familia y en la escuela. Pero ¿quién le pone el cascabel a este gato?

El mes de diciembre pasado nos dejaba con la siguiente noticia: Euskadi se plantea legalizar el cultivo de mariguana. “Los grupos con representación en el Parlamento Vasco han firmado una proposición no de ley por la que solicitan la creación de una ponencia que estudie la regulación de los Clubes Sociales de Cannabis existentes en Euskadi”.

Últimamente ha saltado a la palestra el pueblo de Rasquera (Tarragona) que pretende financiarse plantando marihuana para consumo privado de un club barcelonés. Planto, vendo… ¿comercio, trafico? ¿Dónde está la frontera legal?

El pueblo está de moda como consecuencia de la consulta hecha a sus vecinos para que se pronuncien sobre la plantación o no de mariguana. Gana el “sí” por pocos cuerpos. Desde luego no han llegado al 75 por ciento exigido por el alcalde. Los mossos ya tienen orden de intervenir cuando llegue el momento de la verdad.

Alegan que se hace necesaria una regulación legislativa del cultivo de cannabis para uso propio. Manifiestan que dicha regulación debe tener en cuenta el respeto a la autonomía personal, así como el derecho de las personas no fumadoras. Hay que recordar que esta hierba se consume básicamente en forma de cigarrillo.

Y piden que se intensifique la información sobre las consecuencias para la salud del consumo de sustancia nocivas. De estos tres aspectos ya hemos hablado en un artículo anterior por lo que no voy de nuevo a revolver el patio.

El informe Euskadi Drogas 2010 refleja que el País Vasco es una de las zonas con mayor uso de cannabis de Europa. Consumir mariguana de forma particular no está sancionado: lo que sí se penaliza es la venta y cultivo si su destino es el tráfico de esta sustancia.

La verdad es que no entiendo mucho de aspectos legales y por eso estoy perdido en este, llamémosle así, barrizal legalista. Entiendo que “si yo me lo guiso y yo me lo como”, no hay problema. La complicación surge cuando te vendo los excedentes de mi producción, puesto que ello tendría el calificativo de "tráfico de estupefacientes".

Según un informe de la Universidad de Bristol, al que también hemos hecho referencia, el consumo de cannabis afecta negativamente a la memoria y al pensamiento del sujeto dando lugar a lo que ellos llaman “redes cerebrales desorquestadas”.

¿Consumir drogas es pernicioso? ¿Consumir alcohol es perjudicial? ¿Consumir tabaco es dañino? Posiblemente, muchos de los lectores me digáis que sí y que las resultados están a la vista. La pregunta del millón es si dejarían, no de ser nefasto su consumo, sino si dejarían de consumirlas mucha gente si están legalizadas.

Hablando con el corazón en la mano y lejos de sentimientos “supuestamente progres”, creo que no. Digo “supuestamente” porque muchos de dichos “progres”, cuando el tema hace referencia a sus vástagos, dicen que no, que ese consumo no puede ser. “Una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo”.

Como siempre, nos movemos en la sagaz ambigüedad del doble discurso. De puertas afuera predico una cosa: de puertas adentro, impongo otra. Siempre he estado en contra del consumo de determinadas sustancias llamadas "legales" y ojalá consiguiéramos que de todas las demás.

En este tema “me mojo”. El consumo y, sobre todo, el abuso de especiales sustancias es pernicioso individual, familiar y socialmente. Por supuesto, la libertad personal, con todos los matices que queráis, es la que decide, si es que está en condiciones de hacerlo.

Me viene a la memoria el discurso de una figura importante del elenco español que hace algunas décadas defendía el amor libre, el vivir la sexualidad con total naturalidad y en libertad. ¡Voto a bríos! Esa tolerancia era para toda mujer que así lo quisiera, no para su hija a la que vigilaba y prohibía cualquier tipo de promiscuidad. Con el consumo de determinadas sustancias ocurre lo mismo.

"Doble moral" era el calificativo que se empleaba antes y ¿ahora? Porque en nuestros días y en ambientes más o menos instruidos, se defiende una postura de llamada "progresía", siempre y cuando ello no suceda en mi familia. Ocurre con la homosexualidad, con las drogas, con que “mi querida hija” se case con un hombre de color...

¿Alguien recuerda aquella hermosa película Adivina quién viene esta noche, muy adelantada para su época, en la que se plantea el tema de casarse la hija, de educación muy liberal, con un negro? Spencer Tracy, Katharine Hepburn y Sidney Poitier eran los protagonistas. Aunque hace mucho tiempo de su estreno, vale la pena verla.

Os dejo con un titular de la prensa de ayer domingo 15 de abril: “La fiebre del negocio verde. La Fiscalía Antidroga da la voz de alarma ante la proliferación de los cultivos de marihuana a escala industrial debido a su alta rentabilidad y alerta del incremento de su poder psicoactivo”. Y otro más: “De abono indio a droga de moda”.

PEPE CANTILLO
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