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El sueño

Vengo tan cansado últimamente del trabajo, que me quedé dormido en el sofá leyendo en el periódico las declaraciones de Esperanza Aguirre sobre los recortes en los gastos que no son esenciales, entre los que incluía, por ejemplo, el mantenimiento de las carreteras, ya que "a lo mejor, algunos de los vecinos de Aluche tiene más de 75 años y no las utilizan", indicaba la presidenta.

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El efecto narcótico de las extravagantes declaraciones fue breve, pero intenso; en apenas unos minutos logré alcanzar la fase REM y tuve un extraño sueño. Soñé con uno de esos días en los que, al llegar a casa, te planteas seriamente no volver a coger el coche para desplazarte por la ciudad.

La mañana comenzaba antes de lo previsto; con media hora de adelanto sobre el horario habitual, un ruido de protestas y sirenas de policía me devolvía al mundo de la vigilia. En la avenida que hay debajo del balcón de mi salón se manifestaba la AVEPP (Asociación de Vecinos de la Primera Planta), reclamando que se les eximiera del pago de la cuota de la comunidad correspondiente al uso del ascensor, ya que ellos, en su inmensa mayoría, no lo usaban.

Aprovechaba, entonces, el tiempo extra sobrevenido con el adelantado despertar para planificar una ruta alternativa que me condujera al trabajo, pero una vez que salía del garaje y me disponía a seguirla, me encontraba cortada la rotonda que une las dos arterias principales de la ciudad, provocando un atasco monumental.

Alrededor de 30.000 personas según los manifestantes, y un par de cientos según fuentes del Gobierno, pertenecientes a la ABEDIZA (Asociación de Bebedores Diarios de Cerveza), exigían que se modificase el sistema de abastecimiento de agua para que a su casa solo llegase agua no potable, que es más barata, y no tuvieran que pagar por el agua destinada a un consumo humano que ellos no efectuaban.

Callejeando como pude salía del aprieto, aunque los peores presagios en los que me veía llegando tarde al trabajo se cumplían cuando me encontraba a un coche de la Policía Local que desviaba el tráfico impidiendo el acceso a la ronda de circunvalación vía Plaza del Ayuntamiento, que había sido tomada por la UAE (Unión de Abstencionistas Electorales).

Los uaeños se habían apresurado a montar un improvisado campamento con mesas propagandísticas donde informaban a los ciudadanos de su petición principal: eliminar de sus impuestos la parte que se destina a la financiación de los partidos políticos, ya que a ellos, como proclamaban, no los representan.

Mi jefe supo disculpar el retraso porque él también había sufrido los mismos cortes de tráfico e, incluso, aparecía una hora más tarde que yo por el trabajo. Cuando llegaba la hora de salir, para evitar todo atasco, al volver a casa decidía tirar por Aluche; allí me encontraba una manifestación de mayores de 75 años, encabezada por Esperanza Aguirre, que sujetaba una pancarta en la que se leía: "Las carreteras que las pague tu abuela".

Los afables septuagenarios reclamaban que se les eximiese del pago, en sus impuestos, de la parte destinada al mantenimiento de las carreteras, ya que ellos no las usaban. Varios ancianos eran detenidos tras sendas cargas policiales. No entiendo nada.

PABLO POÓ
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