Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una carta abierta escrita por Laura Polonio, trabajadora de Suministros de Jardinería y Viveros (Sujarvi), una empresa montillana situada frente a la finca de Los Picos de El Cigarral que, la pasada semana, sufrió un incendio en sus instalaciones. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
Esta noche no he podido dormir. Ayer tampoco pude hacerlo y es muy probable que me falten algunas más hasta conseguir conciliar el sueño... Llegué a Suministros de Jardinería y Viveros (Sujarvi), empresa montillana dedicada a la horticultura técnica, con más miedo que ilusión pero dispuesta a aprender y a trabajar sin descanso.
Mi incorporación y adaptación al equipo fue inmediata, gracias al apoyo de unos compañeros que han sabido enseñarme, entenderme cuando me he equivocado pero, sobre todo, transmitirme la mayor de las ilusiones por un proyecto que nunca me perteneció pero en el que me involucré desde el primer día como si fuese mío.
En los tiempos que corren es una suerte y un orgullo decir que hemos ampliado nuestras fronteras: nos mudamos a un lugar más espacioso; establecimos nuevas e interesantes relaciones comerciales en el extranjero; pero, sobre todo, crecimos profesionalmente.
Por supuesto, no quiero dejar pasar la oportunidad de decir que todo esto fue gracias a la implicación de un equipo humano lleno de motivación al que nunca le importó “echar” unas horas de más cuando la ocasión lo requirió.
Como en todo, también nos tocó pasar algunos momentos difíciles. Pero, sin duda, el momento más complicado tuvo lugar la pasada madrugada del viernes 13 de enero. Enfrentarte a una situación en la que el fuego se apodera de todo tu esfuerzo y trabajo, darte la vuelta, creer que cuando vuelvas a darla todo estará como antes y aceptar irremediablemente que no es así... te marca.
Sin embargo, he intentando evitar que la nostalgia se apodere de mí y de este artículo, y quiero aprovechas estas líneas para dar las gracias a la gente que, sin más afán que ayudar, estuvo a nuestro lado.
Gracias a familia, amigos, clientes y proveedores por ofrecernos su apoyo y amistad. Pero, sobre todo, gracias a mis jefes por su incansable búsqueda de soluciones aun cuando las fuerzas y la mente flaquean. Y gracias también a mis compañeros por demostrarme una vez más que la organización es la base fundamental de todo, aun cuando todo parece desorganizado.
Esta noche no he podido dormir. Ayer tampoco pude hacerlo y es muy probable que me falten algunas más hasta conseguir conciliar el sueño... Llegué a Suministros de Jardinería y Viveros (Sujarvi), empresa montillana dedicada a la horticultura técnica, con más miedo que ilusión pero dispuesta a aprender y a trabajar sin descanso.
Mi incorporación y adaptación al equipo fue inmediata, gracias al apoyo de unos compañeros que han sabido enseñarme, entenderme cuando me he equivocado pero, sobre todo, transmitirme la mayor de las ilusiones por un proyecto que nunca me perteneció pero en el que me involucré desde el primer día como si fuese mío.
En los tiempos que corren es una suerte y un orgullo decir que hemos ampliado nuestras fronteras: nos mudamos a un lugar más espacioso; establecimos nuevas e interesantes relaciones comerciales en el extranjero; pero, sobre todo, crecimos profesionalmente.
Por supuesto, no quiero dejar pasar la oportunidad de decir que todo esto fue gracias a la implicación de un equipo humano lleno de motivación al que nunca le importó “echar” unas horas de más cuando la ocasión lo requirió.
Como en todo, también nos tocó pasar algunos momentos difíciles. Pero, sin duda, el momento más complicado tuvo lugar la pasada madrugada del viernes 13 de enero. Enfrentarte a una situación en la que el fuego se apodera de todo tu esfuerzo y trabajo, darte la vuelta, creer que cuando vuelvas a darla todo estará como antes y aceptar irremediablemente que no es así... te marca.
Sin embargo, he intentando evitar que la nostalgia se apodere de mí y de este artículo, y quiero aprovechas estas líneas para dar las gracias a la gente que, sin más afán que ayudar, estuvo a nuestro lado.
Gracias a familia, amigos, clientes y proveedores por ofrecernos su apoyo y amistad. Pero, sobre todo, gracias a mis jefes por su incansable búsqueda de soluciones aun cuando las fuerzas y la mente flaquean. Y gracias también a mis compañeros por demostrarme una vez más que la organización es la base fundamental de todo, aun cuando todo parece desorganizado.
LAURA POLONIO TORRELLAS