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Un 2011 con más pena que gloria

El año se inició ventilando los establecimientos abiertos al público gracias a una Ley Antitabaco que entró en vigor el día 1 de enero. Ley controvertida pero necesaria y útil para la mayoría de españoles que no fuman y se veían obligados a inhalar el aire viciado y patógeno de unos fumadores poco educados e intolerantes con el derecho de la mayoría a preservar su salud.

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No era mal comienzo para el Año del Conejo, según el horóscopo chino; al menos, era menos antipático que el de la Rata, aunque para la ONU fuera el Año Internacional de los Bosques, la Química y los Afrodescendientes, sea lo que fuera lo que eso celebraba. España lo declaró año del Alzheimer, esa demencia de nombre alemán que hace olvidarnos de nosotros mismos. En cualquier caso, el año 2011 que está a punto de finalizar fue pródigo en acontecimientos insospechados y que, en gran medida, acabaron afectando a nuestra vida cotidiana.

En primavera germinaron revoluciones por la orilla árabe del Mediterráneo tras la floración de las Revueltas de los Jazmines en Túnez, que pronto se extendieron librándose de dictadores y derribando gobiernos por Argelia, Libia, Egipto y Yemen. Siria es todavía el jardín donde la hierba mala no deja enraizar las flores de la libertad y democracia.

Por esos meses, tras Irlanda y Grecia, Portugal fue intervenido por una Europa entregada a los mercados como una novia a un matrimonio de conveniencia: su prosperidad depende de la unión con los poderosos, no del amor, y menos de ese amor que nos lleva a ser generosos con el débil gracias a un Estado del Bienestar que habrá que dejar desflorar por los ímpetus liberales de una Merkel con obsesión viril.

Tanta fuerza tiene que hasta en Lorca la tierra tiembla cuando imponía un nuevo apretón de tuercas a los países incapaces de controlar su deuda. No había dudas de que Alemania pisaba fuerte y marcaba el rumbo de Europa. Casi tan poderosa como el tsunami de Fukushima que arrasó la soberbia nuclear japonesa.

Mientras tanto, Estados Unidos seguía con sus fobias y mataba a Bin Laden y tiraba su cadáver al mar por respeto… Pero eran justos y, como en un thriller que acabará en película, detenían al presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, en el aeropuerto de Nueva York por un asunto de braguetas y camareras de hotel. ¡Disponer tanto dinero para caer en trampas tan pueriles! Momentos negros para el poder fálico, porque hasta el Atlantis estaba a punto de efectuar su última misión orbital y dar carpetazo a la era de los transbordadores de la NASA.

En España se celebrarían elecciones autonómicas que teñirían de azul la mayoría de las comunidades. Hasta el vidente de la tele vaticinaba el irremediable retorno de los conservadores al poder, como efectivamente se produjo en la señalada fecha del 20 de noviembre, de grato recuerdo.

La “crisis” hacía estragos en el ánimo de un pueblo inesperadamente empobrecido y desilusionado que deseaba cambio. Incluso los pepinos fueron víctimas de falsas acusaciones germánicas que hundieron el mercado, acusaciones de los mismos que ahora imponen sus “recetas” para controlar el “gasto”… de los demás.

Pero tan mal estaban las cosas que hasta al todopoderoso Teddy Bautista le cantaron aquello de “ponte de rodillas”, junto a otros ocho directivos más, por corruptelas en la SGAE, la que cobraba cánones hasta por las canciones que se bailaban a la conga en cualquier boda. ¡Si eso no es delito, que venga Dios y lo vea!

Y vino: mandó a su representante en la Tierra a Madrid con ocasión de unas Jornadas Mundiales de la Juventud. El Papa bendijo a todo el mundo y los capillitas se arrodillaron en cualquier avenida, no por cantar la canción de Los Canarios, sino a rezar al aire libre para dar ejemplo de donde fueres, haz lo que vieres. ¡Y mira que hay bares!

Otro con cara de beato en Valencia ya por entonces había dimitido debido a unos trajecitos de nada, naderías comparadas con la jeta que puso Silvio Berlusconi cuando lo obligaron a dejar Italia en manos de los tecnócratas manejados por el FMI y Bruselas.

Maniobra parecida a la que hicieron con Rodríguez Zapatero cuando le forzaron a cambiar su política si quería conservar el cargo. Pero para semblantes pálidos, el de Rupert Murdoch cuando tuvo que clausurar su diario británico News of the World por espiar para fabricar noticias. Nada nuevo en el imperio mediático de la News Corporation y sus complejas relaciones con el establishment, al que intenta influir en beneficio de su conglomerado.

Por si fuera poco, en 2011 se cumplía el décimo aniversario del atentado contra las Torres Gemelas, aunque también fue el año en que Palestina solicitó de la ONU su reconocimiento como Estado miembro de pleno derecho, una demanda que ayudaría a resolver el avispero de Oriente Medio, aunque soliviantaría a Israel, el abejorro más depredador.

Y como somos pocos, según estimaciones de la propia ONU, la población mundial alcanzaría ese año la cifra de 7.000 millones de personas, todas, todas, sujetos merecedores de los mismos derechos que disfrutamos en este rincón del planeta: vivir con dignidad, cosa que ignoramos olímpicamente.

Uno reacio a reconocer derechos humanos, Kim Jong-il, acaba de morir, como cualquier dictador que se precie, en su cama de Corea del Norte. Da grima ver a sus paisanos, asolados por la hambruna y la opresión, llorarle desconsoladamente… por imperativo legal, como dirían los batasunos de Amaiur.

Por todo lo visto, el año que despedimos con más pena que gloria no se ha reprimido de nada, ni siquiera de hacer entrar en erupción a un volcán submarino en la isla canaria del Hierro, ni de aumentar la concentración de medios con la absorción de La Sexta por Antena 3, como antes hizo Telecinco con Cuatro.

Con semejante panorama, no es extraño que dimitiera Alberto Oliart de la Presidencia de RTVE: unos y otros se fagocitan mutuamente. Poderoso caballero, que hasta a un duque le hace ambicionar más de lo que tiene y anda pendiente de real imputación. Poderosa avaricia que en todas partes reina.

Confiemos, para rematar, que las uvas no se nos atraganten y los “ajustes” de 2012 no nos conviertan en moribundos con una analítica envidiable, porque a veces la terapia es más peligrosa que la propia enfermedad. ¡Que conservemos la salud y la suerte nos acompañe, amigos!
DANIEL GUERRERO
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