Coincidiendo con la conmemoración, hoy 4 de diciembre, del Día Nacional de Andalucía, Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de un texto remitido por el Foro Aben Humeya y firmado por Antonio Luis Calderón Díaz, histórico líder independentista andaluz y fundador del partido Liberación Andaluza. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
Hace 34 años, cientos de miles de andaluces y andaluzas -la prensa publicó que más de 1.500.000- también los que se encontraban en el exilio económico -en Barcelona eran más de 500.000 andaluces y, muchos de ellos, aún continúan en él-, nos manifestábamos por calles y pueblos de nuestra tierra y fuera de ella para celebrar el primer Día Nacional de Andalucía.
La bandera blanca y verde, símbolo histórico de nuestra nación, ondeaban en casi la totalidad de balcones y ventanas de las casas andaluzas, y en las propias manifestaciones, ese era el color predominante.
Málaga, acabó el día de luto: la fiesta de los andaluces se manchó de sangre; el fascismo y sus fuerzas represivas mataron a un joven malagueño cuyo único delito fue participar en la manifestación del orgullo y la dignidad de los andaluces.
34 años han pasado de aquel histórico 4 de diciembre de 1977. La desidia y el boicot de las instituciones, la debilidad de las organizaciones andaluzas y la falta en la profundización de nuestra Identidad Nacional hacen que, 34 años después, Andalucía siga estando en el vagón de cola, aunque los primeros en paro, en fracaso escolar, en familias sin recursos, etcétera. Pero lo peor de todo es que sigamos en manos del centralismo, de aquellos para los que Andalucía es sólo una colonia para expoliar y un granero de votos.
Los soberanistas andaluces, además de reivindicar continuamente nuestro derecho a la Autodeterminación y la Independencia, a lo largo de estos años hemos hechos muchas propuestas concretas que mejorasen nuestra triste y lamentable realidad.
Una de ellas -que con tanto interés reclaman hoy otros partidos- es la relacionada con la reforma electoral que perjudica gravemente a los partidos andaluces y, por extensión, a los andaluces. Ahora se les han encendido las luces rojas y se han dado cuenta de esta situación y parece que han descubierto la pólvora.
El miedo -tal vez pánico- de que un soberanista se sentase en el Parlamento hizo que los andalucistas jamás reivindicasen la reforma electoral. Sólo después de quedarse fuera se han dado cuenta. Nunca es tarde: bienvenidos, hermanos andalucistas a esta reivindicación. Algún día también descubrirán que existe la Diáspora andaluza, que tenemos reivindicaciones territoriales. También entonces les daremos la bienvenida. Lo negativo es que llevamos 34 años perdidos.
Pero, sin duda, una de las cosas más tristes para nuestra tierra es el desconocimiento de nuestra Historia, de nuestra Cultura, de nuestra Identidad alejada de la española, de nuestra realidad y de la conciencia nacional.
Este 4 de diciembre pasará con más pena que gloria: la inmensa mayoría de andaluces no sabe qué significa esta fecha. Por no saber, no saben siquiera que ese día de hace 34 años se celebró el primer Día Nacional de Andalucía y, para colmo de males, en los colegios andaluces, estos días previos, celebrarán el Día del Castigo Andaluz, la Constitución Española.
Y nuestros niños, nuestro futuro, seguirán sin saber qué significa el 4 de diciembre. Mientras tanto, los que tenemos conciencia política, tenemos la obligación de profundizar en cuáles deberían ser las claves para cambiar esta dinámica.
Hace 34 años, cientos de miles de andaluces y andaluzas -la prensa publicó que más de 1.500.000- también los que se encontraban en el exilio económico -en Barcelona eran más de 500.000 andaluces y, muchos de ellos, aún continúan en él-, nos manifestábamos por calles y pueblos de nuestra tierra y fuera de ella para celebrar el primer Día Nacional de Andalucía.
La bandera blanca y verde, símbolo histórico de nuestra nación, ondeaban en casi la totalidad de balcones y ventanas de las casas andaluzas, y en las propias manifestaciones, ese era el color predominante.
Málaga, acabó el día de luto: la fiesta de los andaluces se manchó de sangre; el fascismo y sus fuerzas represivas mataron a un joven malagueño cuyo único delito fue participar en la manifestación del orgullo y la dignidad de los andaluces.
34 años han pasado de aquel histórico 4 de diciembre de 1977. La desidia y el boicot de las instituciones, la debilidad de las organizaciones andaluzas y la falta en la profundización de nuestra Identidad Nacional hacen que, 34 años después, Andalucía siga estando en el vagón de cola, aunque los primeros en paro, en fracaso escolar, en familias sin recursos, etcétera. Pero lo peor de todo es que sigamos en manos del centralismo, de aquellos para los que Andalucía es sólo una colonia para expoliar y un granero de votos.
Los soberanistas andaluces, además de reivindicar continuamente nuestro derecho a la Autodeterminación y la Independencia, a lo largo de estos años hemos hechos muchas propuestas concretas que mejorasen nuestra triste y lamentable realidad.
Una de ellas -que con tanto interés reclaman hoy otros partidos- es la relacionada con la reforma electoral que perjudica gravemente a los partidos andaluces y, por extensión, a los andaluces. Ahora se les han encendido las luces rojas y se han dado cuenta de esta situación y parece que han descubierto la pólvora.
El miedo -tal vez pánico- de que un soberanista se sentase en el Parlamento hizo que los andalucistas jamás reivindicasen la reforma electoral. Sólo después de quedarse fuera se han dado cuenta. Nunca es tarde: bienvenidos, hermanos andalucistas a esta reivindicación. Algún día también descubrirán que existe la Diáspora andaluza, que tenemos reivindicaciones territoriales. También entonces les daremos la bienvenida. Lo negativo es que llevamos 34 años perdidos.
Pero, sin duda, una de las cosas más tristes para nuestra tierra es el desconocimiento de nuestra Historia, de nuestra Cultura, de nuestra Identidad alejada de la española, de nuestra realidad y de la conciencia nacional.
Este 4 de diciembre pasará con más pena que gloria: la inmensa mayoría de andaluces no sabe qué significa esta fecha. Por no saber, no saben siquiera que ese día de hace 34 años se celebró el primer Día Nacional de Andalucía y, para colmo de males, en los colegios andaluces, estos días previos, celebrarán el Día del Castigo Andaluz, la Constitución Española.
Y nuestros niños, nuestro futuro, seguirán sin saber qué significa el 4 de diciembre. Mientras tanto, los que tenemos conciencia política, tenemos la obligación de profundizar en cuáles deberían ser las claves para cambiar esta dinámica.
ANTONIO LUIS CALDERÓN DÍAZ