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Aniversario de los Derechos Humanos

El artículo de hoy se reviste de trascendencia para hablar de los Derechos Humanos, Declaración Universal algo más que sexagenaria. El 10 de diciembre está dedicado a conmemorarlos y recordarlos. Posiblemente somos algo tercos y duros de oído y por eso marcamos aniversarios cívicos que sirvan de recordatorio a estos pobres “Pulgarcitos” que estamos hechos los humanos.

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La sociedad es como un campo de fuerzas en el que debe existir un equilibrio. Lo que uno quiere y hace no puede poner en peligro ese equilibrio. Se dice que mi libertad, mi posibilidad de hacer algo, termina donde empieza la libertad del otro. Si cada uno hace lo que le viene en gana, sin tener en cuenta a los demás, difícilmente se podrá convivir.

La sociedad funciona así sobre la base del respeto. Respeto a los demás, a unos valores, principios y normas básicos sin las cuales no es posible la convivencia. No siempre podemos hacer lo que queremos y hay cosas que no me gusta demasiado hacer y tengo que realizarlas. Para el ser humano, vivir es convivir, y convivir exige el respeto. Pero si lo pensamos bien, el respeto no es más que un juego de derechos y obligaciones.

Derechos y obligaciones son como las caras de una moneda. Mis derechos, lo que yo puedo exigir a los demás, se convierten en obligaciones para con ellos. Si pido a los demás que me traten con educación, tengo que tratar a ellos del mismo modo. Si exijo que me paguen lo que me deben, yo tengo que pagar también mis deudas.

Si alguien considerara que sólo tiene derechos y olvidara que también tiene obligaciones y dejara de cumplirlas, estaría haciendo necesaria la intervención de un mediador que fuera capaz de poner orden en esa situación. La justicia y las leyes tienen ese cometido: garantizar los derechos y hacer que se cumplan las obligaciones.

Los orígenes de los Derechos Humanos comienzan con los propios seres humanos; y lo mismo que éstos y la sociedad han evolucionado, sus derechos también. Por ejemplo, en las tribus primitivas se pensaba que estaba mal hacer daño a un miembro de la propia tribu, pero no a los de la tribu de al lado, los cuales eran enemigos y no tenían ningún derecho; a éstos no había que respetarlos sino matarlos o esclavizarlos. A trompicones hemos ido superando estadios. Aunque a veces pienso lamentablemente que no hemos cambiado mucho...

La historia de los Derechos Humanos es la historia de la Humanidad por conseguir su mayoría de edad en lo referente al respeto de las libertades más elementales. Los valores recogidos en ellos han sido reconocidos, de un modo u otro, en todas las épocas por casi todas las gentes. Constituyen un pequeño núcleo mínimo deseable y exigible para todos.

Sería necesario reconocer un proceso de maduración y de progreso en el ser humano y en sus manifestaciones culturales. Este proceso se inicia en la Grecia clásica. Aristóteles dice que el hombre es un animal político, el que vive en la ciudad con otros: “el hombre es un ser social por naturaleza”.

Los sofistas, estoicos y epicúreos apuntan la idea de una condición humana común e igual a todos los seres humanos. El cristianismo por su parte, establece que el ser humano es superior a los demás seres creados, que tiene una dignidad especial y que todos los seres humanos somos iguales ante Dios.

En el siglo XVI se defiende la libertad y la igualdad para todos los humanos por el hecho de ser personas, propiciadas por la Reforma protestante, con su llamada a la tolerancia, que terminará reconociendo la libertad de conciencia. Todo ello quedará garantizado y recogido en el Edicto de Nantes (1598) y en la llamada Paz de Westfalia (1648).

Otro importante momento lo marcará la lucha por la humanización del derecho procesal y penal, recogido en el Acta de Habeas Corpus (1679). Locke ya defenderá en 1689 la existencia de derechos individuales como la libertad, la igualdad y la propiedad, tenidos por superiores a cualquier tipo de contrato social.

La Declaración de Independencia de EE.UU. (1776) hace público reconocimiento de los derechos del ciudadano. La Asamblea Nacional Francesa en La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), formulará los derechos fundamentales de todos los hombres.

Como dato curioso e importante Olympe de Gouges redactará La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791). Es uno de los primeros documentos históricos que propone la emancipación femenina y la igualdad de derechos en relación a los varones.

A lo largo de todo el siglo XIX irán naciendo declaraciones y constituciones en distintas partes de Europa y América en este mismo sentido. Después de la Primera Guerra Mundial irán proliferando por toda Europa constituciones proclamando una serie de derechos para todos los ciudadanos (Alemania, URSS, Italia, España…).

La Segunda Guerra mundial acaba con la vida de millones de personas en un infierno de atrocidades. El deseo de que ello no volviera a ocurrir nunca más, fue el motivo que impulsó la Declaración Universal de Derechos Humanos. ¡Siempre entre la Utopía y la miseria!

En 1946 la ONU acordó crear una comisión para redactar una declaración donde se contemplaran los derechos humanos. Después de muchas sesiones, el diez de diciembre de 1948 se consiguió un texto definitivo que fue aprobado por la Asamblea General en París.

¿Por qué este documento? La guerra puso en peligro a gran parte de la Humanidad. Los derechos más elementales fueron vilmente pisoteados por los países en litigio: campos de exterminio, represalias, deportaciones, bombardeos ocasionaron la escalofriante cifra de 30 millones de civiles muertos (la bomba atómica mató a 200.000 personas en Japón).

Los Derechos Humanos son unos mínimos irrenunciables, independientemente de que se respeten o no. Son también la guía sobre la que se construyen otros valores respecto a los cuales la Humanidad (o al menos parte de ella, que está en condiciones de hacerlo) ha creado un consenso expreso. El reconocimiento de la dignidad humana y de los valores que le corresponden encontraron su expresión en esta Declaración de Derechos.

Los Derechos Humanos expresan exigencias que son universalizables y aplicables a todos los humanos. Son “los mínimos” en los que pretendemos estar de acuerdo todos. Quieren ser el cordón umbilical que una a toda la Humanidad sin distinción de raza, religión, sexo, sistema político, etc.

Los Derechos Humanos son, por tanto, propiedades que todo ser humano puede exigir y defender. Son ideales a los que todo el mundo debe atenerse, tanto para respetarlos como para pedir que se le respeten. Podríamos decir que pertenecen al comportamiento ideal, que ha de ser realizado por todos y cada uno de los humanos en su relación con los demás.

La Declaración actual de Derechos Humanos ha necesitado de un largo recorrido, de un proceso de maduración hasta plasmarse en lo que son actualmente: un ideal utópico al que deseamos llegar las gentes de buena voluntad. Tienen el valor de obligaciones éticas elementales por encima de cualquier gobierno, aunque no puedan ser logrados siempre. Son la base legitimadora de los sistemas democráticos.

Podríamos hacernos algunas preguntas para reflexionar un poco sobre el tema: ¿Tiene sentido hablar de igualdad cuando la vida real nos hace muy desiguales? ¿Tiene sentido hablar de libertad de expresión cuando hay a nuestro alrededor infinidad de analfabetos funcionales y bastantes reales?

PEPE CANTILLO
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