El Ministerio de Cultura distinguía ayer con el Premio Nacional de Músicas Actuales al cantante y compositor Santiago Auserón, exlíder del grupo Radio Futura y autor de canciones como Semilla negra, Escuela de calor o La estatua del jardín botánico. El galardón, que ya han recibido artistas de la talla de Joan Manuel Serrat o Amaral, destaca la "gran versatilidad" de un compositor que ha transitado desde el pop de vanguardia hasta el blues y los ritmos latinos.
Apasionado del Siglo de Oro, Auserón estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y, posteriormente, en la Université de Vincennes, París VIII. Sin duda, su formación académica, unida a una sensibilidad tan solo al alcance de unos pocos elegidos, permitieron al singular Juan Perro emocionarse entre los anaqueles de la Biblioteca de Manuel Ruiz Luque.
Sucedió exactamente el 25 de abril de 2009. El artista aragonés, que se encontraba en Montilla invitado por la Asociación Cultural La Abuela Rock, se acercó hasta la Casa de las Aguas para presentar en rueda de prensa el concierto que ofrecería horas más tarde en el marco de las Jornadas sobre el Rock Español que promueve cada año el colectivo musical.
Poco antes de su comparecencia ante los medios de comunicación, y sabedor de su afición por los clásicos de la Literatura, le comenté que el edificio en el que nos encontrábamos albergaba, junto al Museo Garnelo, la recopilación de historias locales más importante de España, así como una valiosa sección de manuscritos con piezas esenciales para conocer la historia civil y religiosa de muchas ciudades andaluzas.
No hizo falta más. El flamante ganador del Premio Nacional de Músicas Actuales pidió conocer parte de la biblioteca que, durante más de medio siglo, ha logrado reunir el bibliófilo montillano Manuel Ruiz Luque.
Tras hojear algunos ejemplares raros sobre Filosofía, Poesía e Historia, el Presidente de Honor de la Fundación puso sobre las manos de Santiago Auserón una primera edición, magníficamente conservada, del Polifemo, un poema en octavas concebido por Luis de Góngora y Argote en 1613 que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio.
Y ocurrió. Aquel pícaro que a principios de los noventa llenaba estadios de fútbol con su Veneno en la piel y que despertaba masivos ataques de histeria entre las jovencitas de la época fue incapaz de reprimir las lágrimas al acariciar las hojas amarillentas de uno de los poemas barrocos por antonomasia.
En presencia del director de la Fundación, José Antonio Cerezo, y del propio Manuel Ruiz Luque, el líder de Radio Futura, uno de los grupos de rock más importantes de la historia de la música española, se confesó un "gongorino sin remedio", un acérrimo seguidor del máximo exponente del culteranismo -que, curiosamente, no nació en Montilla por puro accidente-, cuya huella había seguido con particular devoción desde que lo descubrió allá por la década de los setenta.
Ayer, al conocer la noticia del galardón que le concedía el Ministerio de Cultura, me alegré sinceramente por un artista que se ha esforzado por mantener su valor como aventura del conocimiento y que ha perfumado sus letras de una calidad poética indiscutible.
Pero, sobre todo, sentí alegría porque, en esta ocasión, se haya reconocido a un hombre culto, cercano y extremadamente sensible. Un lujo de artista que La Abuela Rock nos trajo a Montilla hace solamente dos años. Para que luego digan.
Apasionado del Siglo de Oro, Auserón estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y, posteriormente, en la Université de Vincennes, París VIII. Sin duda, su formación académica, unida a una sensibilidad tan solo al alcance de unos pocos elegidos, permitieron al singular Juan Perro emocionarse entre los anaqueles de la Biblioteca de Manuel Ruiz Luque.
Sucedió exactamente el 25 de abril de 2009. El artista aragonés, que se encontraba en Montilla invitado por la Asociación Cultural La Abuela Rock, se acercó hasta la Casa de las Aguas para presentar en rueda de prensa el concierto que ofrecería horas más tarde en el marco de las Jornadas sobre el Rock Español que promueve cada año el colectivo musical.
Poco antes de su comparecencia ante los medios de comunicación, y sabedor de su afición por los clásicos de la Literatura, le comenté que el edificio en el que nos encontrábamos albergaba, junto al Museo Garnelo, la recopilación de historias locales más importante de España, así como una valiosa sección de manuscritos con piezas esenciales para conocer la historia civil y religiosa de muchas ciudades andaluzas.
No hizo falta más. El flamante ganador del Premio Nacional de Músicas Actuales pidió conocer parte de la biblioteca que, durante más de medio siglo, ha logrado reunir el bibliófilo montillano Manuel Ruiz Luque.
Tras hojear algunos ejemplares raros sobre Filosofía, Poesía e Historia, el Presidente de Honor de la Fundación puso sobre las manos de Santiago Auserón una primera edición, magníficamente conservada, del Polifemo, un poema en octavas concebido por Luis de Góngora y Argote en 1613 que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio.
Y ocurrió. Aquel pícaro que a principios de los noventa llenaba estadios de fútbol con su Veneno en la piel y que despertaba masivos ataques de histeria entre las jovencitas de la época fue incapaz de reprimir las lágrimas al acariciar las hojas amarillentas de uno de los poemas barrocos por antonomasia.
En presencia del director de la Fundación, José Antonio Cerezo, y del propio Manuel Ruiz Luque, el líder de Radio Futura, uno de los grupos de rock más importantes de la historia de la música española, se confesó un "gongorino sin remedio", un acérrimo seguidor del máximo exponente del culteranismo -que, curiosamente, no nació en Montilla por puro accidente-, cuya huella había seguido con particular devoción desde que lo descubrió allá por la década de los setenta.
Ayer, al conocer la noticia del galardón que le concedía el Ministerio de Cultura, me alegré sinceramente por un artista que se ha esforzado por mantener su valor como aventura del conocimiento y que ha perfumado sus letras de una calidad poética indiscutible.
Pero, sobre todo, sentí alegría porque, en esta ocasión, se haya reconocido a un hombre culto, cercano y extremadamente sensible. Un lujo de artista que La Abuela Rock nos trajo a Montilla hace solamente dos años. Para que luego digan.
JUAN PABLO BELLIDO