Querido lector, en medio de esta crisis inaguantable, en la que todo sector económico está viendo decrecer sus volúmenes de ventas y sus beneficios, hoy me atrevo a proponerle un negocio que, en este país de melindres y tonterías, es seguro que triunfa con todas las de la ley. Me refiero a la fabricación y venta de guantes hechos de papel de fumar, para que todo imbécil políticamente correcto –o sea, todo tonto con balcón a la avenida principal- se la pueda coger sin problemas en el mingitorio.
Agradezco, una vez más, al maestro Pérez Reverte que me dé un leitmotiv para esta apostasía semanal. Su columna Patente de corso es una fuente inagotable de ideas y, en este caso, nos proporciona una noticia que, de otro modo, seguro que no hubiéramos conocido.
Resulta que el pasado mes de septiembre, un matrimonio francés fue secuestrado por piratas somalíes. Bueno, más exactamente hay que decir que el marido fue directamente asesinado y tirado por la borda, y la mujer secuestrada.
Algunos días después, el buque anfibio de la Armada Española Galicia se topó con el esquife de los piratas, a los que inmediatamente dio el preceptivo alto. Como los chicos no quisieron entregarse -pero sí que mostraron a la rehén- el capitán del Galicia solicitó órdenes al alto mando de la operación Atalanta. Una vez recibidas éstas, el capitán ordenó ir a por los malos.
En estas cosas suele pasar que lleva las de perder el malo. Y no es porque sea el malo, sino porque normalmente un malo con una metralleta es el doble de malo, aunque sea torpe. Las Fuerzas Armadas españolas tienen un excelente nivel operativo, y la prueba de ello es que redujeron a los siete piratas sin producir ningún cadáver.
Los piratas no acertaron ni a la pobre mujer francesa, a la que arrojaron al mar para después tirotearla. Como resultado final, algunos heridos en la tripulación corsaria, una mujer rescatada sana y salva y eternamente agradecida a unos infantes de Marina que le han salvado la vida, y –aquí es donde voy- una ignorancia prácticamente absoluta por parte de los medios de comunicación españoles.
Porque, dígame sinceramente: ¿usted se había enterado? Porque yo, desde luego, no. Y eso que miro la prensa a diario –a veces con mayor y otras con menor atención, pero todos los días-. La siguiente pregunta es obvia y evidente: ¿por qué no nos hemos enterado?
Parece ser que el Ministerio de Defensa ha dado órdenes de no propagar esta noticia a los medios de comunicación masivos. El prurito gili-pacifista de este Gobierno de colorines y recortables impide que la sociedad española tenga conocimiento de este tipo de operaciones, aunque sean un éxito total.
Parece que nos avergüence comunicar al mundo que tenemos unas Fuerzas Armadas excelentemente formadas y preparadas para la acción con garantías de éxito en cualquier momento. Extraña que las instrucciones fueran de ataque, en lugar de dirigirse al jefe de los malos con un megáfono y pedirle por favor que soltara a la rehén.
No sorprende –para nada- la impecable actuación de los infantes de Marina españoles. Repugna el desprecio de las autoridades políticas, manifestado es esa orden de ignorar el mérito y la valía de nuestros soldados.
El Ejército y las Fuerzas de Seguridad que quisieran Zapatero –por cierto, ¿sigue Zapatero como presidente del Gobierno? ¿Dónde está? ¿Ha participado en la campaña?- y Chacón siguen el modelo llamado telettubi: ¡Abrazo fuerte!
Si por ellos fuera, las balas serían de bombón de chocolate, las granadas piñatas llenas de chuches y los cascos y uniformes, de diseño vittorioluchino. España es un país tan moderno que no hace daño a nadie.
Nuestro ejército está formado por enfermeros y enfermeras y albañiles y albañilas. Y si alguna vez, a alguno de ellos se le escapa un tiro de verdad, primero ordenaremos que no se sepa, para que no piense nadie que nos estamos volviendo agresivos. Luego le meteremos en el calabozo hasta que la Barbie modelo “Jefe de Estado Mayor” diga.
Eso sí, en lugar de dar estas noticias en la tele, mejor les ponemos a los ignorantes estos las peleas diarias entre poligoneros, farloperos y medioputis de tres al cuarto de la plantilla de Telecinco.
Agradezco, una vez más, al maestro Pérez Reverte que me dé un leitmotiv para esta apostasía semanal. Su columna Patente de corso es una fuente inagotable de ideas y, en este caso, nos proporciona una noticia que, de otro modo, seguro que no hubiéramos conocido.
Resulta que el pasado mes de septiembre, un matrimonio francés fue secuestrado por piratas somalíes. Bueno, más exactamente hay que decir que el marido fue directamente asesinado y tirado por la borda, y la mujer secuestrada.
Algunos días después, el buque anfibio de la Armada Española Galicia se topó con el esquife de los piratas, a los que inmediatamente dio el preceptivo alto. Como los chicos no quisieron entregarse -pero sí que mostraron a la rehén- el capitán del Galicia solicitó órdenes al alto mando de la operación Atalanta. Una vez recibidas éstas, el capitán ordenó ir a por los malos.
En estas cosas suele pasar que lleva las de perder el malo. Y no es porque sea el malo, sino porque normalmente un malo con una metralleta es el doble de malo, aunque sea torpe. Las Fuerzas Armadas españolas tienen un excelente nivel operativo, y la prueba de ello es que redujeron a los siete piratas sin producir ningún cadáver.
Los piratas no acertaron ni a la pobre mujer francesa, a la que arrojaron al mar para después tirotearla. Como resultado final, algunos heridos en la tripulación corsaria, una mujer rescatada sana y salva y eternamente agradecida a unos infantes de Marina que le han salvado la vida, y –aquí es donde voy- una ignorancia prácticamente absoluta por parte de los medios de comunicación españoles.
Porque, dígame sinceramente: ¿usted se había enterado? Porque yo, desde luego, no. Y eso que miro la prensa a diario –a veces con mayor y otras con menor atención, pero todos los días-. La siguiente pregunta es obvia y evidente: ¿por qué no nos hemos enterado?
Parece ser que el Ministerio de Defensa ha dado órdenes de no propagar esta noticia a los medios de comunicación masivos. El prurito gili-pacifista de este Gobierno de colorines y recortables impide que la sociedad española tenga conocimiento de este tipo de operaciones, aunque sean un éxito total.
Parece que nos avergüence comunicar al mundo que tenemos unas Fuerzas Armadas excelentemente formadas y preparadas para la acción con garantías de éxito en cualquier momento. Extraña que las instrucciones fueran de ataque, en lugar de dirigirse al jefe de los malos con un megáfono y pedirle por favor que soltara a la rehén.
No sorprende –para nada- la impecable actuación de los infantes de Marina españoles. Repugna el desprecio de las autoridades políticas, manifestado es esa orden de ignorar el mérito y la valía de nuestros soldados.
El Ejército y las Fuerzas de Seguridad que quisieran Zapatero –por cierto, ¿sigue Zapatero como presidente del Gobierno? ¿Dónde está? ¿Ha participado en la campaña?- y Chacón siguen el modelo llamado telettubi: ¡Abrazo fuerte!
Si por ellos fuera, las balas serían de bombón de chocolate, las granadas piñatas llenas de chuches y los cascos y uniformes, de diseño vittorioluchino. España es un país tan moderno que no hace daño a nadie.
Nuestro ejército está formado por enfermeros y enfermeras y albañiles y albañilas. Y si alguna vez, a alguno de ellos se le escapa un tiro de verdad, primero ordenaremos que no se sepa, para que no piense nadie que nos estamos volviendo agresivos. Luego le meteremos en el calabozo hasta que la Barbie modelo “Jefe de Estado Mayor” diga.
Eso sí, en lugar de dar estas noticias en la tele, mejor les ponemos a los ignorantes estos las peleas diarias entre poligoneros, farloperos y medioputis de tres al cuarto de la plantilla de Telecinco.
MARIO J. HURTADO