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Un problema general

En el artículo anterior dedicado a los sindicatos -y por razones de espacio. solamente a los sindicatos- apuntaba de forma clara que había que suprimir las subvenciones a éstos y añadía, a renglón seguido, que también había que “eliminar otras ayudas oficiales” a una larga lista de colectivos. Tengo que agregar que nunca he estado en contra de los sindicatos, los cuales cumplen un papel importantísimo y necesario en el panorama socio-laboral. Si algún lector ha creído ver que atacaba dichas organizaciones, le ruego que lea despacio el citado texto.

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Entresaco, del artículo anterior, lo siguiente: “¡Ojo!, que estas subvenciones tienen también que desaparecer para las asociaciones de empresarios y para la mayoría del resto de colectivos (laborales, culturales y de otros tipos) así como para los partidos políticos y las iglesias. Es mucha la sangría que se escapa por estos conceptos”.

Un amable lector amplía la información antes citada, complementándola con la cantidad de dinero recibido por éstas. Son una serie de asociaciones que chupan de la teta del Estado y también habría que suprimirles el aporte económico; esa lista la reproduzco aquí para efectuar la suma de euros volatilizados. ¡No están todas las que son!

Suma y sigue: 16 millones para la patronal; 85 para los partidos políticos; 5 para la federación de futbol; 90 para el cine; 360 para empresas de prensa y TV; 6.000 para la iglesia católica (yo apuntaba a suprimir la ayuda a cualquier tipo de “iglesia” sea de la confesión que sea). Todo ello suma 6.556 millones de euros. ¡Son bastantes euros!

Hay muchas más organizaciones a las que introducir en esta bolsa de dispendio. La lista sería larga y, por tanto, imposible de reseñar, por razones de espacio. Con paciencia y un poco de tiempo, el lector podrá acceder a ellas en Internet.

Tan solo de ONG, existen más de 500. El 25,71 por ciento de dichas ONG obtiene el 70 por ciento de sus ingresos mediante subvenciones públicas. Solamente Greenpeace, Amnistía Internacional, Misiones diocesanas y la Asociación de Educación Ambiental y Ecología social no recurren a ayudas públicas, según cita un estudio publicado por la Fundación Consumer.

En el caso de Amnistía Internacional y Greenpeace, esta no dependencia económica les permite denunciar todo tipo de tropelías allí donde ocurran. "Libertad de actuación" se llamaría tal actitud y así no muerden la mano que les daría de comer.

Como ejemplo sangrante cito la última ocurrencia de la Generalitat catalana. Mientras anunciaban un aplazamiento en las ayudas a geriátricos y centros de discapacitados, desde Bienestar Social concedían 875.450 euros de apoyo a 34 entidades juveniles pertenecientes a partidos políticos y sindicatos. Motivo: “estas entidades son especialmente relevantes en el tejido asociativo juvenil y para reconocer su tarea asociativa”. ¡Sin comentario!

Indudablemente, hay muchas más organizaciones dedicadas a diversos menesteres con o sin ayuda pública. Pero no seamos tan ingenuos pensando que este tipo de asociaciones son todas maravillosas. Algún ejemplo no imitable hemos tenido en los últimos años.

Adrede, he dejado aparte lo que recibe la Casa Real para su mantenimiento. De momento y mientras no se reforme el asunto, el Rey asume la Jefatura del Estado. Hay diversos pareceres sobre el tema y voces muy autorizadas para defender o atacar dicho estatus. ¡Doctores tiene la iglesia!

¿Monarquía o Republica? Esta sería una cuestión para someter a consulta popular en un referéndum. Vaya por delante que no soy monárquico y, por tanto, las razones que aduzco a continuación son de orden práctico. No nos separemos del tema.

Sólo voy a aportar un argumento discutible, por supuesto, y que cada cual piense y razone, desde una inteligencia práctica, lo que podría suponer la opción A o B. La monarquía, por el momento, la tenemos ¿vitalicia? y nos supone -parece ser- unos 9 millones de euros anuales.

Un presidente de la República lo sería por cuatro años y nos costaría X euros. Cuando finalizara su mandato pasaría a estar jubilado con un sueldo vitalicio, oficina, dos funcionarios a su servicio, coche y escolta, lo que comportaría otra X' de euros.

En el lugar del presidente saliente entraría otro presidente con X+X' euros, y así hasta cuando sea necesario. Piensen por un momento en los presidentes autonómicos y estatales que estamos manteniendo y lo que suponen para las arcas públicas.

Bien es cierto que siempre se podría optar por un presidente vitalicio, pero dado el enconado partidismo que nos mueve ¿estaríamos dispuestos a una figura vitalicia de ese tipo? ¿Se resignarían los partidos políticos a tener un presidente que pudiera escapar a su influencia política? ¿Seguiríamos moviéndonos de manera artera en la alternativa de “dos españoles, tres opiniones”?

Por poner un ejemplo cercano, el ilustre andaluz afincado en Cataluña, como expresidente, recibirá un 80 por ciento de lo que cobre el president en activo. Dicen las malas lenguas que dicha paga ascenderá a 115.000 euros al año, más despacho con personal, seguridad, coche, etc. ¡No podía ser menos que otros expresidentes!

Y este señor, al cumplir los 65, recibirá una pensión vitalicia de 7.201 euros al mes. Si le pasa algo -el Señor no lo quiera- su viuda cobrará 3.600 (¿!?). La pensión máxima que establece el Estado es de unos 2.000 euros netos al mes. Indudablemente, si miramos atrás, aún hay gente mucho peor. Ello no me consuela. “Cuentan de un sabio un día…”.

Las matemáticas a veces son muy tozudas y ya no sé si es más caro un sistema u otro. De todas formas, habría que convocar una consulta popular para poder hacer los cambios pertinentes en nuestro sistema de gobierno. Reconozco que en este tema estoy tibio, visto desde parámetros de la praxis política.

En resumen: estamos en una crisis económica, social y política a la que no se le ve fin. Hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades y hemos gastado más de lo que podíamos, tanto en el ámbito familiar como en el estatal. La vaca sí que da leche: lo que no tiene son ubres suficientes para seguir mamando de ella.

Y nos guste o no, este tema no es ni del PSOE ni del PP. Otra cuestión es que queramos camuflarlo con la consabida trifulca derecha/izquierda. Estamos ante un problema general que afecta a toda España y a los españoles; que va de norte a sur y de este a oeste. La gallina de los huevos de oro está seriamente afectada.

Posdata: Adjunto algunas direcciones de Internet para que, quienes tengan tiempo y ganas, puedan rastrear datos sobre el tema de las ayudas públicas a organizaciones varias:
PEPE CANTILLO
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