“Es mucho más habitual oír a un coyote que verlo. El aullido es engañoso; puede parecer que el coyote está en un lugar, cuando realmente se encuentra en otra parte”. La regla número 11 de la serie mítica de Chuck Jones, El coyote y el correcaminos, dice que al coyote nunca se le permitirá capturar al correcaminos. De lo contrario, no habría más correcaminos.
Disculpen aquellos lectores más sensibles en apretar el gatillo si este artículo resulta demasiado irreverente y políticamente incorrecto. No tengo coartada, lo reconozco, salvo que estoy dejando de fumar. Deseo deszumar (quitar el zumo) de lo que me venga en gana. Que no desfumar -que lo intento, compréndase-. Permítanmelo. Aunque sólo sea por esta vez.
El único día que no me dedico a mañanear, arden las singers perversas de los periódicos. La archicofradía de las parrilladas y la pimpinela, NATO in english, que todo sea dicho, se dedica a emputecer, a desparramar los calostros del fascismo con su pie grande y a tomar por la rabera todo lo que se le antoja, ha echado grillos y aguanieve sobre el convoy de Gadafi. Lo han dejado bizco y se lo han entregado a los maromos de esa revolución desaliñada patrocinada por los escoberos del Imperio. Un jodido cuesco más de los poderosos.
Para mí, ese CNT es un conciábulo de despojos y traidores que en su tiempo floretearon a Gadafi. El ardor venenoso de los oportunistas y de los conversos. No estoy ni con los gadafistas (defienden sus privilegios), ni con los rebeldes (quieren ser los nuevos privilegiados adiposos, uséase, los que se hagan con la manteca del anciano régimen).
Demasiado calenturiento nos salió este Gadafi, entre liños y secretos. Coronel, no sentía simpatía por su Régimen, pero que quede meridianamente claro (Rajoy dixit): le han traicionado los demócratas occidentales a los que mis convecinos votan. Usted se fió de ellos, le agasajaron, le limpiaron el ojal. Yo hace tiempo que no lo hago. Menudos hideputas, (sus amiguitos, digo) ¿verdad?
Estaba jugando con mi hijo de casi un año y mientras veíamos un capítulo de la serie infantil Caillou me dije para mis adentros: es una excepcional noticia el que ETA se meta en el pasto con Franco y con todos los matanceros que han hecho tanto daño a este país, Borbones y Austrias incluidos. Lo siento si provoco fibrilación en los cimarrones que aún creen que el semen del rey sabe a tutti frutti. Los reyes, a todas las escalas, son imbéciles. El nuestro, no. Y lo felicito por ello.
Mi modelo de mundo, de convivencia, no se asemeja al de ETA, Gadafi, Sadam, Bush, Aznar, Zapatero, y demás ralea. Me resultan todos unos proxenetas de confitería que sólo saben dar cabriolas... y limpiar ojales. La política para esta gente no es "construcción", no es "honestidad", "verdad", "libertad", "amistad", "transparencia", "civilización", "generosidad"...
Es "oportunismo", "agresión", "medias verdades", "mentira", "maquiavelismo", "poder", "traición", "amiguismo" (que no "amistad"), "intereses ajenos" -y no "interés general"-, etcétera. Y "Poder", con mayúsculas y minúsculas. Lo siento por la gente que se envuelve el bocata para ir a ver a Rajoy o a Zapatero. ¡Estáis apoyando a píldoras demasiado cabezonas, con exceso de cuento!
Me gustaría aniquilarlos (de forma política, claro) a todos con la punta del dedo, con un rayo salido del meato. Desprecio a los asesinos de Marta del Castillo, así que disculpen los lectores más epidérmicos: hoy voy de apretar con fuerza el cañón o ponerles pesas de 550 kilogramos en el Guadalquivir. Nadad, cabrones, nadad.
ETA deja las armas. No lo han dicho así, pero si tienen un depósito de misiles, que me lo presten. Hay tanto hideputa suelto (en castellano antiguo), que duelen menos vocales y consonates.
Que el Poder Judicial de este país -astroso, subalterno y comisariado político del partido de turno- se comporta de forma asnal, está comprobado. ¡Meted tralla a los criminales, no nos dejéis indefensos, cobardes! Estamos hartos los aldeanos de que todo se pague con influencia y sestercios. A sus señorías cucaracheras les deberían de tocar los cromos del abecedario de las infamias. ¿No tenéis hijos?
Habéis conseguido que no nos creamos vuestra división de poderes de fantasía, que vuestra Justicia sea una absoluta caca crocante (con honrosas excepciones). ¡Dejad de santificar las fiestas y poneos a trabajar, que nos están matando, robando, violando!
¡Al carayo las leyes de estos políticos espantosos! ¡O cadena perpetua o tiro en la cabeza! Estamos hartos de la sociedad que estáis deformando y enviciando. Lo dicho, mañaneo un buen día y me topo con lo cantado. Mucho apache suelto y aperreado.
Las navajas de Gadafi caen en una montería de elefantes. Después de tener a Sadam ocho minutos bailando un calambre, las imágenes de esta mañana son inauditas.
ETA (llamada también Conjunción Jodedora Vasca, que no copulativa) anuncia el cese definitivo de su actividad armada. Menudo versículo, Jeremías. Vaya, que no se acochinan, que dejarán de apuntarnos con sus chuzos y dejarán de compartir su música de enamorados con todos los aldeanos de este país. Lucha armada. O contencioso administrativo con enseres para hacer pupita. Y los periódicos nacionales les hacen el juego semántico. Gran noticia. Aún debemos agradecérselo y ponerles un pisito. Y bailarles un aurresku en bolas.
Tras pasar su comunicado como una bayeta absorbente, la disolución de los mafiosos de ETA se me antoja un portarrollos muy difícil de alicatar. Será que soy como mi carnicero, que me gusta cucharear toda la pulpeta del bicho. Dicho esto, y con toda la cautela, es la hora de la reflexión serena y la especulación silenciosa.
Pido disculpas a mi viejo profesor de Ciencia Política, Don Jorge Riezu, porque a la segunda de sus recomendaciones no me voy a acoger. Me amparo en la quinta enmienda. Siendo o no aldeanos de un sólo huso, de un sólo uso (votar), dejemos de pasar el lomo por las brechas del pastoreo.
Hay que ser reclamante y restituir la moral de la exigencia ciudadana. Debe terminarse con la madera común, con las rotondas sin salidas que nos metieron por el pompis. Es hora de que el Estado coquetón quite el plafón para que veamos cuántos idiomas se pudren en las bombillas.
Tal vez, a la última escenificación lapidaria de ETA habría que añadirle un nuevo agente atmosférico, con música de Nino Rota tras los rastrojos. Eso sí, sin fijar el domicilio de las gavillas, véase dinero sonante; ni tener la desfachatez del pulimento ni del cálculo mocho que tanto gusta a los que se retrepan sobre el caballo dejando la bola fácil y confiscando el sacramento de la penitencia.
El anclaje de ETA se encuentra entre edificios ya andados, con vindicatorias de sí misma, con un alegro servido en medio vaso de cieno. Nos toca ahora apurarlo. Créanme, nos dirán que es malvasía.
Lo aseveré con anterioridad: el guión ya fue establecido, entre rancheros y coyotes en mangas de camisa, lo que en gramática vienen siendo los verbos copulativos. Esto es… No hay nada más.
En las facturas embusteras de los disparaderos chispean lo que todos intuimos: que las travesuras de ETA traen barro jesuítico y el Estado está cocheando un turrón muy duro. Nos encajonan las estrías de la negociación y el Estado nos enseña el pezón de la bandera dando luz de fondo.
El Movimiento Independentista Vasco (mal llamado izquierda abertzale), regresa a las instituciones para gestionar millones de euros. Un tonelaje enorme de pinches de los militarras se prepara para el desembarco.
La primera concesión sanitaria a ETA, un “pagamento” más, una machada en corrillo, la puesta en antena, el primer sorbo de la quiebra. La primera espada de su futuro patronato ahora en el horno. Es hora de la mudanza, de las ASTRA¨s en el cóccix al matapolvo democrático. Se terminó por ahora el hacer ojales en las jetas de concejales, la mendacidad de sus falsas treguas.
Poesía con vistas a la ciudad, por encima de los mercurios. Y nos tenemos que comer ese pollo frito, ese viejo pedorreo, porque así nos lo sirven. ¡Oiga!, que son asesinos a sueldo, que son el vulgar culto de un secarral. A ver dónde su ala más intransigente coloca las mollas ahora.
Atentos, antes de que se nos quede un peinado chealsea y unos maryjanes en los juanetes. Tradición obrera británica por excelencia. "Supongo que sólo duele por un momento", se consoló un esclavo negro antes de que le cortaran las orejas después de haber escapado.
Me despierto en esa mañana de grandes titulares con el solomillo de Gadafi en el centro de un tendedero de picaduras mortales. He de creerme que han hallado al coronel en unas cloacas, escondido como el borrón de un escolar con un pimentero en la mano.
Se dejó coger Gadafi. El petirrojo, antes halcón, se vuelve mueso en una suelta de perros silvestres. Se entregó a la sinfonía tabernaria de quienes lo iban a linchar y ejecutar. Hemos de creernos eso. Y después se propinó un pisotón en la napia. ¡Por favor!
A este tipo lo trincaron los otánicos y se lo ofrecieron como una legaña a las turbas enfurecidas. Lo que me duele de estos villanos con currículum de malos malotes es que no mueran vaciando cargador o se arroguen una última bala sonora para ellos.
No tienen gallardía ni honor: qué menos que despedirse del diablo o de los coños expresos. Asco de coronel, asco de Mussolini, que le dan el gusto a sus adversarios de burlarse, vejarlos, maltratarlos. ¿Dónde quedan las diatribas, arengas y demás cuando los cojones de Don Lorenzo (el yerno de Paco Tous en Los hombres de Paco) son los que deben aparecer en escena?
Sadam. Un tanto de lo mismo. Dos pistolas, canelones para microondas y un maletín con miles de dólares. Escondido en el zulo de una granja. Menuda deposición de villano. ¡Que venga el malo de Águila Roja porque esto no hay quien se lo crea!
Lo dicho, queridos lectores, estoy tratando de dejar de fumar. No es excusa, lo sé. Permítanme que les mande mis peores saludos a aquellos que nos mienten a diario y están dejando este mundo en mantillas y oliendo a desbarate y mugre. Entiéndame, soy padre primerizo. Ahora pueden ensañarse, pero yo me mantengo en mis trece: conciencia crítica. Y dejemos las babas para el babero, porfa please.
Disculpen aquellos lectores más sensibles en apretar el gatillo si este artículo resulta demasiado irreverente y políticamente incorrecto. No tengo coartada, lo reconozco, salvo que estoy dejando de fumar. Deseo deszumar (quitar el zumo) de lo que me venga en gana. Que no desfumar -que lo intento, compréndase-. Permítanmelo. Aunque sólo sea por esta vez.
El único día que no me dedico a mañanear, arden las singers perversas de los periódicos. La archicofradía de las parrilladas y la pimpinela, NATO in english, que todo sea dicho, se dedica a emputecer, a desparramar los calostros del fascismo con su pie grande y a tomar por la rabera todo lo que se le antoja, ha echado grillos y aguanieve sobre el convoy de Gadafi. Lo han dejado bizco y se lo han entregado a los maromos de esa revolución desaliñada patrocinada por los escoberos del Imperio. Un jodido cuesco más de los poderosos.
Para mí, ese CNT es un conciábulo de despojos y traidores que en su tiempo floretearon a Gadafi. El ardor venenoso de los oportunistas y de los conversos. No estoy ni con los gadafistas (defienden sus privilegios), ni con los rebeldes (quieren ser los nuevos privilegiados adiposos, uséase, los que se hagan con la manteca del anciano régimen).
Demasiado calenturiento nos salió este Gadafi, entre liños y secretos. Coronel, no sentía simpatía por su Régimen, pero que quede meridianamente claro (Rajoy dixit): le han traicionado los demócratas occidentales a los que mis convecinos votan. Usted se fió de ellos, le agasajaron, le limpiaron el ojal. Yo hace tiempo que no lo hago. Menudos hideputas, (sus amiguitos, digo) ¿verdad?
Estaba jugando con mi hijo de casi un año y mientras veíamos un capítulo de la serie infantil Caillou me dije para mis adentros: es una excepcional noticia el que ETA se meta en el pasto con Franco y con todos los matanceros que han hecho tanto daño a este país, Borbones y Austrias incluidos. Lo siento si provoco fibrilación en los cimarrones que aún creen que el semen del rey sabe a tutti frutti. Los reyes, a todas las escalas, son imbéciles. El nuestro, no. Y lo felicito por ello.
Mi modelo de mundo, de convivencia, no se asemeja al de ETA, Gadafi, Sadam, Bush, Aznar, Zapatero, y demás ralea. Me resultan todos unos proxenetas de confitería que sólo saben dar cabriolas... y limpiar ojales. La política para esta gente no es "construcción", no es "honestidad", "verdad", "libertad", "amistad", "transparencia", "civilización", "generosidad"...
Es "oportunismo", "agresión", "medias verdades", "mentira", "maquiavelismo", "poder", "traición", "amiguismo" (que no "amistad"), "intereses ajenos" -y no "interés general"-, etcétera. Y "Poder", con mayúsculas y minúsculas. Lo siento por la gente que se envuelve el bocata para ir a ver a Rajoy o a Zapatero. ¡Estáis apoyando a píldoras demasiado cabezonas, con exceso de cuento!
Me gustaría aniquilarlos (de forma política, claro) a todos con la punta del dedo, con un rayo salido del meato. Desprecio a los asesinos de Marta del Castillo, así que disculpen los lectores más epidérmicos: hoy voy de apretar con fuerza el cañón o ponerles pesas de 550 kilogramos en el Guadalquivir. Nadad, cabrones, nadad.
ETA deja las armas. No lo han dicho así, pero si tienen un depósito de misiles, que me lo presten. Hay tanto hideputa suelto (en castellano antiguo), que duelen menos vocales y consonates.
Que el Poder Judicial de este país -astroso, subalterno y comisariado político del partido de turno- se comporta de forma asnal, está comprobado. ¡Meted tralla a los criminales, no nos dejéis indefensos, cobardes! Estamos hartos los aldeanos de que todo se pague con influencia y sestercios. A sus señorías cucaracheras les deberían de tocar los cromos del abecedario de las infamias. ¿No tenéis hijos?
Habéis conseguido que no nos creamos vuestra división de poderes de fantasía, que vuestra Justicia sea una absoluta caca crocante (con honrosas excepciones). ¡Dejad de santificar las fiestas y poneos a trabajar, que nos están matando, robando, violando!
¡Al carayo las leyes de estos políticos espantosos! ¡O cadena perpetua o tiro en la cabeza! Estamos hartos de la sociedad que estáis deformando y enviciando. Lo dicho, mañaneo un buen día y me topo con lo cantado. Mucho apache suelto y aperreado.
Las navajas de Gadafi caen en una montería de elefantes. Después de tener a Sadam ocho minutos bailando un calambre, las imágenes de esta mañana son inauditas.
ETA (llamada también Conjunción Jodedora Vasca, que no copulativa) anuncia el cese definitivo de su actividad armada. Menudo versículo, Jeremías. Vaya, que no se acochinan, que dejarán de apuntarnos con sus chuzos y dejarán de compartir su música de enamorados con todos los aldeanos de este país. Lucha armada. O contencioso administrativo con enseres para hacer pupita. Y los periódicos nacionales les hacen el juego semántico. Gran noticia. Aún debemos agradecérselo y ponerles un pisito. Y bailarles un aurresku en bolas.
Tras pasar su comunicado como una bayeta absorbente, la disolución de los mafiosos de ETA se me antoja un portarrollos muy difícil de alicatar. Será que soy como mi carnicero, que me gusta cucharear toda la pulpeta del bicho. Dicho esto, y con toda la cautela, es la hora de la reflexión serena y la especulación silenciosa.
Pido disculpas a mi viejo profesor de Ciencia Política, Don Jorge Riezu, porque a la segunda de sus recomendaciones no me voy a acoger. Me amparo en la quinta enmienda. Siendo o no aldeanos de un sólo huso, de un sólo uso (votar), dejemos de pasar el lomo por las brechas del pastoreo.
Hay que ser reclamante y restituir la moral de la exigencia ciudadana. Debe terminarse con la madera común, con las rotondas sin salidas que nos metieron por el pompis. Es hora de que el Estado coquetón quite el plafón para que veamos cuántos idiomas se pudren en las bombillas.
Tal vez, a la última escenificación lapidaria de ETA habría que añadirle un nuevo agente atmosférico, con música de Nino Rota tras los rastrojos. Eso sí, sin fijar el domicilio de las gavillas, véase dinero sonante; ni tener la desfachatez del pulimento ni del cálculo mocho que tanto gusta a los que se retrepan sobre el caballo dejando la bola fácil y confiscando el sacramento de la penitencia.
El anclaje de ETA se encuentra entre edificios ya andados, con vindicatorias de sí misma, con un alegro servido en medio vaso de cieno. Nos toca ahora apurarlo. Créanme, nos dirán que es malvasía.
Lo aseveré con anterioridad: el guión ya fue establecido, entre rancheros y coyotes en mangas de camisa, lo que en gramática vienen siendo los verbos copulativos. Esto es… No hay nada más.
En las facturas embusteras de los disparaderos chispean lo que todos intuimos: que las travesuras de ETA traen barro jesuítico y el Estado está cocheando un turrón muy duro. Nos encajonan las estrías de la negociación y el Estado nos enseña el pezón de la bandera dando luz de fondo.
El Movimiento Independentista Vasco (mal llamado izquierda abertzale), regresa a las instituciones para gestionar millones de euros. Un tonelaje enorme de pinches de los militarras se prepara para el desembarco.
La primera concesión sanitaria a ETA, un “pagamento” más, una machada en corrillo, la puesta en antena, el primer sorbo de la quiebra. La primera espada de su futuro patronato ahora en el horno. Es hora de la mudanza, de las ASTRA¨s en el cóccix al matapolvo democrático. Se terminó por ahora el hacer ojales en las jetas de concejales, la mendacidad de sus falsas treguas.
Poesía con vistas a la ciudad, por encima de los mercurios. Y nos tenemos que comer ese pollo frito, ese viejo pedorreo, porque así nos lo sirven. ¡Oiga!, que son asesinos a sueldo, que son el vulgar culto de un secarral. A ver dónde su ala más intransigente coloca las mollas ahora.
Atentos, antes de que se nos quede un peinado chealsea y unos maryjanes en los juanetes. Tradición obrera británica por excelencia. "Supongo que sólo duele por un momento", se consoló un esclavo negro antes de que le cortaran las orejas después de haber escapado.
Me despierto en esa mañana de grandes titulares con el solomillo de Gadafi en el centro de un tendedero de picaduras mortales. He de creerme que han hallado al coronel en unas cloacas, escondido como el borrón de un escolar con un pimentero en la mano.
Se dejó coger Gadafi. El petirrojo, antes halcón, se vuelve mueso en una suelta de perros silvestres. Se entregó a la sinfonía tabernaria de quienes lo iban a linchar y ejecutar. Hemos de creernos eso. Y después se propinó un pisotón en la napia. ¡Por favor!
A este tipo lo trincaron los otánicos y se lo ofrecieron como una legaña a las turbas enfurecidas. Lo que me duele de estos villanos con currículum de malos malotes es que no mueran vaciando cargador o se arroguen una última bala sonora para ellos.
No tienen gallardía ni honor: qué menos que despedirse del diablo o de los coños expresos. Asco de coronel, asco de Mussolini, que le dan el gusto a sus adversarios de burlarse, vejarlos, maltratarlos. ¿Dónde quedan las diatribas, arengas y demás cuando los cojones de Don Lorenzo (el yerno de Paco Tous en Los hombres de Paco) son los que deben aparecer en escena?
Sadam. Un tanto de lo mismo. Dos pistolas, canelones para microondas y un maletín con miles de dólares. Escondido en el zulo de una granja. Menuda deposición de villano. ¡Que venga el malo de Águila Roja porque esto no hay quien se lo crea!
Lo dicho, queridos lectores, estoy tratando de dejar de fumar. No es excusa, lo sé. Permítanme que les mande mis peores saludos a aquellos que nos mienten a diario y están dejando este mundo en mantillas y oliendo a desbarate y mugre. Entiéndame, soy padre primerizo. Ahora pueden ensañarse, pero yo me mantengo en mis trece: conciencia crítica. Y dejemos las babas para el babero, porfa please.
J. DELGADO-CHUMILLA