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Rubalcaba versus Rajoy

Todavía no se ha dado el pistoletazo de salida y ya nos han informado de las campañas que llevarán a cabo los dos grandes partidos que dominan en panorama político español. Y en esta ocasión, a pesar de las promesas de que van a ser comedidos, pues los tiempos no están como para tirar cohetes, me temo que nos inundarán de mensajes a todas horas. No van a tener piedad de nosotros, por lo que si alguno tiene una casa en el campo le aconsejo que la utilice por su propia salud mental.

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¿Y por qué soy tan alarmista si parece ser que ya estamos vacunados de las campañas publicitarias electorales? Pues porque creo que en esta ocasión un partido, el PSOE, se lo juega todo en una fecha nefasta, 20-N, con las encuestas claramente favorables al Partido Popular.

No voy a hacer repaso de todo lo que el Partido Socialista ha ido tirando por la borda durante estos últimos tiempos: reforma laboral, congelación de las pensiones, aumento de la edad de jubilación, reducción de los sueldos de los funcionarios… y para colmo, de la noche a la mañana, Zapatero comunica a su partido rival (antes incluso que al candidato Rubalcaba) que desea que haya una modificación en la Constitución para limitar el déficit público (¡nada menos que cambiando la Constitución!).

No sé si queda algo del débil Estado del bienestar de este país para regalar, puesto que el partido del Gobierno ya ni siquiera tiene como referente los postulados de la socialdemocracia en los que apoyarse. Se ha desdibujado tanto que hasta esa palabra le parece demasiado. ¡Si se levantara de su tumba aquel gran socialdemócrata sueco que era Olof Palme, creo que volvería horrorizado de nuevo a colocarse encima la losa que lo tapa!

Pues bien, viendo que se avecina la hecatombe, ¿qué salida le queda al partido que hoy gobierna este país? Pues se encomiendan a un político de la vieja guardia, Alfredo Pérez Rubalcaba, con buenas dotes oratorias y con algo de carisma, pero del que todavía está por ver la credibilidad que tiene en la población, ya que no salta “virgen” a la arena de los gladiadores en las que se tendrá que medir con su rival: Mariano Rajoy.

Pero en la actualidad, un político es también su imagen, lo que se proyecta a través de los poderosos medios de comunicación. Y dentro de esos medios, sin lugar a dudas, está la publicidad, a través de la que, como he indicado, se va a construir una especie de Superman, eso sí, algo alicaído, que vendría a salvarnos de tantos problemas que nos abruman y, de paso, salvaría a su partido de verse en una larga travesía del desierto de varias legislaturas en la oposición.

Por lo pronto, ya se ha puesto la maquinaria a funcionar. Elena Valenciano, cual eminencia gris pensante, se convierte en la estratega de la campaña. Para ello, se ha buscado primeramente un eslogan: RUBALCABA, SÍ. Se quita de en medio “Alfredo”, pues suena a coleguismo; y lo de “Pérez”, pues hay muchos en nuestro país.

De este modo, sobre el habitual fondo rojo, aparece la foto retocada, en blanco y negro, de un Rubalcaba sonriente. Del cartel se ha eliminado el logotipo; al tiempo que el acrónimo del partido (es decir, sus iniciales) apenas se aprecian en el conjunto. Todo se apuesta sobre el candidato; todos rezan para que sea su tabla de salvación.

Los del Partido Popular, que de tontos no tienen un pelo, han recibido como agua de mayo todas las medidas tomadas por Zapatero, y no digamos su brillante idea de reformar la Constitución de espaldas al pueblo. Vamos, que se lo han puesto en bandeja.

¿Y cómo llevarán la publicidad de campaña electoral, sabiendo que están a un paso de la gloria? Sobre el color no es necesario echar mucha imaginación, pues, aunque hace unos años coquetearon con el anaranjado, han vuelto al azul celeste de una manera obsesiva.

Tengo que apuntar que el rojo y el azul, que ambos partidos utilizan como fondos en sus imágenes públicas, remiten a los colores que simbolizaron las fuerzas contendientes en la Guerra Civil de nuestro país: republicanos, por un lado, y nacionales, por el otro. Bien es cierto, que ambos tonos se han aclarado, para no evocar excesivamente aquel hecho trágico.

Y, dado que los populares ya se ven ocupando la Moncloa, han acudido a la palabra mágica: “Cambio”, como si fuera un sortilegio para que sea la base de su eslogan. De este modo, ya han acuñado el lema con el que nos martillearán en la cabeza: “Empieza el cambio”.

Sobre este eslogan, CiU ha puesto el grito en el cielo, diciendo que les han plagiado, puesto que ellos ganaron las últimas elecciones autonómicas del 28 de noviembre del año pasado con el lema: “Comença el canvi”.

Como vemos, la palabra talismán en las elecciones es la de “cambio” (“canvi” en catalán). Con esta mágica palabra Artur Mas desplazó a Montilla de su puesto de presidente de la Generalitat. La palabreja, pues, algo debe de tener que tanta suerte les da a quienes la utilizan.

PULSE EN LA IMAGEN PARA AMPLIARPero se equivocan los “convergentes” cuando hablaron de plagio, puesto que con esta palabra maravillosa Felipe González llegó a presidente del Gobierno, arrasando en las elecciones allá por el año 1982 (nada menos que hace casi tres décadas que empezó a ser utilizada).

Y para que veamos que no me estoy inventando nada, os traigo los carteles que los mismos partidos en liza sacaron a la calle para ver quién se llevaba el gato al agua. He de aclarar que en aquellos años todavía no existía el Partido Popular, sino Alianza Popular, que ha sido su antecedente.

En el primer cartel, el del PSOE, vemos que aparece un joven Felipe González, con un poco de barba, con aire soñador, debajo del logotipo y el acrónimo del partido… y con el eslogan: “Por el cambio”.

PULSE EN LA IMAGEN PARA AMPLIAREl en lado contrario, aparece el rostro de Fraga, de edad mucho mayor que su contendiente y con el lema “Es hora de Fraga”. El logotipo de Alianza Popular (que iba en coalición con el Partido Demócrata Popular) juega con el rojo y el amarillo dorado, que son los colores de la bandera española.

Los resultados en 1982 fueron un absoluto triunfo para el Partido Socialista, ya que sacó 202 diputados y 134 senadores, mientras que Alianza Popular (en coalición con el PDP) obtuvo 106 diputados y 54 senadores. Como detalle diré que en esa convocatoria se produjo el hundimiento del PCE, ya que solo sacó 4 diputados, un auténtico mazazo para un histórico partido que fue cabecera de la lucha contra la dictadura franquista.

Resulta curioso que 29 años después se inviertan los papeles: el PSOE de ahora apuesta todo hacia una figura, tomando el segundo apellido de su candidato como lema de la campaña; al tiempo que el PP lo hace con la palabra “cambio”. ¿Nos encontraremos en que la historia se repite, pero en esta ocasión con sentido contrario?

Posdata. Me pregunto: ¿Hay vida más allá del bipartidismo que vive nuestro país? ¿Veremos dentro de 30 años (los que puedan) otra vez la contienda PSOE versus PP? ¿Se hará alguna vez una reforma electoral en que todos los votos tengan el mismo valor? ¿Conoceremos una verdadera democracia participativa o esta se irá encogiendo cada vez más hasta que la gente apenas acuda a las urnas? Si hay alguien que lo tenga claro le agradecería que me lo explicara.
AURELIANO SÁINZ
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