Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de una crónica de la expedición de la que han formado parte varios integrantes del Grupo de Montaña Piedraluenga en torno al Pico Lenin, una montaña de 7.165 metros de altitud situada en la cordillera de Pamir, entre las repúblicas de Tayikistán y Kirguistán, en Asia Central. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
Una expedición integrada por el montillano José Miguel Lara del Grupo de Montaña Piedraluenga, el cordobés Paco Ponce del Grupo de Montaña Verticalia y los marcheneros Ramón Montero y Rafa Gavira, del Grupo de Montaña Con Botas y Mochila y, a su vez, miembros también de Piedraluenga, partió el pasado 17 de julio hacia Kirguistán para intentar la ascensión al pico Lenin, de 7.165 metros de altitud, situado en la cordillera del Pamir, al sur del país donde hace frontera con Tayikistán.
Los miembros de la expedición, que ha durado casi un mes, iniciaron el proceso de preparación física los meses previos, completándolo en Sierra Nevada los últimos fines de semana antes de su partida.
El 19 de julio llegaron al campo base del Lenin, situado a 3.600 metros de altitud, comenzando el periodo de aclimatación. La vía de ascensión elegida fue la clásica de la vertiente noroeste, la que sigue la práctica totalidad de los escaladores que prueban suerte en esta montaña, una travesía que recorre una distancia aproximada de 20 km desde campo base hasta cima.
La altitud de la montaña obliga a realizar un proceso de aclimatación durante el que se alternan picos de altura con jornadas de reposo, y que los andaluces planearon en diez días, con cuatro en campo base y tres en campo 1 a 4.400 metros, dos noches en campo 2 a 5.400 metros y una noche en campo 3 a 6.200 metros.
De campo 3 se baja a campo base para descansar dos o tres días, tras los cuales se inicia el ataque a cumbre. Durante éste, si no surgen problemas, se suele ascender un campo cada día hasta campo 3, del que se parte en una jornada maratoniana de aproximadamente 9 horas de subida hasta cumbre a 7.134 metros de altitud, y 6 horas de bajada hasta campo 3.
Los expedicionarios realizaron su proceso de aclimatación durante ocho días hasta campo 2, donde a falta de dos días para finalizarlo, el montillano decidió interrumpirlo por problemas físicos y regresar a campo base para recuperar, uniéndosele su compañero de cordada Paco Ponce que dejaba así incompleta su aclimatación para posibilitar el descenso de éste por el glaciar, muy expuesto si se hace en solitario.
Al día siguiente, los alpinistas marcheneros regresaron igualmente a campo base después de pasar una noche más en campo 2 durante la que no pudieron descansar debido a una ventisca de nieve que los mantuvo despiertos toda la noche y los obligó a reabrir huella en parte de su descenso.
Después de dos días de descanso en campo base el expedicionario de Montilla desistió del intento de ascensión a cumbre debido a la falta de recuperación de los problemas físicos sufridos. A su vez, la cordada integrada por los marcheneros renunció tras subir a campo 1, también por problemas físicos, y únicamente Paco Ponce intentó el ataque a cumbre junto a otros alpinistas españoles con los que los andaluces se habían unido en su recorrido por el Lenin.
Sin embargo, forzados por las previsiones meteorológicas y otras circunstancias, salieron de campo 3 hacia cumbre sin haber compensado durante el ataque los días de aclimatación que les faltaban, lo que los obligó a volverse a 6.500 metros de altitud y renunciar a la cima.
Una montaña de bonita ascensión, sin grandes dificultades técnicas pero con una climatología inestable y extrema, lo que unido a su gran altitud y a la dureza de algunas de sus etapas, convierten al Lenin en una cumbre incierta y cara de conseguir para quienes se aventuran en el intento.
Cabe destacar la fuerte degradación que está sufriendo el glaciar en los últimos años debido al cambio del clima que afecta también a la cordillera del Pamir. En lo positivo, resaltó el trabajo de quienes en los campamentos cuidan de los alpinistas, la belleza de la montaña y la gran colaboración y solidaridad entre los españoles que en buen número intentan escalarla.
Una expedición integrada por el montillano José Miguel Lara del Grupo de Montaña Piedraluenga, el cordobés Paco Ponce del Grupo de Montaña Verticalia y los marcheneros Ramón Montero y Rafa Gavira, del Grupo de Montaña Con Botas y Mochila y, a su vez, miembros también de Piedraluenga, partió el pasado 17 de julio hacia Kirguistán para intentar la ascensión al pico Lenin, de 7.165 metros de altitud, situado en la cordillera del Pamir, al sur del país donde hace frontera con Tayikistán.
Los miembros de la expedición, que ha durado casi un mes, iniciaron el proceso de preparación física los meses previos, completándolo en Sierra Nevada los últimos fines de semana antes de su partida.
El 19 de julio llegaron al campo base del Lenin, situado a 3.600 metros de altitud, comenzando el periodo de aclimatación. La vía de ascensión elegida fue la clásica de la vertiente noroeste, la que sigue la práctica totalidad de los escaladores que prueban suerte en esta montaña, una travesía que recorre una distancia aproximada de 20 km desde campo base hasta cima.
La altitud de la montaña obliga a realizar un proceso de aclimatación durante el que se alternan picos de altura con jornadas de reposo, y que los andaluces planearon en diez días, con cuatro en campo base y tres en campo 1 a 4.400 metros, dos noches en campo 2 a 5.400 metros y una noche en campo 3 a 6.200 metros.
De campo 3 se baja a campo base para descansar dos o tres días, tras los cuales se inicia el ataque a cumbre. Durante éste, si no surgen problemas, se suele ascender un campo cada día hasta campo 3, del que se parte en una jornada maratoniana de aproximadamente 9 horas de subida hasta cumbre a 7.134 metros de altitud, y 6 horas de bajada hasta campo 3.
Los expedicionarios realizaron su proceso de aclimatación durante ocho días hasta campo 2, donde a falta de dos días para finalizarlo, el montillano decidió interrumpirlo por problemas físicos y regresar a campo base para recuperar, uniéndosele su compañero de cordada Paco Ponce que dejaba así incompleta su aclimatación para posibilitar el descenso de éste por el glaciar, muy expuesto si se hace en solitario.
Al día siguiente, los alpinistas marcheneros regresaron igualmente a campo base después de pasar una noche más en campo 2 durante la que no pudieron descansar debido a una ventisca de nieve que los mantuvo despiertos toda la noche y los obligó a reabrir huella en parte de su descenso.
Después de dos días de descanso en campo base el expedicionario de Montilla desistió del intento de ascensión a cumbre debido a la falta de recuperación de los problemas físicos sufridos. A su vez, la cordada integrada por los marcheneros renunció tras subir a campo 1, también por problemas físicos, y únicamente Paco Ponce intentó el ataque a cumbre junto a otros alpinistas españoles con los que los andaluces se habían unido en su recorrido por el Lenin.
Sin embargo, forzados por las previsiones meteorológicas y otras circunstancias, salieron de campo 3 hacia cumbre sin haber compensado durante el ataque los días de aclimatación que les faltaban, lo que los obligó a volverse a 6.500 metros de altitud y renunciar a la cima.
Una montaña de bonita ascensión, sin grandes dificultades técnicas pero con una climatología inestable y extrema, lo que unido a su gran altitud y a la dureza de algunas de sus etapas, convierten al Lenin en una cumbre incierta y cara de conseguir para quienes se aventuran en el intento.
Cabe destacar la fuerte degradación que está sufriendo el glaciar en los últimos años debido al cambio del clima que afecta también a la cordillera del Pamir. En lo positivo, resaltó el trabajo de quienes en los campamentos cuidan de los alpinistas, la belleza de la montaña y la gran colaboración y solidaridad entre los españoles que en buen número intentan escalarla.
GRUPO DE MONTAÑA PIEDRALUENGA