Montilla Digital se hace eco en su Buzón del Lector de la opinión crítica de una lectora sobre la última edición de la Feria en honor de San Francisco Solano. Si desea participar en esta sección, puede enviar un correo electrónico exponiendo su queja, comentario, sugerencia o relato. Si quiere, puede acompañar su mensaje de alguna fotografía.
Aunque cuando estas líneas puedan ser publicadas ya habrán pasado varias semanas desde la Feria de El Santo, no me resisto a enviar mis reflexiones sobre los cambios que se han introducido en la última edición y que me han parecido en general poco afortunados.
Yo entiendo que cuando un partido político entra de nuevas, quiere dejar su huella personal en un Programa de Festejos que han organizado los anteriores responsables del Ayuntamiento, pero cambiar cosas que están bien para hacer otras peor es un poco absurdo o sin sentido.
Aunque habría muchas cosas de las que hablar, me voy a centrar exclusivamente en dos temas. El primero, el Pregón de Ureña en el Paseo de los Monos. Me parece totalmente improcedente llevarse el acto oficial de inicio de la Feria hasta un parque, quitándole la categoría que tenía en el balcón del Ayuntamiento.
Desde mi punto de vista, ha sido como quitarle importancia al Pregón de Ureña, quedando totalmente deslucido en un paseo oscuro, en el que no había más de 100 sillas y con un escenario enorme y desangelado, con una fotografía del patrono que parecía que la habían dejado caer de la primera alcayata que se encontraron.
En resumen, un cambio muy desafortunado que, esperemos, la Sra. Concejala de Festejos reconsidere para el año que viene, al igual que la recepción que se ofreció a las asociaciones y que consistió en repartir vino, agua y patatas saladillas. Para eso, si es cuestión de ser austeros, es mejor no dar nada y queda uno como un señor, D. Federico.
La segunda cosa que quiero criticar es el "macrobotellón consentido" en el que se ha convertido la Feria de Día, ocupando calles y plazas céntricas de nuestra querida Montilla. La plazuela y la Corredera daban vergüenza a determinadas horas de la tarde, con gente borracha deambulando de un lado para otro, meándose en las esquinas, entre los coches o vomitando en las aceras.
¿Supuestamente no iba a haber más seguridad en la Feria? ¿Para qué? ¿Han desarticulado algún comando terrorista? No sé para qué queremos tantísima Policía o Guardia Civil si luego se consiente que los borrachos de turno se meen en la puerta de tu casa o te joroben la siesta con rumbitas y sevillanas a toda potencia.
Señores del Ayuntamiento, me parece muy bien que quieran cambiar las cosas. De hecho, la gente os ha votado para eso. Pero para empeorar cosas es mejor estarse quietos y no querer precipitarse, que las prisas nunca son buenas consejeras.
Aunque cuando estas líneas puedan ser publicadas ya habrán pasado varias semanas desde la Feria de El Santo, no me resisto a enviar mis reflexiones sobre los cambios que se han introducido en la última edición y que me han parecido en general poco afortunados.
Yo entiendo que cuando un partido político entra de nuevas, quiere dejar su huella personal en un Programa de Festejos que han organizado los anteriores responsables del Ayuntamiento, pero cambiar cosas que están bien para hacer otras peor es un poco absurdo o sin sentido.
Aunque habría muchas cosas de las que hablar, me voy a centrar exclusivamente en dos temas. El primero, el Pregón de Ureña en el Paseo de los Monos. Me parece totalmente improcedente llevarse el acto oficial de inicio de la Feria hasta un parque, quitándole la categoría que tenía en el balcón del Ayuntamiento.
Desde mi punto de vista, ha sido como quitarle importancia al Pregón de Ureña, quedando totalmente deslucido en un paseo oscuro, en el que no había más de 100 sillas y con un escenario enorme y desangelado, con una fotografía del patrono que parecía que la habían dejado caer de la primera alcayata que se encontraron.
En resumen, un cambio muy desafortunado que, esperemos, la Sra. Concejala de Festejos reconsidere para el año que viene, al igual que la recepción que se ofreció a las asociaciones y que consistió en repartir vino, agua y patatas saladillas. Para eso, si es cuestión de ser austeros, es mejor no dar nada y queda uno como un señor, D. Federico.
La segunda cosa que quiero criticar es el "macrobotellón consentido" en el que se ha convertido la Feria de Día, ocupando calles y plazas céntricas de nuestra querida Montilla. La plazuela y la Corredera daban vergüenza a determinadas horas de la tarde, con gente borracha deambulando de un lado para otro, meándose en las esquinas, entre los coches o vomitando en las aceras.
¿Supuestamente no iba a haber más seguridad en la Feria? ¿Para qué? ¿Han desarticulado algún comando terrorista? No sé para qué queremos tantísima Policía o Guardia Civil si luego se consiente que los borrachos de turno se meen en la puerta de tu casa o te joroben la siesta con rumbitas y sevillanas a toda potencia.
Señores del Ayuntamiento, me parece muy bien que quieran cambiar las cosas. De hecho, la gente os ha votado para eso. Pero para empeorar cosas es mejor estarse quietos y no querer precipitarse, que las prisas nunca son buenas consejeras.
MARÍA DOLORES MESA