El artículo de esta semana es un juego de malabarismo mental, en el que los cangilones de la noria del pensamiento intentan extraer ideas que rieguen el yermo campo de la política de este país. “Ni quito ni pongo rey” y, por supuesto, no ayudo a mi señor porque no tengo. Me conformo con que seamos capaces de reflexionar juntos.
A todas luces parece quedar ya claro que los “indignaos” están marcando territorio y, a la par, han pegado un fuerte aldabonazo en el pueblo y en parte de la clase política. Es más, hay claros síntomas de haber provocado división en la izquierda de este país. Si ello sirve para rectificar errores y “desfacer entuertos”, bienvenido sea.
Dice la prensa: “Lo que no lograron ni los sindicatos ni los partidos lo ha conseguido un movimiento horizontal surgido en las redes sociales que nadie controla, que no tiene portavoces, ni ejecutivas ni comités federales, ni líderes, ni dirigentes, ni sedes, puesto que sus sedes están en las calles y en los barrios”.
¿Realmente nadie controla este movimiento horizontal? Hasta el momento eso parece. Sin embargo, algún intento hay ya por rentabilizar este capital. Pero ¿quiénes serán los herederos del 15-M? Los partidos políticos le han dado la espalda al pueblo y el pueblo ha dicho: "¡Basta!".
El 15-M ha descubierto una mina de oro por explotar. Ya se sabía de su existencia y de las posibles dificultades que tendría ponerse en marcha para sacarle provecho a ese filón de oro que es la Democracia y que parece ser que está embadurnada de múltiples impurezas, hasta el punto de no saber, a ciencia cierta, a qué jugábamos políticamente.
PP y PSOE han pasado olímpicamente de dicho movimiento y sólo UPyD ha hecho unos tímidos guiños, muy tímidos, reflejando algunas de sus propuestas. Digamos que el silencio oficial ha sido la tónica de todos los partidos. El PP podría tener razones entendibles para pasar: es evidente que toda la movida es más de izquierda que de derecha. Amén de que no estén de acuerdo con este terremoto social salvo algún que otro mirlo blanco. ¡Ellos sabrán lo que hacen!
Hasta el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, ha hecho la vista gorda. Si se acercaba a Sol se exponía a un olímpico abucheo y desprecio de los presentes e, incluso, a una crítica feroz de la parte más derechosa de su partido. Solución: la ausencia. El Sr. Alcalde ni está ni se le espera…
El PSOE, como partido y como Gobierno, también ha obviado dicho movimiento. Como partido, tenía bastantes problemas con la que se le avecinaba en las elecciones e ir a donde había concentrados, podría suponer un rechazo difícil de encajar; como Gobierno, mojarse para hacer cumplir la ley… era un riesgo bastante grande que le complicaría aún más. Tensar el cable, por parte del funambulista, comportaría el peligro de un desencanto aún mayor.
Indudablemente, el control del orden público en Madrid es tema del Ministerio del Interior y éste se ha mantenido a una prudente distancia, a la espera de que el tiempo resuelva la situación. No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante; éste podría ser el pensamiento de los responsables oficiales.
Pero las circunstancias cambian y con los resultados del 19-J aún calentitos, el PSOE ha entablado ya “contactos informales” con algunos de los portavoces del 15-M, e incluso los socialistas más partidarios de las redes sociales han fijado citas con ellos para pulsar opiniones. Según Gabilondo, “Pérez Rubalcaba está empezando a hacer manitas con el 15-M”. Por otro lado, IU también está pretendiendo fagocitar dicho movimiento.
Y ¿quién explotará el filón del 15-M? Ésta es la pregunta del millón. Parece ser que Equo (en latín significaría “a caballo”) es el candidato mejor posicionado. ¿Por qué a caballo? o ¿a caballo entre quién o entre qué? ¿es Equo un caballo de Troya metido en la ciudadela de la democracia española? Veremos qué sale de este “equino”.
Estamos ante un nuevo modelo de unión de izquierdas desde el ecologismo, los verdes, antinucleares, progresistas… Equo aglutina a más de 30 organizaciones para la puesta en marcha de un nuevo proyecto político, que concurrirá a las elecciones generales. ¿Anhela aunar a la izquierda rentabilizando las propuestas del 15-M? ¿Pretende recoger la antorcha en esta carrera de relevos, iniciada por Democracia real Ya e Indignados?
No hay la menor duda de que en el horizonte político español se perfilan, o tal vez se pueden perfilar, distintas iniciativas para recoger el testigo del “maratón indignado”, que ha recorrido las plazas durante el mayo pasado y aún no ha terminado. Dicho testigo, hasta ahora, no han sido capaces de recogerlo ninguno de los partidos oficiales, pero parece ser que Equo está haciendo méritos para levantar la antorcha.
Copio textualmente de la página web de Equo el siguiente párrafo: “Por ello, Equo quiere ocupar un nuevo espacio socio-político que dé respuesta a la crisis desde planteamientos de la ecología política, la equidad social, la defensa de los derechos humanos y la regeneración democrática y ética. Así se pone de manifiesto en un documento que han suscrito treinta organizaciones ecologistas procedentes de distintos puntos de España, que propone, además, civilizar la política y repolitizar la sociedad”.
La fórmula Equo se materializa en la siguiente frase telegráfica: “ecologismo más izquierda”. Quieren “combatir a la derecha, pero transformando a la izquierda”. Las intenciones no dejan de ser bonitas, el proyecto ambicioso.
¿La realidad? Las urnas indudablemente mandan y en ellas se verá si estamos ante un proyecto de envergadura, que se puede convertir en realidad a medio plazo o, simplemente, ante un deseo utópico que fue bonito mientras pervivió.
Del Manifiesto de Equo, titulado Es el momento, entresaco dos párrafos que creo son significativos de su pensamiento y de sus intenciones: “En especial, Equo quiere ofrecerse como un espacio de acción política para las generaciones emergentes de jóvenes inquietos ante la crisis social y ambiental que azota la humanidad, dispuestos a comprometerse generosamente para encontrar individual y colectivamente soluciones de actualidad a los desafíos de nuestro tiempo.
Equo quiere convocar a cuantas personas, profesionales, expertos y activistas sociales tengan ilusión y voluntad de aportar propuestas para la reorganización política y económica de las relaciones humanas y de la sociedad con la naturaleza”.
Según sus promotores, Equo tiene una vocación europeísta y mediterránea porque “creen firmemente que Europa necesita una voz potente que promueva la transformación ecológica de la economía, la revolución energética y ambiental, la biodiversidad, la justicia distributiva y el Estado del bienestar", entre otras cosas. Démosle tiempo al tiempo y nos vemos en las urnas.
A todas luces parece quedar ya claro que los “indignaos” están marcando territorio y, a la par, han pegado un fuerte aldabonazo en el pueblo y en parte de la clase política. Es más, hay claros síntomas de haber provocado división en la izquierda de este país. Si ello sirve para rectificar errores y “desfacer entuertos”, bienvenido sea.
Dice la prensa: “Lo que no lograron ni los sindicatos ni los partidos lo ha conseguido un movimiento horizontal surgido en las redes sociales que nadie controla, que no tiene portavoces, ni ejecutivas ni comités federales, ni líderes, ni dirigentes, ni sedes, puesto que sus sedes están en las calles y en los barrios”.
¿Realmente nadie controla este movimiento horizontal? Hasta el momento eso parece. Sin embargo, algún intento hay ya por rentabilizar este capital. Pero ¿quiénes serán los herederos del 15-M? Los partidos políticos le han dado la espalda al pueblo y el pueblo ha dicho: "¡Basta!".
El 15-M ha descubierto una mina de oro por explotar. Ya se sabía de su existencia y de las posibles dificultades que tendría ponerse en marcha para sacarle provecho a ese filón de oro que es la Democracia y que parece ser que está embadurnada de múltiples impurezas, hasta el punto de no saber, a ciencia cierta, a qué jugábamos políticamente.
PP y PSOE han pasado olímpicamente de dicho movimiento y sólo UPyD ha hecho unos tímidos guiños, muy tímidos, reflejando algunas de sus propuestas. Digamos que el silencio oficial ha sido la tónica de todos los partidos. El PP podría tener razones entendibles para pasar: es evidente que toda la movida es más de izquierda que de derecha. Amén de que no estén de acuerdo con este terremoto social salvo algún que otro mirlo blanco. ¡Ellos sabrán lo que hacen!
Hasta el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, ha hecho la vista gorda. Si se acercaba a Sol se exponía a un olímpico abucheo y desprecio de los presentes e, incluso, a una crítica feroz de la parte más derechosa de su partido. Solución: la ausencia. El Sr. Alcalde ni está ni se le espera…
El PSOE, como partido y como Gobierno, también ha obviado dicho movimiento. Como partido, tenía bastantes problemas con la que se le avecinaba en las elecciones e ir a donde había concentrados, podría suponer un rechazo difícil de encajar; como Gobierno, mojarse para hacer cumplir la ley… era un riesgo bastante grande que le complicaría aún más. Tensar el cable, por parte del funambulista, comportaría el peligro de un desencanto aún mayor.
Indudablemente, el control del orden público en Madrid es tema del Ministerio del Interior y éste se ha mantenido a una prudente distancia, a la espera de que el tiempo resuelva la situación. No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante; éste podría ser el pensamiento de los responsables oficiales.
Pero las circunstancias cambian y con los resultados del 19-J aún calentitos, el PSOE ha entablado ya “contactos informales” con algunos de los portavoces del 15-M, e incluso los socialistas más partidarios de las redes sociales han fijado citas con ellos para pulsar opiniones. Según Gabilondo, “Pérez Rubalcaba está empezando a hacer manitas con el 15-M”. Por otro lado, IU también está pretendiendo fagocitar dicho movimiento.
Y ¿quién explotará el filón del 15-M? Ésta es la pregunta del millón. Parece ser que Equo (en latín significaría “a caballo”) es el candidato mejor posicionado. ¿Por qué a caballo? o ¿a caballo entre quién o entre qué? ¿es Equo un caballo de Troya metido en la ciudadela de la democracia española? Veremos qué sale de este “equino”.
Estamos ante un nuevo modelo de unión de izquierdas desde el ecologismo, los verdes, antinucleares, progresistas… Equo aglutina a más de 30 organizaciones para la puesta en marcha de un nuevo proyecto político, que concurrirá a las elecciones generales. ¿Anhela aunar a la izquierda rentabilizando las propuestas del 15-M? ¿Pretende recoger la antorcha en esta carrera de relevos, iniciada por Democracia real Ya e Indignados?
No hay la menor duda de que en el horizonte político español se perfilan, o tal vez se pueden perfilar, distintas iniciativas para recoger el testigo del “maratón indignado”, que ha recorrido las plazas durante el mayo pasado y aún no ha terminado. Dicho testigo, hasta ahora, no han sido capaces de recogerlo ninguno de los partidos oficiales, pero parece ser que Equo está haciendo méritos para levantar la antorcha.
Copio textualmente de la página web de Equo el siguiente párrafo: “Por ello, Equo quiere ocupar un nuevo espacio socio-político que dé respuesta a la crisis desde planteamientos de la ecología política, la equidad social, la defensa de los derechos humanos y la regeneración democrática y ética. Así se pone de manifiesto en un documento que han suscrito treinta organizaciones ecologistas procedentes de distintos puntos de España, que propone, además, civilizar la política y repolitizar la sociedad”.
La fórmula Equo se materializa en la siguiente frase telegráfica: “ecologismo más izquierda”. Quieren “combatir a la derecha, pero transformando a la izquierda”. Las intenciones no dejan de ser bonitas, el proyecto ambicioso.
¿La realidad? Las urnas indudablemente mandan y en ellas se verá si estamos ante un proyecto de envergadura, que se puede convertir en realidad a medio plazo o, simplemente, ante un deseo utópico que fue bonito mientras pervivió.
Del Manifiesto de Equo, titulado Es el momento, entresaco dos párrafos que creo son significativos de su pensamiento y de sus intenciones: “En especial, Equo quiere ofrecerse como un espacio de acción política para las generaciones emergentes de jóvenes inquietos ante la crisis social y ambiental que azota la humanidad, dispuestos a comprometerse generosamente para encontrar individual y colectivamente soluciones de actualidad a los desafíos de nuestro tiempo.
Equo quiere convocar a cuantas personas, profesionales, expertos y activistas sociales tengan ilusión y voluntad de aportar propuestas para la reorganización política y económica de las relaciones humanas y de la sociedad con la naturaleza”.
Según sus promotores, Equo tiene una vocación europeísta y mediterránea porque “creen firmemente que Europa necesita una voz potente que promueva la transformación ecológica de la economía, la revolución energética y ambiental, la biodiversidad, la justicia distributiva y el Estado del bienestar", entre otras cosas. Démosle tiempo al tiempo y nos vemos en las urnas.
PEPE CANTILLO