Del dicho al hecho. Del acoso al individuo a la respuesta colectiva. Del grito impotente frente al televisor al movimiento ganador de una mayoría unida por la misma idea. El próximo domingo 15 de mayo, ciudadanos y ciudadanas de todo tipo y condición saldremos a manifestarnos en las calles de toda España. Lo haremos para pedir a todos, ciudadanos desinteresados, políticos ajenos a la opinión de quienes representan y demás poderosos que solo se representan a sí mismos, que demos el paso hacia una democracia real en la que verdaderamente se cumplan los deseos de la mayoría de personas. Una mayoría de personas bien informada, bien educada, solidaria y justa, sensible a las inquietudes de los demás y que sabe dar prioridad a las necesidades básicas de todos frente a las ansias de poder de unos pocos.
Personas de todas las ideologías, partidos políticos y sindicatos saldrán a la calle el próximo domingo y lo harán a título individual, sin mostrar logos ni siglas, para manifestarse codo con codo con el resto de ciudadanos anónimos. Porque cada uno de nosotros tiene una opinión válida y respetable que ha de ser gritada y escuchada cualquier otro día menos el domingo 15 de mayo. Porque el 15 de mayo será un día para tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad para con nosotros y el resto del mundo cuya situación nos afecta, independientemente del credo de cada cual.
Tenemos un índice de paro del 40 por ciento entre los jóvenes menores de 25 años y casi cinco millones del total de la población activa en España. Esto no es solo motivo de pobreza, desigualdades y malestar dentro de nuestro propio círculo de amigos, vecinos y conocidos, sino que es un despilfarro de recursos humanos, talentos y energía que poner al servicio de la sociedad.
La política económica que impone la élite europea para seguir repartiéndose el mundo con el resto de gigantes orientales y occidentales, actúa al margen de las necesidades de las personas. Así es como los impuestos recaudados por los gobiernos se usan cada vez menos para garantizar vivienda y empleo dignos, y los dedican en su lugar a hacer frente a otros mercados económicos que también explotan a sus ciudadanos.
Hay que poner el dinero al servicio del ser humano. A menudo hablamos de países emergentes como China, Brasil o India porque tienen una población inmensa que hará muy competitivos a nivel mundial a esos pocos que ostentan el poder de explotar a sus habitantes.
Pero en ningún momento nos preocupamos por la realidad de esas familias que, como la nuestra, necesitan que sus hijos tengan una educación completa y de calidad, atención médica eficaz al alcance de todos, derechos laborales, un trato humano y un envejecimiento digno. Si seguimos midiéndonos por el dinero que generamos o manejamos, olvidamos nuestro lado humano y nos convertimos en mercancía en manos de políticos y banqueros.
Seguimos creyendo que la democracia es la mejor forma de gobierno desde que naciera hace quince siglos en la antigua Grecia. Creemos que el fallo está en la concepción actual del capitalismo o en el capitalismo en sí. Aunque lo mejor para explicarlo al pueblo llano podría ser tomar conciencia de lo que significan los movimientos más sencillos y cotidianos que hacemos a diario.
¿Por qué un kilo de fruta que viaja desde el otro lado del mundo vale tan barato? ¿Cuánto le habrán pagado al agricultor que lo cultivó? ¿Cómo puede doblarse y triplicarse el precio de una vivienda en la que no se ha hecho ningún gasto desde que se compró por primera vez? ¿Por qué no dan cobertura los medios de comunicación mayoritarios a los movimientos ciudadanos que se celebran en todos los países a raíz de esta crisis atroz? ¿Acaso las dictaduras norteafricanas son las únicas que tiranizan y nuestro Gobierno es perfecto?
Descubrimos en grupo nuevas formas de ejercer nuestro poder como ciudadanos de a pie. Sabemos la diferencia entre voto blanco, nulo y abstención, así como las particularidades de la Ley d’Hont. Nos planteamos qué hacer con nuestro dinero, qué compramos, a quién, y a qué banco o caja confiamos nuestros ahorros. Queremos saber más de comercio justo, de negocios respetuosos con el medio ambiente, los derechos y las libertades de todos los pueblos de la Tierra.
Inmersos en la era digital, nos hemos organizado a través de las redes sociales en grupos como Estado del malestar, Juventud sin futuro, Democracia real ya, y compartimos todo tipo de información desde que el joven Bouazizi se inmolara en un mercado tunecino dando lugar a las revueltas de su país en diciembre de 2010, o quizá antes.
Entradas en blogs, periódicos digitales, noticias locales, nacionales y globales, vídeos sobre banca ética, explicaciones sobre la crisis de afamados economistas. Entramos en contacto con los manifestantes de Wisconsin en EE.UU., con los de Geração à rasca de Lisboa y Porto, con españoles en Londres y en Atenas.
Dialogamos y debatimos con cientos de internautas, expresamos nuestra indignación cada viernes en plazas de ciudades de toda España, y nos acercamos cada día de manera pacífica y con ánimo universalista a hacer real el mundo mejor que todos tenemos en mente.
Queremos que todos seáis arquitectos de este nuevo orden mundial. Por eso os convocamos a la cita del domingo 15 de mayo a las seis de la tarde en la Plaza de la Corredera de Córdoba para demostrar que tenéis algo que decir, que creéis que la voluntad de muchos es más importante que la actitud egoísta de unos pocos.
Personas de todas las ideologías, partidos políticos y sindicatos saldrán a la calle el próximo domingo y lo harán a título individual, sin mostrar logos ni siglas, para manifestarse codo con codo con el resto de ciudadanos anónimos. Porque cada uno de nosotros tiene una opinión válida y respetable que ha de ser gritada y escuchada cualquier otro día menos el domingo 15 de mayo. Porque el 15 de mayo será un día para tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad para con nosotros y el resto del mundo cuya situación nos afecta, independientemente del credo de cada cual.
Tenemos un índice de paro del 40 por ciento entre los jóvenes menores de 25 años y casi cinco millones del total de la población activa en España. Esto no es solo motivo de pobreza, desigualdades y malestar dentro de nuestro propio círculo de amigos, vecinos y conocidos, sino que es un despilfarro de recursos humanos, talentos y energía que poner al servicio de la sociedad.
La política económica que impone la élite europea para seguir repartiéndose el mundo con el resto de gigantes orientales y occidentales, actúa al margen de las necesidades de las personas. Así es como los impuestos recaudados por los gobiernos se usan cada vez menos para garantizar vivienda y empleo dignos, y los dedican en su lugar a hacer frente a otros mercados económicos que también explotan a sus ciudadanos.
Hay que poner el dinero al servicio del ser humano. A menudo hablamos de países emergentes como China, Brasil o India porque tienen una población inmensa que hará muy competitivos a nivel mundial a esos pocos que ostentan el poder de explotar a sus habitantes.
Pero en ningún momento nos preocupamos por la realidad de esas familias que, como la nuestra, necesitan que sus hijos tengan una educación completa y de calidad, atención médica eficaz al alcance de todos, derechos laborales, un trato humano y un envejecimiento digno. Si seguimos midiéndonos por el dinero que generamos o manejamos, olvidamos nuestro lado humano y nos convertimos en mercancía en manos de políticos y banqueros.
Seguimos creyendo que la democracia es la mejor forma de gobierno desde que naciera hace quince siglos en la antigua Grecia. Creemos que el fallo está en la concepción actual del capitalismo o en el capitalismo en sí. Aunque lo mejor para explicarlo al pueblo llano podría ser tomar conciencia de lo que significan los movimientos más sencillos y cotidianos que hacemos a diario.
¿Por qué un kilo de fruta que viaja desde el otro lado del mundo vale tan barato? ¿Cuánto le habrán pagado al agricultor que lo cultivó? ¿Cómo puede doblarse y triplicarse el precio de una vivienda en la que no se ha hecho ningún gasto desde que se compró por primera vez? ¿Por qué no dan cobertura los medios de comunicación mayoritarios a los movimientos ciudadanos que se celebran en todos los países a raíz de esta crisis atroz? ¿Acaso las dictaduras norteafricanas son las únicas que tiranizan y nuestro Gobierno es perfecto?
Descubrimos en grupo nuevas formas de ejercer nuestro poder como ciudadanos de a pie. Sabemos la diferencia entre voto blanco, nulo y abstención, así como las particularidades de la Ley d’Hont. Nos planteamos qué hacer con nuestro dinero, qué compramos, a quién, y a qué banco o caja confiamos nuestros ahorros. Queremos saber más de comercio justo, de negocios respetuosos con el medio ambiente, los derechos y las libertades de todos los pueblos de la Tierra.
Inmersos en la era digital, nos hemos organizado a través de las redes sociales en grupos como Estado del malestar, Juventud sin futuro, Democracia real ya, y compartimos todo tipo de información desde que el joven Bouazizi se inmolara en un mercado tunecino dando lugar a las revueltas de su país en diciembre de 2010, o quizá antes.
Entradas en blogs, periódicos digitales, noticias locales, nacionales y globales, vídeos sobre banca ética, explicaciones sobre la crisis de afamados economistas. Entramos en contacto con los manifestantes de Wisconsin en EE.UU., con los de Geração à rasca de Lisboa y Porto, con españoles en Londres y en Atenas.
Dialogamos y debatimos con cientos de internautas, expresamos nuestra indignación cada viernes en plazas de ciudades de toda España, y nos acercamos cada día de manera pacífica y con ánimo universalista a hacer real el mundo mejor que todos tenemos en mente.
Queremos que todos seáis arquitectos de este nuevo orden mundial. Por eso os convocamos a la cita del domingo 15 de mayo a las seis de la tarde en la Plaza de la Corredera de Córdoba para demostrar que tenéis algo que decir, que creéis que la voluntad de muchos es más importante que la actitud egoísta de unos pocos.
MIGUEL ÁNGEL HERENCIA