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¡Viva la torre de Babel!

Desde hoy, en el Senado de la Nación -o ¿hay que decir Estado?-, veinticinco intérpretes (siete por sesión) traducirán a los senadores para que puedan entenderse entre ellos. La razón de esta medida “progresista” es que tenemos un Senado multilingüe, con senadores que hablan euskara, catalán, gallego, valenciano y que les asiste el derecho a expresarse en su lengua cuando intervengan en el Senado. Ciertamente todos ellos hablan castellano -o ¿debo decir español?- y como muchas de sus señorías no se sienten españoles, pues exigen su derecho a expresarse en su lengua ¿materna?, digo yo. O ¿hay ocultas y soterradas razones para esta medida? Lo que está claro es que a unos españoles les están traduciendo lo que dicen otros españoles. O ¿esto que digo no es así? ¿Es verdad, como están diciendo en el Telediario, que hasta ahora se ha pretendido ningunear a las otras lenguas existentes en el país?

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FOTO: EL PAÍS

Lamentablemente en lo poco que he escrito hasta aquí, hay un filón variopinto y rico para poder opinar, defender, chillar o “argumentar” a favor y en contra de la medida.

Este “necesario” servicio costará 12.000 euros por pleno, pues en él intervendrán siete traductores de los veinticinco que integran el colectivo. ¡El Estado siempre procura crear trabajo! El servicio de traductores costará al año, a las arcas del Estado (léase al bolsillo de todos los españoles) 350.000 euros.

Según nuestro querido Manuel Chaves, el gasto que esto supone es una “ínfima cantidad”. ¿Comparado con qué señor Chaves? Una pensión media no debe cobrar mucho más de 12.000 euros al año. Y por si éramos pocos... Según El País de hoy, “el superávit de la Seguridad Social se ha reducido en un 72 por ciento en 2010”. ¡No nos tiremos de los pelos ni nos rasguemos las vestiduras, que aún hay dinero para seguir derrochando!

Pero ¡no suframos!: el presidente del Senado, cuando tenga que llamar al orden, lo hará en castellano. Mi duda está en si sus señorías entenderán el aviso o seguirán con la “camorra” (esta palabra tiene doble sentido en el Diccionario y dejo campo a la sagacidad del lector para que pueda interpretarla) que toque en ese momento contra el adversario político. Y entonces el presidente supongo que tendrá que recurrir a la traducción simultánea para hacerse entender.

Hasta hace poco tiempo se decía que éramos un “país de pandereta” y ahora, por obra y gracia de la política, hemos pasado a convertirnos en un ¿“país surrealista”? 350.000 eurazos al año son unos 58 millones de las antiguas pesetas. Recurro a la peseta no por añoranza patria ni por otro tipo de lindezas, sino porque con el valor monetario del Euro estamos muchas de las veces descolocados y fuera de juego.

Pudiera parecer que estoy en contra de las lenguas existentes en la agujereada “piel de toro” que conforma nuestro país. Lejos de mi intención atacar el uso de dichas lenguas. Las lenguas comunitarias, distintas del castellano (según la RAE: lengua española, especialmente cuando se quiere introducir una distinción respecto a otras lenguas habladas también como propias en España) son todas ellas dignas de aprecio y respeto y cada persona, hablante de dichas lenguas, tiene derecho a que se le respete en el uso de su idioma.

Lo que ya no tengo tan claro es que en el Senado deba existir un servicio de traducción simultánea sólo para satisfacer el “ego nacionalista” de determinados partidos. Pero claro ¡hay que ser políticamente correctos!

Y yo me pregunto si en un mañana no muy lejano tenemos senadores rumanos o marroquíes -dos de las grandes comunidades que viven entre nosotros, por poner un ejemplo- ¿tendremos traductores de la lengua de dichas comunidades establecidas legalmente en nuestro país?

Creo que, antes de que eso ocurra, Andalucía, porque estaba aquí desde hace mucho tiempo, deberá exigir que añadan unos traductores más para poder expresarnos en nuestro querida, socarrona, ocurrente y por supuesto legítima forma de hablar (adj. “se dice de la variedad de la lengua española hablada en Andalucía, caracterizada por diversos rasgos fonológicos, así como por entonación y léxico peculiares”).

Algunos de los políticos y las “políticas” consultados sobre el sistema de traducción simultánea han opinado que “hay que normalizar la pluralidad”. Y mientras tanto, contamos con casi cinco millones de parados, sueldos de funcionarios rebajados, pensiones congeladas, ayudas por distintos conceptos suprimidas, etc. Puede que algún ciudadano de a pie y de a caballo esté pensando que para qué sirve el Senado. ¿Tal vez habría que plantearse si dicha institución es necesaria?

Señores y señoras políticas, puede que haya llegado el momento de que piensen en el país al que representan y pongan los pies en el suelo de la realidad socio-económica que está siendo muy dura para la ciudadanía. ¿O tal vez sigue vigente la idea política de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”? En este caso poco hemos adelantado desde que, allá por los años de Maricastaña, mandaba el Rey Sol.
PEPE CANTILLO
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