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Zapatero en el estanque

Recuerdo cuando, de pequeños, pasábamos las vacaciones de verano en Cabra. Allí, mi padre había conseguido no sólo hacernos una casa fresca y con patio, sino que también nos procuró una pequeña huerta a la que solíamos ir para bañarnos en el estanque de riego, después de haberlo limpiado y clorado en profundidad. Podíamos decir orgullosos, en aquellos lejanos años setenta, que teníamos piscina para nosotros solos, lo que a decir verdad, no era poco.

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Por supuesto, visitábamos aquel estanque también cuando íbamos a Cabra en otoño, invierno y primavera, por Navidad o Semana Santa. En una de esas ocasiones descubrimos unos bichos de largas zancas y cuerpo delgado nadando en nuestro estanque, en aquella época de aguas verdes. Preguntándole a mi padre, nos informó de que aquellos zancudos y torpones insectos eran llamados “zapateros”.

No he podido evitar rememorar aquella imagen esta semana, asociando ideas y sensaciones de aquellos días con las cosas que se ven y oyen hoy. De hecho, oír al señor presidente del Gobierno decir que, con las previsiones de los datos –que saldrán oficialmente la semana próxima- de PIB, la economía "al menos, no ha decrecido" me hizo pensar en Zapatero, los bichos y el estanque.

Además de la imagen desgarbada y larguirucha del sujeto, que me recuerda constantemente a un insecto patilargo y desmañado, resulta que este Zapatero está, como aquellos otros zapateros, también en el estanque. En el estanque de aguas quietas y mansas que es hoy día la economía española.

Y, lo mismo que aquellos aquarius paludum que nadaban ociosos en mi estanque, hoy este José Luis Rodríguez Zapatero nada tranquilo, orgulloso, satisfecho de sí mismo porque la economía "al menos, no ha decrecido".

Da igual que los datos previstos correspondan al tercer trimestre, tradicionalmente fuerte por cuanto el turismo –aproximadamente el 11 por ciento de nuestro PIB- tiene su mejor época en verano. Da igual que las ventas de automóviles se hayan caído más de un 40 por ciento.

Da igual que también el consumo se desplome, directamente afectado por la subida en el IVA. Da igual que el déficit se contraiga, sí, pero por la vía equivocada –algún día explicaré esto con una sencilla ecuación: el déficit público moderado no es perjudicial, sino todo lo contrario; lo perjudicial es si se produce por causa del gasto o por causa del ingreso-.

Da igual que el INEM registre casi 70.000 parados más –cifra, por cierto, que el ministro de Trabajo considera “equilibrio” del mercado laboral-. Todo eso, sencillamente, da igual: al menos, "no ha decrecido".

De hecho, lo más importante ahora es modificar el Código Civil para que se cambie el orden de los apellidos de los niños: mediante acuerdo entre los miembros de la pareja, y si no la hay, en orden alfabético.

Es lo que tiene nadar a solas en el estanque. Que tienes tiempo de reflexionar sobre lo verdaderamente importante y sobre lo meramente accesorio. Sobre todo para un hombre, un mesías, un presidente, cuya caradura y falta de vergüenza "al menos, no han decrecido".
MARIO J. HURTADO
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