La aparición en prensa de debates lingüísticos no es frecuente, salvo cuando la lengua es el vehículo a través del cual circulan las identidades de los pueblos, aunque siempre resulta distinto el enfoque con el que se trata, dependiendo de la trinchera ideológica por donde circule el mensaje.
Seis formaciones, según los sondeos, obtendrán representación en el Parlamento de Cataluña. Ningún partido aboga por suprimir el castellano como lengua cooficial en Cataluña ni nadie defiende la negación de la realidad catalanoparlante.
Unos hablan de "derechos lingüísticos" y otros, en cambio, de "derechos de los hablantes". Estos últimos son los más alineados con partidos no nacionalistas catalanes, mientras que los primeros se mueven por las aristas del nacionalismo catalán.
A su vez, todos coinciden en la importancia del sistema educativo para crear ciudadanos y hablantes. Partido Socialista de Catalunya (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa Catalunya Verds (ICV) –integrantes del actual Gobierno tripartito-, junto a Convergencia i Unió (CIU), coinciden en que el catalán debe ser la lengua preferente que forme a los catalanes del futuro.
Por el contrario, Partido Popular de Catalunya (PPC) y Ciutadans-Partido de la Ciudadanía (C’s) consideran que ambas lenguas deben tener el mismo tratamiento docente en el sistema educativo catalán.
Los socialistas catalanes defienden a ultranza el actual modelo lingüístico que “tan buenos resultados para la integración y cohesión social ha tenido para Cataluña”. El PSC se marca como objetivo el de promover el uso del occitano o aranés, atendiendo así a la diversidad lingüística dentro de Cataluña. Todos los partidos políticos, salvo PPC y C’s, están de acuerdo en extender la ley que fomenta y protege al aranés u occitano.
La lengua del Valle de Arán es ya cooficial, junto con el castellano y el catalán, dentro de Cataluña. Es una lengua romance que en la actualidad es hablada, además de en el Valle de Arán –al noroeste de Cataluña-, en el sur de Francia y en los Valles Occitanos de Italia.
Los catalanistas de centroderecha de CIU prometen hacer de la lengua un instrumento para “construir nación e identidad” y que la ciudadanía pueda vivir plenamente en catalán en todos los ámbitos de la sociedad. Promoverán la “unidad de la lengua catalana” y harán de la televisión autonómica –TV3- “la televisión nacional del país” con el objeto de potenciar el uso del catalán.
ERC, al igual que CIU, incide en que la política lingüística se ha de afrontar “directamente y de forma transversal en la política del futuro Gobierno de Cataluña” y abogan por hacer de la cuestión de la lengua una seña de identidad que “favorezca la estima del país catalán”. Para lograr la inmersión lingüística de los inmigrantes editarán materiales didácticos para mejorar las habilidades comunicativas de éstos, siempre en catalán.
Esta tarea la desarrollarán a través de la ya creada plataforma virtual www.parla.cat, y del servicio de consultas lingüísticas l’Optimot, que ofrece recursos para facilitar el uso correcto de la lengua catalana.
Los republcanos de Esquerra son los que menos atención prestan a la diversidad y los que más enfatizan el enfrentamiento entre catalán y castellano. En su programa electoral afirman que “las personas catalanoparlantes no han de cambiar necesariamente de lengua cuando hablen con una persona extranjera”.
Durante los sietes años que han gobernado, han gestionado el departamento que se encarga de la política lingüística y han hecho de ésta un caballo de batalla contra los derechos de los castellanoparlantes.
Para el PPC, el reto es conseguir “pasar de la inmersión al trilingüismo”. Se comprometen a abrirle la mente a los niños enseñándoles tres lenguas desde pequeños e impulsar los centros trilingües: castellano, catalán e inglés. El castellano deberá impartirse de forma equitativa con respecto al catalán, y el inglés entre una quinta y una tercera parte del tiempo lectivo. Así, el PPC se ofrece como baluarte de los derechos de los castellanoparlantes que, consideran, deben ser prioritarios a los derechos de las lenguas.
ICV, en cambio, cree que la lengua catalana ha de contribuir a la inclusión social de la población inmigrante, a partir del principio de no discriminación por lengua. Entre sus compromisos electoralistas está establecer derechos lingüísticos para favorecer el acceso a los servicios públicos durante la fase de acogida de los ciudadanos migrados. Es el único partido que trata el tema de la diversidad lingüística de los inmigrantes. Para ello, facilitará el aprendizaje en la edad escolar de la lengua de origen de los migrados. Para tal fin, no dudarían en desobedecer la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) contra el Estatuto de Cataluña de 2006.
Ciutadans defiende que catalán y castellano sean lenguas vehiculares y “no meros objetos de estudio”. Se rebelan contra el incumplimiento de la Generalitat de Catalunya de la sentencia contra el Estatuto de Cataluña que considera que “ambas lenguas han de ser no sólo objeto de enseñanza, sino también medio de comunicación en el conjunto del proceso educativo”. Su propuesta es que sea reformada la Ley de Educación de Cataluña y que castellano y catalán ocupen un 40 por ciento de la docencia y el 20 por ciento restante, el inglés.
Mañana hablarán las urnas que, por un día, enmudecerán la fuerza de las lenguas. Salvo sorpresa, CIU ganará los comicios y, en caso de no obtener mayoría absoluta, se verá obligado a pactar con otros partidos para poder formar gobierno.
De estos posibles pactos postelectorales dependerá qué tipo de medidas afectarán a las lenguas que conviven en Cataluña. Lo único claro es que lo que nació como una herramienta para facilitar el entendimiento entre los seres humanos se usa con más frecuencia de la aconsejable como un arma arrojadiza para enfrentar a los ciudadanos. Que hablen las urnas: es su turno.
Seis formaciones, según los sondeos, obtendrán representación en el Parlamento de Cataluña. Ningún partido aboga por suprimir el castellano como lengua cooficial en Cataluña ni nadie defiende la negación de la realidad catalanoparlante.
Unos hablan de "derechos lingüísticos" y otros, en cambio, de "derechos de los hablantes". Estos últimos son los más alineados con partidos no nacionalistas catalanes, mientras que los primeros se mueven por las aristas del nacionalismo catalán.
A su vez, todos coinciden en la importancia del sistema educativo para crear ciudadanos y hablantes. Partido Socialista de Catalunya (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) e Iniciativa Catalunya Verds (ICV) –integrantes del actual Gobierno tripartito-, junto a Convergencia i Unió (CIU), coinciden en que el catalán debe ser la lengua preferente que forme a los catalanes del futuro.
Por el contrario, Partido Popular de Catalunya (PPC) y Ciutadans-Partido de la Ciudadanía (C’s) consideran que ambas lenguas deben tener el mismo tratamiento docente en el sistema educativo catalán.
Los socialistas catalanes defienden a ultranza el actual modelo lingüístico que “tan buenos resultados para la integración y cohesión social ha tenido para Cataluña”. El PSC se marca como objetivo el de promover el uso del occitano o aranés, atendiendo así a la diversidad lingüística dentro de Cataluña. Todos los partidos políticos, salvo PPC y C’s, están de acuerdo en extender la ley que fomenta y protege al aranés u occitano.
La lengua del Valle de Arán es ya cooficial, junto con el castellano y el catalán, dentro de Cataluña. Es una lengua romance que en la actualidad es hablada, además de en el Valle de Arán –al noroeste de Cataluña-, en el sur de Francia y en los Valles Occitanos de Italia.
Los catalanistas de centroderecha de CIU prometen hacer de la lengua un instrumento para “construir nación e identidad” y que la ciudadanía pueda vivir plenamente en catalán en todos los ámbitos de la sociedad. Promoverán la “unidad de la lengua catalana” y harán de la televisión autonómica –TV3- “la televisión nacional del país” con el objeto de potenciar el uso del catalán.
ERC, al igual que CIU, incide en que la política lingüística se ha de afrontar “directamente y de forma transversal en la política del futuro Gobierno de Cataluña” y abogan por hacer de la cuestión de la lengua una seña de identidad que “favorezca la estima del país catalán”. Para lograr la inmersión lingüística de los inmigrantes editarán materiales didácticos para mejorar las habilidades comunicativas de éstos, siempre en catalán.
Esta tarea la desarrollarán a través de la ya creada plataforma virtual www.parla.cat, y del servicio de consultas lingüísticas l’Optimot, que ofrece recursos para facilitar el uso correcto de la lengua catalana.
Los republcanos de Esquerra son los que menos atención prestan a la diversidad y los que más enfatizan el enfrentamiento entre catalán y castellano. En su programa electoral afirman que “las personas catalanoparlantes no han de cambiar necesariamente de lengua cuando hablen con una persona extranjera”.
Durante los sietes años que han gobernado, han gestionado el departamento que se encarga de la política lingüística y han hecho de ésta un caballo de batalla contra los derechos de los castellanoparlantes.
Para el PPC, el reto es conseguir “pasar de la inmersión al trilingüismo”. Se comprometen a abrirle la mente a los niños enseñándoles tres lenguas desde pequeños e impulsar los centros trilingües: castellano, catalán e inglés. El castellano deberá impartirse de forma equitativa con respecto al catalán, y el inglés entre una quinta y una tercera parte del tiempo lectivo. Así, el PPC se ofrece como baluarte de los derechos de los castellanoparlantes que, consideran, deben ser prioritarios a los derechos de las lenguas.
ICV, en cambio, cree que la lengua catalana ha de contribuir a la inclusión social de la población inmigrante, a partir del principio de no discriminación por lengua. Entre sus compromisos electoralistas está establecer derechos lingüísticos para favorecer el acceso a los servicios públicos durante la fase de acogida de los ciudadanos migrados. Es el único partido que trata el tema de la diversidad lingüística de los inmigrantes. Para ello, facilitará el aprendizaje en la edad escolar de la lengua de origen de los migrados. Para tal fin, no dudarían en desobedecer la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) contra el Estatuto de Cataluña de 2006.
Ciutadans defiende que catalán y castellano sean lenguas vehiculares y “no meros objetos de estudio”. Se rebelan contra el incumplimiento de la Generalitat de Catalunya de la sentencia contra el Estatuto de Cataluña que considera que “ambas lenguas han de ser no sólo objeto de enseñanza, sino también medio de comunicación en el conjunto del proceso educativo”. Su propuesta es que sea reformada la Ley de Educación de Cataluña y que castellano y catalán ocupen un 40 por ciento de la docencia y el 20 por ciento restante, el inglés.
Mañana hablarán las urnas que, por un día, enmudecerán la fuerza de las lenguas. Salvo sorpresa, CIU ganará los comicios y, en caso de no obtener mayoría absoluta, se verá obligado a pactar con otros partidos para poder formar gobierno.
De estos posibles pactos postelectorales dependerá qué tipo de medidas afectarán a las lenguas que conviven en Cataluña. Lo único claro es que lo que nació como una herramienta para facilitar el entendimiento entre los seres humanos se usa con más frecuencia de la aconsejable como un arma arrojadiza para enfrentar a los ciudadanos. Que hablen las urnas: es su turno.
RAÚL SOLÍS