Que haya sido un alcalde del Partido Popular me joroba. Pero que las palabras hayan venido de un compañero de profesión, de un prestigioso ginecólogo vallisoletano,profesor de Universidad y miembro de la Real Academia de Medicina de Valladolid, me ruboriza.
Porque al político se le supone la incontinencia verbal cuando de atacar al oponente se trata, pero debajo de todo político debe situarse una personalidad -en este caso, parece que muy cultivada- capaz de frenar los impulsos más primarios, de forma que, al menos, las formas se mantengan dentro de unos cánones de respeto y elegancia.
No ha sido el caso de Francisco Javier León de la Riva, alcalde popular del Ayuntamiento de Valladlid y médico de profesión, al referirse despectivamnte a los labios de la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, con una insinuación que no puede corresponderse, en modo alguno, con la elegancia que ha de esperarse de un alto representante institucional y de un intelectual de su formación.
Creo que fue a un periodista, Santiago Lopez Castillo, que hace ya años dirigía un debate parlamentario en TVE durante la mañana de los sábados, a quien se le destituyó fulminantemente durante el Gobierno de Aznar por definir a la propia Pajín con el apodo de "Morritos Jagger".
No sé si ahora se invitará a León de la Riva a dejar su puesto en la Alcaldía. Me temo que no. Es cierto que el regidor municipal ha rectificado sus declaraciones, pero de rectificaciones está la historia llena.
Se puede coincidir o no con las formas políticas de Leire Pajín -yo soy el primero que disiento frontalmente de ellas- y hasta se puede augurar cuál será su paso por el Ministerio de Sanidad -hace poco lo comparaba con la experiencia vivida con Celia Villalobos al frente del mismo Ministero-.
Pero de ahí a entrar en descalificaciones de carácter personal -vejaciones, diría yo- va un tramo que un político con unos mínimos valores éticos no debe nunca atravesar.
Es la dirección del Partido Popular la que debe pedir disculpas en este caso -Ana Mato lo ha hecho con contundencia- y tomar medidas, de forma que la tarea de oposición no se convierta en una verdulera pelea de patio de vecinos.
Porque al político se le supone la incontinencia verbal cuando de atacar al oponente se trata, pero debajo de todo político debe situarse una personalidad -en este caso, parece que muy cultivada- capaz de frenar los impulsos más primarios, de forma que, al menos, las formas se mantengan dentro de unos cánones de respeto y elegancia.
No ha sido el caso de Francisco Javier León de la Riva, alcalde popular del Ayuntamiento de Valladlid y médico de profesión, al referirse despectivamnte a los labios de la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, con una insinuación que no puede corresponderse, en modo alguno, con la elegancia que ha de esperarse de un alto representante institucional y de un intelectual de su formación.
Creo que fue a un periodista, Santiago Lopez Castillo, que hace ya años dirigía un debate parlamentario en TVE durante la mañana de los sábados, a quien se le destituyó fulminantemente durante el Gobierno de Aznar por definir a la propia Pajín con el apodo de "Morritos Jagger".
No sé si ahora se invitará a León de la Riva a dejar su puesto en la Alcaldía. Me temo que no. Es cierto que el regidor municipal ha rectificado sus declaraciones, pero de rectificaciones está la historia llena.
Se puede coincidir o no con las formas políticas de Leire Pajín -yo soy el primero que disiento frontalmente de ellas- y hasta se puede augurar cuál será su paso por el Ministerio de Sanidad -hace poco lo comparaba con la experiencia vivida con Celia Villalobos al frente del mismo Ministero-.
Pero de ahí a entrar en descalificaciones de carácter personal -vejaciones, diría yo- va un tramo que un político con unos mínimos valores éticos no debe nunca atravesar.
Es la dirección del Partido Popular la que debe pedir disculpas en este caso -Ana Mato lo ha hecho con contundencia- y tomar medidas, de forma que la tarea de oposición no se convierta en una verdulera pelea de patio de vecinos.
ENRIQUE BELLIDO