Dos mil quince ha sido el Año de El Gran Capitán. Su localidad natal, Montilla, ha conmemorado el quinto centenario de su fallecimiento a lo largo de doce intensos meses en los que no han faltado las jornadas históricas, los concursos literarios y de pintura, los homenajes castrenses y la edición de publicaciones especializadas. Un intenso programa de actos que arrancó, de facto, a primeros de noviembre del pasado año con la jornada El Gran Capitán, modelo de caballero del Renacimiento, organizada conjuntamente por el Ayuntamiento de Montilla, la Cátedra Gran Capitán, la Universidad de Córdoba, el Consejo Regulador Montilla-Moriles y la Cátedra Unesco del Instituto Internacional de Ciencias Políticas.
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Desde entonces, la actividad ha sido incesante en torno a Gonzalo Fernández de Córdoba, "una figura que no tiene únicamente una dimensión militar", en palabras del general jefe de la Brigada de Infantería Mecanizada (Brimz) Guzmán el Bueno X, Antonio Ruiz Olmos, quien resalta la “lealtad” que el insigne militar montillano “mantuvo en todo momento hacia el rey Fernando el Católico" y "al cumplimiento de las órdenes que recibía por parte de la Corona, una característica que debe adornar a todo militar".
Con todo, su aportación al ámbito castrense está fuera de toda duda. "Desde el punto de vista militar, se trata de una figura muy relevante", comenta el general Ruiz Olmos, quien alude a las aportaciones de El Gran Capitán en aspectos como la organización de los ejércitos, el empleo de la artillería o la fortificación, cuestiones que se abordaron con profusión de detalles en las distintas jornadas celebradas no solo en Montilla sino también en Cabra, Córdoba, Sevilla, Madrid, Granada o Toledo, entre otras.
Pero los ecos del Año de El Gran Capitán han llegado muchísimo más lejos. Hasta Iraq nada menos. Y es que el Estado Mayor de la Defensa decidió que las instalaciones utilizadas por el contingente español en la base de Besmayah fueran conocidas como “Base Gran Capitán” en honor a este soldado montillano que obtuvo su sobrenombre por aclamación de sus hombres durante la conquista de Roca Guillermo, en Italia.
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Ya en territorio nacional, Toledo y Loja fueron las dos ciudades cuyos tributos al virrey de Nápoles sobresalieron de forma notable. En el caso de la capital castellana, gracias a la magna exposición que puede visitarse hasta el próximo 31 de enero en el Museo del Ejército de Toledo y que abunda en la poliédrica figura de “un personaje que jugó un papel decisivo en la Historia de España al servicio de los Reyes Católicos” y cuyas aportaciones al arte de la guerra permitieron a la Corona española defender el Reino de Nápoles y mantener el control del Mediterráneo.
La muestra del Museo del Ejército de Toledo cuenta con la colaboración de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque de Montilla, que aporta ocho títulos, dos de los cuales fueron editados en la segunda mitad del siglo XVI. De esta forma, junto con el Libro de la Vida y Chronica de Gonçalo Hernandes de Cordoba, llamado por el sobrenombre el Gran Capitán, editado en 1555, el Museo del Ejército muestra hasta finales de enero un ejemplar único de la crónica titulada Las dos conquistas del Reyno de Nápoles, publicado en Zaragoza en el año 1559, en el que se narran las hazañas de Don Gonzalo y su relación con el rey Alonso de Aragón.
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La exposición El Gran Capitán, que también podrá visitarse el próximo año en Granada y Córdoba, arranca en los orígenes del personaje y se centra en las vicisitudes familiares y en su propio lugar de nacimiento, el castillo de Montilla, que en opinión de los promotores de la muestra, “en gran manera forjarían el carácter y la personalidad de Gonzalo Fernández de Córdoba”, muy marcado por su nacimiento en la frontera como segundo hijo de una familia y por su estrecha relación con la corte de Isabel y de los Reyes Católicos.
También Loja ha jugado un papel relevante en el Año de El Gran Capitán. La localidad granadina, en la que residió hasta sus últimos días Gonzalo Fernández de Córdoba, se convirtió, a propuesta del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, en capataz de honor de la Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, declarada de Interés Turístico Nacional, y en cuyo pregón, pronunciado por el historiador egabrense José Calvo Poyato, también se evocó la figura de uno de los grandes genios militares de la historia, que manejó por primera vez en el campo de batalla, y de manera combinada, efectivos de infantería, caballería y artillería, aprovechándose además del apoyo naval.
La ciudad más occidental de la provincia de Granada, con unas dimensiones muy parecidas a las de Montilla, acogió durante la primera semana de diciembre un amplio programa de actos en el que también tuvieron especial protagonismo los actos castrenses que, en Montilla, se concentraron fundamentalmente durante el mes de abril, cuando tuvo lugar una conferencia del general de División José Manuel Mollá Ayuso, un concierto de marchas militares y una jura de bandera para personal civil que tuvo lugar en la plaza Puerta de Montilla.
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Con todo, el broche de oro a los actos militares en la localidad de la Campiña Sur corrió a cargo de la Brimz Guzmán el Bueno X, con sede en Cerro Muriano, con un homenaje a los “soldados de todos los tiempos, encuadrados en los ejércitos de España, que un día lucharon con valor, sirvieron con lealtad y murieron con honor” que se desarrolló en el incomparable marco del castillo, lugar en el que vio la luz el militar montillano el 1 de septiembre de 1453.
“El Gran Capitán no ha muerto, ya que sigue y seguirá en el recuerdo de nuestras Fuerzas Armadas”, destacó el teniente general Francisco Javier Varela Salas, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, al término de un acto que congregó en el entorno de la antigua fortaleza a decenas de montillanos. Por su parte, el alcalde de Montilla reiteró el agradecimiento del Ayuntamiento y de la cátedra Gran Capitán a la Brigada y recordó que este homenaje suponía realmente “un punto y seguido” en la colaboración que mantendrán el Ayuntamiento y el Ejército para seguir difundiendo la figura de El Gran Capitán.
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No en vano, el Consistorio montillano está ultimando los detalles del nuevo museo monográfico dedicado a Gonzalo Fernández de Córdoba que abrirá sus puertas en las próximas semanas en la antigua fortaleza medieval que perteneció a los señores de Aguilar y que fue mandada demoler en 1508 por orden de Fernando el Católico, como castigo a la rebelde conducta del primer marqués de Priego. Un nuevo enclave que perpetuará el interés por la figura de un montillano universal.
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Con todo, su aportación al ámbito castrense está fuera de toda duda. "Desde el punto de vista militar, se trata de una figura muy relevante", comenta el general Ruiz Olmos, quien alude a las aportaciones de El Gran Capitán en aspectos como la organización de los ejércitos, el empleo de la artillería o la fortificación, cuestiones que se abordaron con profusión de detalles en las distintas jornadas celebradas no solo en Montilla sino también en Cabra, Córdoba, Sevilla, Madrid, Granada o Toledo, entre otras.
Pero los ecos del Año de El Gran Capitán han llegado muchísimo más lejos. Hasta Iraq nada menos. Y es que el Estado Mayor de la Defensa decidió que las instalaciones utilizadas por el contingente español en la base de Besmayah fueran conocidas como “Base Gran Capitán” en honor a este soldado montillano que obtuvo su sobrenombre por aclamación de sus hombres durante la conquista de Roca Guillermo, en Italia.
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La muestra del Museo del Ejército de Toledo cuenta con la colaboración de la Fundación Biblioteca Manuel Ruiz Luque de Montilla, que aporta ocho títulos, dos de los cuales fueron editados en la segunda mitad del siglo XVI. De esta forma, junto con el Libro de la Vida y Chronica de Gonçalo Hernandes de Cordoba, llamado por el sobrenombre el Gran Capitán, editado en 1555, el Museo del Ejército muestra hasta finales de enero un ejemplar único de la crónica titulada Las dos conquistas del Reyno de Nápoles, publicado en Zaragoza en el año 1559, en el que se narran las hazañas de Don Gonzalo y su relación con el rey Alonso de Aragón.
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También Loja ha jugado un papel relevante en el Año de El Gran Capitán. La localidad granadina, en la que residió hasta sus últimos días Gonzalo Fernández de Córdoba, se convirtió, a propuesta del alcalde de Montilla, Rafael Llamas, en capataz de honor de la Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, declarada de Interés Turístico Nacional, y en cuyo pregón, pronunciado por el historiador egabrense José Calvo Poyato, también se evocó la figura de uno de los grandes genios militares de la historia, que manejó por primera vez en el campo de batalla, y de manera combinada, efectivos de infantería, caballería y artillería, aprovechándose además del apoyo naval.
La ciudad más occidental de la provincia de Granada, con unas dimensiones muy parecidas a las de Montilla, acogió durante la primera semana de diciembre un amplio programa de actos en el que también tuvieron especial protagonismo los actos castrenses que, en Montilla, se concentraron fundamentalmente durante el mes de abril, cuando tuvo lugar una conferencia del general de División José Manuel Mollá Ayuso, un concierto de marchas militares y una jura de bandera para personal civil que tuvo lugar en la plaza Puerta de Montilla.
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“El Gran Capitán no ha muerto, ya que sigue y seguirá en el recuerdo de nuestras Fuerzas Armadas”, destacó el teniente general Francisco Javier Varela Salas, jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, al término de un acto que congregó en el entorno de la antigua fortaleza a decenas de montillanos. Por su parte, el alcalde de Montilla reiteró el agradecimiento del Ayuntamiento y de la cátedra Gran Capitán a la Brigada y recordó que este homenaje suponía realmente “un punto y seguido” en la colaboración que mantendrán el Ayuntamiento y el Ejército para seguir difundiendo la figura de El Gran Capitán.
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J.P. BELLIDO / REDACCIÓN
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR