Apenas cuatro meses después de que Montilla Digital alertara de un nuevo desplome en una de las cubiertas laterales de El Parador, el singular edificio situado en la avenida de Europa, en la salida norte de Montilla hacia la carretera nacional N-331, el Ayuntamiento ha comunicado a los propietarios del inmueble la necesidad de que actúen "bien para demoler, o en su caso restaurar, este edificio que cuenta con un nivel 2 de protección global", según indicó el Consistorio en un comunicado.
La vivienda, utilizada originariamente como casa de postas para las diligencias que recorrían Andalucía a finales del siglo XIX, presenta desde hace años un evidente estado de abandono como consecuencia de la falta de mantenimiento y de conservación, lo que ha empeorado el efecto que provocan las filtraciones de agua procedente de las lluvias.
Según un informe técnico elaborado por los servicios técnicos municipales, "el edificio está inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, presentando daños de consideración debido al agotamiento de los elementos estructurales y a la falta de conservación del mismo".
Así el informe municipal describe daños de consideración en la cubierta, degradación de los muros, desprendimiento de partes de la fachada y corrosión de elementos metálicos entre otros, concluyendo que “no es viable, ni técnica ni economómicamente, su rehabilitación mediante consolidación o sustitución, ya que supera el límite del deber normal de conservación”.
Este informe, en el que además se recomienda el vallado perimetral del edificio para evitar posibles accidentes es, según el comunicado remitido por el Consistorio, "a tomar la decisión de comunicar a los propietarios la necesidad de que actúen sobre este inmueble en la medida que aconseja el informe técnico".
Según el Ayuntamiento, "desde el año 1992 ya se tienen informes de que este edificio estaba inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, funcional y constructivamente, siendo éste irreversible en buena parte de sus elementos, el cual se ve acelerado por la antigüedad del mismo, las deficiencias constructivas de diseño, imprevisión de solicitaciones, baja calidad de algunos materiales y ejecución, propias de este tipo de construcción rurales".
Ante esta situación, "desde la Delegación de Urbanismo se ha tomado la decisión de solicitar a los propietarios que acometan la demolición de este edificio para evitar posible perjuicios en el futuro".
La decisión adoptada por el Ayuntamiento responde, según el comunicado municipal, a las "múltiples solicitudes de vecinos de Montilla que han mostrado su malestar por el estado de abandono en que se encuentra este inmueble, así como por las condiciones de salubridad y seguridad que presenta el mismo".
El propio cronista oficial de Montilla, José Rey, alertó el pasado mes de febrero sobre el estado de conservación del edificio que, al igual que otros enclaves montillanos, requiere de "soluciones imaginativas y posibles".
"Me preocupan la conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio material e inmaterial y, aunque soy consciente de la dureza de esta crisis, que se obstina en empequeñecer los horizontes, no me resisto a reclamar la búsqueda de soluciones para algunos de nuestros edificios más emblemáticos", dijo José Rey.
A juicio del cronista oficial de Montilla, enclaves como el arco de San Lorenzo, la casa de Teresa Enríquez, el palacio de los Duques de Medinaceli, La Tercia, el castillo o El Parador "necesitan actuaciones que van desde las más imprescindibles para su conservación, hasta aquellas encaminadas a su mantenimiento o puesta en valor".
Un edificio emblemático
El Parador de Riobóo es un antiguo caserío y lagar que pasó posteriormente a ser propiedad de las Bodegas Cobos y que, a finales del siglo XIX, contó con gran notoriedad, al ser un lugar de paso obligado para carruajes y diligencias.
El establecimiento fue inaugurado poco antes de 1840 y, según detalló Enrique Garramiola, fue levantado por "trabajadores escogidos entre condenados a prisión de buena conducta" que, de esta manera, redimieron el último periodo de encarcelamiento.
En la pasada década de los noventa, y a lo largo de once años, El Parador se convirtió en uno de los lugares de ocio de referencia para los jóvenes de la comarca, hasta que en agosto de 2003 abrió sus puertas la discoteca Jarata en el principal polígono industrial de la localidad.
Un año antes, la constructora montillana Hermanos Goce anunció su intención de llevar a cabo la ejecución del plan parcial residencial en el entorno de El Parador, tras la desestimación del proyecto por parte de la empresa toledana Parquijote, que dio en quiebra por dificultades económicas.
La actuación, que tenía previsto acometer la construcción de 92 viviendas de lujo, contemplaba la restauración de El Parador como hotel con 50 habitaciones y un palacio de congresos y exposiciones con capacidad para acoger a 1.500 participantes.
La vivienda, utilizada originariamente como casa de postas para las diligencias que recorrían Andalucía a finales del siglo XIX, presenta desde hace años un evidente estado de abandono como consecuencia de la falta de mantenimiento y de conservación, lo que ha empeorado el efecto que provocan las filtraciones de agua procedente de las lluvias.
Según un informe técnico elaborado por los servicios técnicos municipales, "el edificio está inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, presentando daños de consideración debido al agotamiento de los elementos estructurales y a la falta de conservación del mismo".
Así el informe municipal describe daños de consideración en la cubierta, degradación de los muros, desprendimiento de partes de la fachada y corrosión de elementos metálicos entre otros, concluyendo que “no es viable, ni técnica ni economómicamente, su rehabilitación mediante consolidación o sustitución, ya que supera el límite del deber normal de conservación”.
Este informe, en el que además se recomienda el vallado perimetral del edificio para evitar posibles accidentes es, según el comunicado remitido por el Consistorio, "a tomar la decisión de comunicar a los propietarios la necesidad de que actúen sobre este inmueble en la medida que aconseja el informe técnico".
Según el Ayuntamiento, "desde el año 1992 ya se tienen informes de que este edificio estaba inmerso en un proceso de deterioro general progresivo, funcional y constructivamente, siendo éste irreversible en buena parte de sus elementos, el cual se ve acelerado por la antigüedad del mismo, las deficiencias constructivas de diseño, imprevisión de solicitaciones, baja calidad de algunos materiales y ejecución, propias de este tipo de construcción rurales".
Ante esta situación, "desde la Delegación de Urbanismo se ha tomado la decisión de solicitar a los propietarios que acometan la demolición de este edificio para evitar posible perjuicios en el futuro".
La decisión adoptada por el Ayuntamiento responde, según el comunicado municipal, a las "múltiples solicitudes de vecinos de Montilla que han mostrado su malestar por el estado de abandono en que se encuentra este inmueble, así como por las condiciones de salubridad y seguridad que presenta el mismo".
El propio cronista oficial de Montilla, José Rey, alertó el pasado mes de febrero sobre el estado de conservación del edificio que, al igual que otros enclaves montillanos, requiere de "soluciones imaginativas y posibles".
"Me preocupan la conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio material e inmaterial y, aunque soy consciente de la dureza de esta crisis, que se obstina en empequeñecer los horizontes, no me resisto a reclamar la búsqueda de soluciones para algunos de nuestros edificios más emblemáticos", dijo José Rey.
A juicio del cronista oficial de Montilla, enclaves como el arco de San Lorenzo, la casa de Teresa Enríquez, el palacio de los Duques de Medinaceli, La Tercia, el castillo o El Parador "necesitan actuaciones que van desde las más imprescindibles para su conservación, hasta aquellas encaminadas a su mantenimiento o puesta en valor".
Un edificio emblemático
El Parador de Riobóo es un antiguo caserío y lagar que pasó posteriormente a ser propiedad de las Bodegas Cobos y que, a finales del siglo XIX, contó con gran notoriedad, al ser un lugar de paso obligado para carruajes y diligencias.
El establecimiento fue inaugurado poco antes de 1840 y, según detalló Enrique Garramiola, fue levantado por "trabajadores escogidos entre condenados a prisión de buena conducta" que, de esta manera, redimieron el último periodo de encarcelamiento.
En la pasada década de los noventa, y a lo largo de once años, El Parador se convirtió en uno de los lugares de ocio de referencia para los jóvenes de la comarca, hasta que en agosto de 2003 abrió sus puertas la discoteca Jarata en el principal polígono industrial de la localidad.
Un año antes, la constructora montillana Hermanos Goce anunció su intención de llevar a cabo la ejecución del plan parcial residencial en el entorno de El Parador, tras la desestimación del proyecto por parte de la empresa toledana Parquijote, que dio en quiebra por dificultades económicas.
La actuación, que tenía previsto acometer la construcción de 92 viviendas de lujo, contemplaba la restauración de El Parador como hotel con 50 habitaciones y un palacio de congresos y exposiciones con capacidad para acoger a 1.500 participantes.
J.P. BELLIDO / REDACCIÓN