25 de marzo del año 2012 después de Jesucristo. Toda España está ocupada por los Populares... ¿Toda? ¡No! Una Comunidad poblada por irreductibles andaluces que no vota "como Dios manda" resiste todavía el avance ornitológico.
El Sacro Imperio Popular se ha vuelto a estampar, una vez más, contra su Numancia particular. Cuesta comprender cómo una tropa compuesta en su práctica totalidad por vagos sesteantes, subsidiados, picaruelos de poca monta y paletos cocainómanos, se resista durante tanto tiempo al reformismo ilustrado de las más preclaras mentes de esta nuestra patria en la que, antaño, no se ponía el sol.
Y es que ha sido tal el rebote que se han cogido en las filas de la fiel infantería de la derecha mediática de este país (sociólogos, periodistas, piratas, analistas y demás jinetes del apocalipsis que deambulan por los espacios del "TDT Party") que, sin mostrar el más mínimo respeto por la decisión surgida de las urnas, durante una semana no se han dedicado a otra cosa que no haya sido insultar, menospreciar y denigrar tanto a Andalucía como a los andaluces.
El disparate llegaba a su punto álgido cuando Xavier Horcajo, periodista "Por la gracia de Dios" y autor de obras como JR. El tiburón, amenazaba con no volver a pisar Andalucía en los próximos cuatro años.
Esperemos que este desaire no se convierta en arrebato de despechado resentimiento con el votante andaluz y decida que no somos los suficientemente dignos para él y su canal y dejen de emitir en nuestra comunidad.
Xavier, no somos dignos de que emitas en nuestra tierra, pero una palabra tuya bastará para sanarnos. O, por el contrario, no, porque el andaluz, ya se sabe: miente hasta en las encuestas.
Pero si para Gabinete Caligari "la culpa fue del cha cha cha", para Francisco Rosell, sin embargo, la culpa de que Javier Arenas no fuera transportado en áulico carro tirado por blancos corceles hasta el sillón de San Telmo ha sido del millón y medio de cenutrios que le han dado su papelina (o su papeleta, que ya llega un punto en el que de tanto insistirnos cual gota malaya uno confunde conceptos) a los capos del puño y la rosa y de los casi 500.000 entre rojillos, perroflautas, yayoflautas o comunistas de tres al cuarto que han votado a IU.
La ecuación, para el periodista de El Mundo, es bien sencilla: dividan esos números entre cuatro y les dará como resultado el total de familias subsidiadas cuyos votos representan el justo pago por los servicios recibidos.
Entiéndalo, señor Rosell, treinta años de adoctrinamiento son muchos, ríase usted de las catequesis, y nos cuesta. Poco a poco. Mientras tanto, y a pesar de todo, se abren camino cuatro largos años en los que esperemos que ¡por Tutatis! el cielo no caiga sobre nuestras cabezas.
El Sacro Imperio Popular se ha vuelto a estampar, una vez más, contra su Numancia particular. Cuesta comprender cómo una tropa compuesta en su práctica totalidad por vagos sesteantes, subsidiados, picaruelos de poca monta y paletos cocainómanos, se resista durante tanto tiempo al reformismo ilustrado de las más preclaras mentes de esta nuestra patria en la que, antaño, no se ponía el sol.
Y es que ha sido tal el rebote que se han cogido en las filas de la fiel infantería de la derecha mediática de este país (sociólogos, periodistas, piratas, analistas y demás jinetes del apocalipsis que deambulan por los espacios del "TDT Party") que, sin mostrar el más mínimo respeto por la decisión surgida de las urnas, durante una semana no se han dedicado a otra cosa que no haya sido insultar, menospreciar y denigrar tanto a Andalucía como a los andaluces.
El disparate llegaba a su punto álgido cuando Xavier Horcajo, periodista "Por la gracia de Dios" y autor de obras como JR. El tiburón, amenazaba con no volver a pisar Andalucía en los próximos cuatro años.
Esperemos que este desaire no se convierta en arrebato de despechado resentimiento con el votante andaluz y decida que no somos los suficientemente dignos para él y su canal y dejen de emitir en nuestra comunidad.
Xavier, no somos dignos de que emitas en nuestra tierra, pero una palabra tuya bastará para sanarnos. O, por el contrario, no, porque el andaluz, ya se sabe: miente hasta en las encuestas.
Pero si para Gabinete Caligari "la culpa fue del cha cha cha", para Francisco Rosell, sin embargo, la culpa de que Javier Arenas no fuera transportado en áulico carro tirado por blancos corceles hasta el sillón de San Telmo ha sido del millón y medio de cenutrios que le han dado su papelina (o su papeleta, que ya llega un punto en el que de tanto insistirnos cual gota malaya uno confunde conceptos) a los capos del puño y la rosa y de los casi 500.000 entre rojillos, perroflautas, yayoflautas o comunistas de tres al cuarto que han votado a IU.
La ecuación, para el periodista de El Mundo, es bien sencilla: dividan esos números entre cuatro y les dará como resultado el total de familias subsidiadas cuyos votos representan el justo pago por los servicios recibidos.
Entiéndalo, señor Rosell, treinta años de adoctrinamiento son muchos, ríase usted de las catequesis, y nos cuesta. Poco a poco. Mientras tanto, y a pesar de todo, se abren camino cuatro largos años en los que esperemos que ¡por Tutatis! el cielo no caiga sobre nuestras cabezas.
PABLO POÓ