En el artículo anterior introducía los problemas que se están presentando, que no son pocos, en la Sanidad Pública. Esta semana sobrevolaremos el territorio de las pensiones y el de la escuela para repasar algunas de las dificultades que en estos momentos tienen sobre el tapete estas dos parcelas.
¿Pensiones? Ante la incertidumbre socio-económica que recorre Europa -y de forma más concreta, España- es lógico que el mundo de los pensionistas esté algo inquieto. Cobrar o no cobrar, esa es la cuestión. Las pensiones es absolutamente necesario preservarlas por encima de cualquier otro planteamiento. Expongo a continuación algunos motivos por los que es básico asegurarlas e incluso actualizarlas, en la medida de lo posible. Y desde luego, el Gobierno que ose disminuirlas que se prepare para las urnas.
El primer y principal motivo consiste en devolverles a los pensionistas parte de lo que han aportado al Tesoro. Supongo que nadie discute esta obviedad. Es de justicia. Gracias a las cotizaciones de esos pensionistas el sistema ha podido funcionar sobradamente.
El segundo y no menos fundamental, es que esos jubilados tienen derecho a seguir viviendo después de haber trabajado y cotizado un largo, largo tiempo de su vida. Vivir con cierta dignidad es necesario para ellos.
Otra razón, no por ello menos baladí, es que gracias a esas pensiones, muchos “hijos” sin trabajo tienen un techo y están comiendo. A estos becarios de pensionistas aún les iría peor si no contaran con la “¿caridad?” de sus ancestros.
Por otro lado, muchos pensionistas malviven, física y psíquicamente, con la rémora de hijos colgados a diversas dependencias (alcohol, droga, separaciones…) y les toca a ellos remendar dicho descosido.
Otro motivo que no se debe dejar de lado es el hecho de que esos pensionistas están colaborando con su poder adquisitivo, a veces ridículo, al mantenimiento de una economía tocada seriamente por retraimiento del consumo. Y por último, podemos argüir que nuestros pensionistas, muchos de ellos en buen estado físico y mental, son un sostén valioso en la educación de los nietos.
Podríamos aducir más razones que avalaran su bienestar, pero no se trata de hacer un vademécum sobre el tema. En contrapartida a lo expuesto anteriormente, adjunto una cita de hondo calado.
Como si fuera una burla macabra, la exministra Narbona se descolgaba hace ya algunas semanas con lo siguiente: “la recuperación del Impuesto de Patrimonio supone una cuantía que, en el momento en el que se barajaba la congelación de pensiones, hubiera permitido, posiblemente, no llevar a cabo esa medida”. Se refería a no congelar dichas pensiones en su momento. ¡Por favor, tocar el Impuesto de Patrimonio! ¡Impresentable! No hay vergüenza ni a derecha ni a izquierda.
En relación a la última razón citada, me hago eco de una información presentada por la Federación de Ayuda a la Drogadicción de CajaMadrid con el título Abuelos y abuelas... para todo. Percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos.
El informe habla de los abuelos-guardería. Se ocupan de los nietos el abuelo y la abuela. Insisto en ello, porque hace no más de medio siglo sólo se ocupaban de ellos las sufridas abuelas. Hasta en esta parcela, aparentemente insignificante, ha cambiado el mundo y hemos llegado a una “paridad” hombre-mujer.
Volvemos al “uso” de los abuelos como en el siglo pasado. Si los padres tienen la suerte de trabajar, en estos estrechos días que nos ha tocado vivir, alguien debe cuidar de los hijos. Y ahí están los abuelos todo-terreno para suplir -y en algunos casos “suplantar”- a los padres. Más motivos de peso para cuidar a nuestros pensionistas. ¡Aún son útiles!
El punto de partida de la investigación son unos recientes datos del Imserso revelando que el 50 por ciento de los abuelos cuidan a sus nietos casi a diario y el 45 por ciento, casi todas las semanas. ¿Quién cuidará de ellos cuando no puedan valerse?
Dicha investigación pretende revalorizar la labor del colectivo de abuelos y abuelas -antes los habríamos calificado de "viejos"- que están volviendo a criar y educar a unas criaturas a las que, por ley natural, les tocaría "malcriar". Este último calificativo lo uso con todo el cariño que se merecen los abuelos-canguro.
También denuncia el citado trabajo que “los abuelos y abuelas españoles se sienten ‘angustiados’ y ‘utilizados’ por unos hijos que delegan excesivamente en ellos, el cuidado y la educación de los nietos”. El dilema para ellos es cómo educar para poder coincidir, en lo posible, con las normas y expectativas que tienen los padres. Problema nada fácil de dilucidar.
Enseñanza o la Cenicienta
Lo que sería un asesinato es cercenar la Enseñanza. Está en juego el futuro del país en la persona de nuestros hijos. Un pueblo sin educación está abocado a desaparecer y ser engullido por cualquier otra cultura. Un pueblo analfabeto, inculto está irremisiblemente muerto de antemano, eso sí ¡es más manipulable!
El caso de la Educación es una cerbatana con proyectiles envenenados, un bumerán que masacrará a la larga a todos los implicados con buena o mala intención. La Enseñanza golpeará a medio y largo plazo a todas las partes afectadas.
Es éste un tema del que hay mucho que hablar pero ninguna de las partes está dispuesta a escuchar, a razonar para aproximar posturas. Lo peor que le ha ocurrido a nuestro sistema educativo es haberse enfangado en el campo de la miope política. La factura será terrible. ¡Al tiempo!
¿Una posible solución para no asesinar la enseñanza pública consistiría en suprimir ayudas y desgravaciones fiscales a la educación privada o concertada? Hay que conseguir dinero debajo de las piedras. Esta medida sería muy discutida, ¡intereses priman! pero podría valer.
Cito: “En el caso de la educación pública en Madrid bastaría con que el Gobierno regional dejara de financiar, con desgravaciones fiscales, la privada, porque con esa cantidad se podría cubrir el coste de los recortes que se están produciendo”. La cita vale para el resto del país.
La Educación debe ser sagrada pues en ella nos va el futuro. Pero ¡un pueblo inculto es más mangoneable! Cuando hablo de Educación me refiero a una educación integral y no sólo a enseñanza instrumental, que prepare a hombres y mujeres para enfrentarse a las diversas situaciones que se le presentarán en su vida, incluida la de posibles dirigentes. ¿Dirigentes salidos del pueblo? Un poco de respeto, ¡por favor!
Pero claro, la cantera de los dirigentes futuros la tenemos garantizada con los hijos de los privilegiados (de derechas y de izquierdas), que seguirán dando a sus retoños una completa y “vasta” educación en colegios de élite, la mayoría de veces fuera del país. Al resto los engañaremos con una somera preparación, mucha comprensividad, alguna que otra ridícula beca y mucho reality show, Princesa del pueblo, grandes hermanos y, cómo no, futbol casi todos los días de la semana.
Seguimos estando muy mal en educación. Suspendemos en conocimientos y sacamos sobresaliente en fracaso escolar. ¡Qué ironía! Hay que darle la vuelta a la tortilla y no debemos demorarnos en hacerlo. Han proliferado las leyes orgánicas sobre educación, pero no han resuelto nada. En un cuarto de siglo ha habido más leyes que en casi dos siglos. ¡Pacto de Estado sobre educación, ya!
En el interesante libro Hay alternativas, en relación a la educación proponen:
94. Fin del régimen de concertación con la enseñanza privada.
95. Aumento del gasto en educación hasta alcanzar la media europea en todas las comunidades autónomas.
96. Plan de choque para el mejoramiento de la condición laboral y social de maestros y profesores.
97. Plan de choque para la mejora de las enseñanzas de bachillerato y formación profesional y para combatir el fracaso y el abandono escolar en esos niveles.
¡Sin comentarios! Las propuestas son meridianamente claras y contundentes.
En resumen. ¿Que la situación de las finanzas públicas exige recortes? No lo discute ya nadie. ¿Que los ciudadanos tendremos que apretarnos algo más el cinturón? Deberemos asumirlo. El debate se desplaza a qué recortes hacer porque son prioritarios. Esto es lo que los diferentes gobiernos, central y autonómicos, nos deben explicar de forma clara a los ciudadanos. Pero Educación y Sanidad deben ser sagradas.
Enlaces de interés
Adjunto algunas direcciones de interés:
¿Pensiones? Ante la incertidumbre socio-económica que recorre Europa -y de forma más concreta, España- es lógico que el mundo de los pensionistas esté algo inquieto. Cobrar o no cobrar, esa es la cuestión. Las pensiones es absolutamente necesario preservarlas por encima de cualquier otro planteamiento. Expongo a continuación algunos motivos por los que es básico asegurarlas e incluso actualizarlas, en la medida de lo posible. Y desde luego, el Gobierno que ose disminuirlas que se prepare para las urnas.
El primer y principal motivo consiste en devolverles a los pensionistas parte de lo que han aportado al Tesoro. Supongo que nadie discute esta obviedad. Es de justicia. Gracias a las cotizaciones de esos pensionistas el sistema ha podido funcionar sobradamente.
El segundo y no menos fundamental, es que esos jubilados tienen derecho a seguir viviendo después de haber trabajado y cotizado un largo, largo tiempo de su vida. Vivir con cierta dignidad es necesario para ellos.
Otra razón, no por ello menos baladí, es que gracias a esas pensiones, muchos “hijos” sin trabajo tienen un techo y están comiendo. A estos becarios de pensionistas aún les iría peor si no contaran con la “¿caridad?” de sus ancestros.
Por otro lado, muchos pensionistas malviven, física y psíquicamente, con la rémora de hijos colgados a diversas dependencias (alcohol, droga, separaciones…) y les toca a ellos remendar dicho descosido.
Otro motivo que no se debe dejar de lado es el hecho de que esos pensionistas están colaborando con su poder adquisitivo, a veces ridículo, al mantenimiento de una economía tocada seriamente por retraimiento del consumo. Y por último, podemos argüir que nuestros pensionistas, muchos de ellos en buen estado físico y mental, son un sostén valioso en la educación de los nietos.
Podríamos aducir más razones que avalaran su bienestar, pero no se trata de hacer un vademécum sobre el tema. En contrapartida a lo expuesto anteriormente, adjunto una cita de hondo calado.
Como si fuera una burla macabra, la exministra Narbona se descolgaba hace ya algunas semanas con lo siguiente: “la recuperación del Impuesto de Patrimonio supone una cuantía que, en el momento en el que se barajaba la congelación de pensiones, hubiera permitido, posiblemente, no llevar a cabo esa medida”. Se refería a no congelar dichas pensiones en su momento. ¡Por favor, tocar el Impuesto de Patrimonio! ¡Impresentable! No hay vergüenza ni a derecha ni a izquierda.
En relación a la última razón citada, me hago eco de una información presentada por la Federación de Ayuda a la Drogadicción de CajaMadrid con el título Abuelos y abuelas... para todo. Percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos.
El informe habla de los abuelos-guardería. Se ocupan de los nietos el abuelo y la abuela. Insisto en ello, porque hace no más de medio siglo sólo se ocupaban de ellos las sufridas abuelas. Hasta en esta parcela, aparentemente insignificante, ha cambiado el mundo y hemos llegado a una “paridad” hombre-mujer.
Volvemos al “uso” de los abuelos como en el siglo pasado. Si los padres tienen la suerte de trabajar, en estos estrechos días que nos ha tocado vivir, alguien debe cuidar de los hijos. Y ahí están los abuelos todo-terreno para suplir -y en algunos casos “suplantar”- a los padres. Más motivos de peso para cuidar a nuestros pensionistas. ¡Aún son útiles!
El punto de partida de la investigación son unos recientes datos del Imserso revelando que el 50 por ciento de los abuelos cuidan a sus nietos casi a diario y el 45 por ciento, casi todas las semanas. ¿Quién cuidará de ellos cuando no puedan valerse?
Dicha investigación pretende revalorizar la labor del colectivo de abuelos y abuelas -antes los habríamos calificado de "viejos"- que están volviendo a criar y educar a unas criaturas a las que, por ley natural, les tocaría "malcriar". Este último calificativo lo uso con todo el cariño que se merecen los abuelos-canguro.
También denuncia el citado trabajo que “los abuelos y abuelas españoles se sienten ‘angustiados’ y ‘utilizados’ por unos hijos que delegan excesivamente en ellos, el cuidado y la educación de los nietos”. El dilema para ellos es cómo educar para poder coincidir, en lo posible, con las normas y expectativas que tienen los padres. Problema nada fácil de dilucidar.
Enseñanza o la Cenicienta
Lo que sería un asesinato es cercenar la Enseñanza. Está en juego el futuro del país en la persona de nuestros hijos. Un pueblo sin educación está abocado a desaparecer y ser engullido por cualquier otra cultura. Un pueblo analfabeto, inculto está irremisiblemente muerto de antemano, eso sí ¡es más manipulable!
El caso de la Educación es una cerbatana con proyectiles envenenados, un bumerán que masacrará a la larga a todos los implicados con buena o mala intención. La Enseñanza golpeará a medio y largo plazo a todas las partes afectadas.
Es éste un tema del que hay mucho que hablar pero ninguna de las partes está dispuesta a escuchar, a razonar para aproximar posturas. Lo peor que le ha ocurrido a nuestro sistema educativo es haberse enfangado en el campo de la miope política. La factura será terrible. ¡Al tiempo!
¿Una posible solución para no asesinar la enseñanza pública consistiría en suprimir ayudas y desgravaciones fiscales a la educación privada o concertada? Hay que conseguir dinero debajo de las piedras. Esta medida sería muy discutida, ¡intereses priman! pero podría valer.
Cito: “En el caso de la educación pública en Madrid bastaría con que el Gobierno regional dejara de financiar, con desgravaciones fiscales, la privada, porque con esa cantidad se podría cubrir el coste de los recortes que se están produciendo”. La cita vale para el resto del país.
La Educación debe ser sagrada pues en ella nos va el futuro. Pero ¡un pueblo inculto es más mangoneable! Cuando hablo de Educación me refiero a una educación integral y no sólo a enseñanza instrumental, que prepare a hombres y mujeres para enfrentarse a las diversas situaciones que se le presentarán en su vida, incluida la de posibles dirigentes. ¿Dirigentes salidos del pueblo? Un poco de respeto, ¡por favor!
Pero claro, la cantera de los dirigentes futuros la tenemos garantizada con los hijos de los privilegiados (de derechas y de izquierdas), que seguirán dando a sus retoños una completa y “vasta” educación en colegios de élite, la mayoría de veces fuera del país. Al resto los engañaremos con una somera preparación, mucha comprensividad, alguna que otra ridícula beca y mucho reality show, Princesa del pueblo, grandes hermanos y, cómo no, futbol casi todos los días de la semana.
Seguimos estando muy mal en educación. Suspendemos en conocimientos y sacamos sobresaliente en fracaso escolar. ¡Qué ironía! Hay que darle la vuelta a la tortilla y no debemos demorarnos en hacerlo. Han proliferado las leyes orgánicas sobre educación, pero no han resuelto nada. En un cuarto de siglo ha habido más leyes que en casi dos siglos. ¡Pacto de Estado sobre educación, ya!
En el interesante libro Hay alternativas, en relación a la educación proponen:
94. Fin del régimen de concertación con la enseñanza privada.
95. Aumento del gasto en educación hasta alcanzar la media europea en todas las comunidades autónomas.
96. Plan de choque para el mejoramiento de la condición laboral y social de maestros y profesores.
97. Plan de choque para la mejora de las enseñanzas de bachillerato y formación profesional y para combatir el fracaso y el abandono escolar en esos niveles.
¡Sin comentarios! Las propuestas son meridianamente claras y contundentes.
En resumen. ¿Que la situación de las finanzas públicas exige recortes? No lo discute ya nadie. ¿Que los ciudadanos tendremos que apretarnos algo más el cinturón? Deberemos asumirlo. El debate se desplaza a qué recortes hacer porque son prioritarios. Esto es lo que los diferentes gobiernos, central y autonómicos, nos deben explicar de forma clara a los ciudadanos. Pero Educación y Sanidad deben ser sagradas.
Enlaces de interés
Adjunto algunas direcciones de interés:
- La clase social puede marcar la diferencia entre disfrutar de los nietos o sentirse “utilizados” por los hijos
- Comprensividad
PEPE CANTILLO